#NoalDragado: la salud y el sufrimiento ambiental

El médico y columnista de FM De la Calle, Horacio Romano, recordó su participación como integrante de la Aukan Asamblea Ambiental del Sur en la lucha contra el dragado.

“El planteo ya estaba dado por los vecinos de Cerri que también estaban presentes, no podían tener el futuro de Ingeniero White. Eso me quedó siempre grabado porque el tema de White siempre fue algo escondido, un tema ninguneado, pero resulta que un tiempo después -cuando se hizo el censo de salud de Ingeniero White- creo que algunos de nosotros terminamos de comprender muchas de las cuestiones. En el centro de White había muchas casas que estaban vacías. No nos tendría que llamar la atención, siempre decimos que, por ejemplo, sacar un crédito hipotecario en White no se puede porque se considera de alto riesgo. El capital tiene claro que Ingeniero White es de alto riesgo para inversiones pero no para las personas”, dijo a FM De la Calle.

Comentó “desde agosto a noviembre de 2011 empezó la asamblea una actividad febril con mucho trabajo de todos los integrantes, mucha gente se acercó en ese momento a Aukan. Fue el trabajo con las otras organizaciones ambientales, conservacionistas y demás, y los propios vecinos de White y Cerri que se sumaron a la lucha con cortadas de ruta, movilizaciones, asambleas, hasta que todo desembocó en esa maratónica asamblea de noviembre del 2011”.

“La inquietud que teníamos era el deterioro de la calidad de vida de los vecinos de Cerri, porque una de las cosas que no se tenía en cuenta en aquel momento ni se tiene en cuenta hoy mundialmente es el sufrimiento, el sufrimiento ambiental, el estado de angustia y ansiedad que te dan las malas condiciones ambientales. Porque las emanaciones de gases tóxicos, la movilización de barro formando cuatro o cinco pisos de alto, sumado al viento, iba a parar para todos lados incluso para Bahía Blanca”, explicó Romano.

“El estado de angustia y ansiedad después lo vimos en el censo, recuerdo conversar con gente que me decía ‘espero que el día que explote me encuentre junto a mi pareja’, dando por hecho que era totalmente factible que pudiera explotar el buque gasificador y arrasarlos. Eso pensado todos los días y en todo momento realmente da una calidad de vida muy mala. Esto es lo que planteamos entre muchas otras cuestiones como los ruidos”, comentó.

Destacó que “lo más interesante fue que la academia hizo punta con todo esto, lo cual les dio respaldo a las organizaciones ambientales, siendo ninguneadas en general, para que el reclamo sea más válido. Lo decía la academia y tenía otro valor. Hoy, si bien el pensamiento ambiental está más distribuido en la población en general, me parece que la lucha en sí se ha ido diluyendo, quiero pensar que ante situaciones concretas la respuesta vuelva a tomar cuerpo”.

Analizó que “en nuestro país los motivos de preocupación son tantos -y todos valederos- que el día a día nos lleva a patadas en el traste y la visión a futuro nos queda tan lejana que nos preocupamos porque tenemos que comer y después veremos qué es lo que hacemos”.

En última instancia dijo: “Es cierto que hay compañeros de lucha que hoy están en situación político partidaria de alguna manera más comprometidos con el gobierno local y de alguna forma ha bajado la intensidad en ellos. En aquel momento era una oposición a un gobierno de otro signo político, peronista, en la provincia también, y hoy capaz que se sienten más inhibidos si tienen que ir contra algunos intereses que tocan al gobierno actual que en las urnas han sacado una buena cantidad de votos, hay algo de eso. La movilización se puede hacer, se hizo y sirvió para frenar un proyecto que hubiera sido catastrófico”.

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