¿Quién paga la segunda ola?

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Días atrás se conformó una multisectorial para discutir la implementación de una tasa especial de emergencia en el ámbito municipal para afrontar la crisis que atraviesa la ciudad producto de la pandemia.

Se trata de un aporte económico de parte aquellos sectores que se beneficiaron durante el último año, el cual se destinaría a paliar las necesidades de sectores vulnerables y afectadas por el receso económico.

“Si no se pone reparo para solventar la crisis el riesgo de inestabilidad política y social es real, no acá, sino en el mundo. Lo que interesaba pensar desde lo local es cómo se puede hacer para apuntalar esto dado que a nivel nacional no hay previstas nuevas inyecciones de ayuda social”, comentó el economista y columnista de FM De la Calle, Francisco Cantamutto.

Agregó que “hay varios municipios de la provincia de Buenos Aires que aprobaron tasas extraordinarias: 25 de mayo, Castelli, Lavalle, Hurlingam, Lanús, Laprida, Trenque Lauquen, 3 de febrero y Vicente López. Hay algunos gobernados por el Frente e Todos, por Juntos por el Cambio o por el radicalismo”.

El economista destacó que en esos casos “se aprobaron distintas imposiciones sobre sectores que percibieron ganancias y se distribuyó a sectores que necesitan ayuda. La mayoría fue para solventar la ayuda sanitaria -compra de insumos, materiales, bonos para trabajadores de la salud-; para subsidiar pymes; comprar de alimentos; bonos para trabajadores municipales; e incluso para aumentar las partidas sociales. Se les ha cobrado a productores rurales, a distribuidores comerciales a gran escala y empresas de servicios públicos”.

“El municipio gastó 60 millones de pesos para atender la pandemia. En un presupuesto de 12.400 millones de pesos es un chiste, menos del 0.5%. La mayor parte se fue a compras de alimentos, productos de limpieza, con lo cual las necesidades que hay para atender en la segunda ola, ameritan pensar una tasa extraordinaria”, dijo.

¿Cómo se define qué sectores aportan?

“Depende de la propia multisectorial. Para cobrarlo hay que tener en cuenta sectores que hayan estado ganando: bancos, el polo. Pero también la posibilidad de definir con claridad quiénes son los sujetos y cobrarles.

Hay sectores que ganaron en años anteriores por las políticas públicas y, también en el año pasado, por ejemplo, el sector financiero. Este mismo año la construcción recibió un conjunto de beneficio fiscales asombroso, es un sector activo y que podría hacer una contribución”.

¿Es difícil de implementar?

“No debería ser complicado, no es un nuevo impuesto. Es elevar la tasa de lo que ya existe. O una suma fija por concepto de equis cantidad de pesos a quienes tienen una superficie comercial mayor a tal tamaño o explotación mayor a tal tamaño.

No por colocar una sobretasa en alguna actividad se va a provocar que alguna inversión no llegue. Si se le cobra una tasa al puerto o al polo no se van a levantar y se van a ir. No es cierto que se desincentiva la inversión.

La información es la que dispone el municipio, lo único que hace falta es la voluntad política”.

¿Hoy a dónde está esa ganancia, a dónde va?

“A nivel nacional ha habido emisión de deuda a grandes tasas de interés que capta estas ganancias, por eso ganan dinero de la mano de la emisión de deuda del Estado que busca evitar que fueran a correr al dólar paralelo. Otra parte es la construcción, hay programas de blanqueo en la construcción para hacer esto”.

¿Puede repercutir en la reactivación de la economía local?

“En general todo el gasto distributivo que se hace en sectores vulnerables se vuelve a gastar en lo local. El beneficio del blanqueo de la construcción puede ser en Bahía o en otro lado, pero estas ayudas lo más certero es que se destinen al comercio local, con lo cual reactiva la económica local”.