“Necesitamos audiencias críticas que exijan cambios”
Manifestó Hugo Muleiro, periodista e integrante de la Dirección de Promoción y Capacitación de la Defensoría del Público, en su paso por la ciudad para brindar un taller sobre tratamiento de noticias policiales/seguridad/violencia institucional dirigido a estudiantes de periodismo. Desde la Defensoría brindan herramientas a los medios para abordar correctamente distintas temáticas, y a las audiencias para advertir situaciones que vulneren sus derechos.
“El concepto que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual trae es que la comunicación es una interacción, actores con derechos y posibilidades de accionar e incidir en la comunicación que se realiza. La Defensoría existe para representar esos derechos e intereses”, también para lidiar con “discursos ofensivos, personas que pudieran ser discriminadas, agendas informativas que no sean inclusivas –esa mirada estigmatizante sobre otro sector social como suele suceder con la niñez y adolescencia en nuestro país-”, comentó el periodista en FM De la Calle.
De hecho, la institución realiza desde 2013 una medición de noticieros (producto que más se reproduce en Argentina) en los cinco canales abiertos de Buenos Aires: “En el relevamiento lo mejor que ha pasado cuantitativamente es que del total de noticias estudiado, la presencia de niñez y adolescencia está entre 2,5% y 4,5%. Hablamos de invisibilización, salvo cuando están haciendo algo malo o son víctimas de delito”. En su opinión la obtención de mejoras comunicacionales respecto a este grupo es “mucho más lenta”.
Además, respecto a si las noticias policiales son posicionadas por los medios o ‘es lo que quiere la audiencia’ comentó que “hay porciones significativas de las audiencias que tiene predilección por esas noticias, puede variar según climas sociales/políticos/comunicacionales. Este requerimiento de las audiencias alimenta la factura mediática de la noticia escabrosa, el sensacionalismo. Ahora estaríamos en un pico de presencia de noticias policiales o vinculadas con (in)seguridad”.
Muleiro aseguró que “es un problema” porque la preocupación en las personas existe por hechos de la realidad. Pero “hay una sobre construcción, dependiendo de cada medio y comunicador. Hay épocas donde se exacerba la presencia mediática de este problema y otras que –por cuestiones tácticas de la política– retiran el tema; pero no han logrado que la sensación se extinga en la población”.
Mencionó que el problema en el sistema mediático en general, que amerita intervención de la Defensoría del Público, es que se entremezcla la realidad con el mensaje comunicacional, y éste es reproducido acríticamente. “Como comunicador, no esperaría que la policía me traiga un informe objetivo; tengo que tomar distancia y no reproducirlo como viene”, ejemplificó.
Al respecto apuntó: “Habría que poner en marcha un proceso de elaboración que nos permita adquirir la conciencia de que como audiencias tenemos posibilidades de participación y reclamos hacia los discursos imperantes para tratar de modificarlos. La principal palanca para que un medio de comunicación se corra de un determinado desempeño es su propia audiencia. Necesitamos audiencias críticas que exijan cambios”.
La defensoría lleva cinco años trabajando y “hay un progreso esperanzador de la conciencia de las audiencias de que son personas con derechos y, si están en la casa y un señor dice cualquier cosa por radio o tele, se puede poner en discusión. Esa porción de audiencia que va creciendo es activa, hoy hay reclamos por discursos discriminatorios –sobre todo contra la mujer–”.
Respecto a la Ley Corta, Muleiro comentó que la Defensoría realizó una reunión con especialistas en el Congreso y de las opiniones reunidas surgió “una mirada muy crítica hacia la concentración. El temor es que este tipo de iniciativas propiciaron una concentración todavía mayor a la que ya padecíamos”. También coincidieron en advertir que, a partir de mecánicas de concentración que crean actores con un poder virtualmente ilimitado, el derecho a la comunicación retroceda en la Argentina.
“Una empresa que venga y ofrezca todo el paquete de comunicación que el mundo te dice que necesitas para existir (el quíntuple play) va a generar actores poderosos que van a poder ofrecer todo eso, “quizás con manejos tarifarios que le van a permitir ser arbitrarios donde no tengan competencia y aplastarla donde la tengan. La situación es de mucha preocupación”, concluyó.