Refugiados en Bahía: volver a empezar

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Omar Asad, integrante de la comisión directiva de la Sociedad Sirio Libanesa de nuestra ciudad, relató en FM De la Calle cómo es la vida de cuatro personas refugiadas que se instalaron en Bahía Blanca semanas atrás: Miral, un hombre de 37 años; Heikel y Roy, quienes concurren a las escuelas medias de la universidad y Ahlam la madre de los dos adolescentes.

Miral participó en la guerra que se desató en Siria el año 2011. Asad comentó que “no era militar de carrera” (estudió Economía en la universidad) y estuvo como soldado en el ejército oficial de Siria. Recibió cuatro heridas juntas de armas y dice que ‘Dios lo salvó’. “Todos esperan que sean musulmanes pero ellos  son católicos ortodoxos”.

“Tenía una vida de clase media pero, por lo que cuenta, ni la casa ni los bienes familiares han quedado en pie. Se recuperó y consiguió la posibilidad de venir porque la mamá es hija de árabes pero nació en Córdoba y a los nueve años volvió a Siria donde se casó con el padre de Miral”, mencionó Asad.

La llegada de lxs cuatro a Bahía Blanca es “gracias a la gestión de la presidenta de la Sociedad Sirio Libanesa, Susana Schbib, quien los apadrinó. Cumplió con todos los requisitos y pudo facilitarles la permanencia legal. También les facilitó una propiedad que tenía en desuso, les queda aprender bien el castellano y conseguir trabajo lo más pronto posible”.

Sobre Siria le comentaron a Omar que “era un país ‘normal’ hasta esta guerra civil que es devastadora. [Miral] me señalaba que lo que vemos por televisión es el tamaño de una uña de lo que pasa en realidad”.

Mientras mejoran su castellano y consiguen trabajo, lxs refugiadxs cocinan y venden comidas típicas de su país.