Watu: Hace falta un verdadero giro institucional de la UNS
(Por Astor Vitali) En la tarde de hoy, sobre el ala de ingeniería de la UNS, un grupo de personas que compartieron amistad con Watu, joven asesinado por la Triple A dentro del edificio universitario de la UNS, junto a militantes de cultura comunista y organizaciones invitadas o que se acercan, le hablaron al futuro.
Watu era guitarrero, estudiante, tío, amigo, amante, comunista. Estaba por asumir como presidente de la Federación Universitaria del Sur. Podríamos decir que no hubo después de esa federación ninguna organización gremial estudiantil que propusiera un programa para la universidad y para su sociedad.
A su vez, hubo actos institucionales donde se plantea el rechazo al horror de la violencia y asesinato dentro de la universidad pública y de las organizaciones para militares en general. Pero en esos actos no se reivindica lo que dio sentido a su muerte: el proyecto por el cual se las jugó.
Enhorabuena la universidad pública toma como parte de su agenda institucional el 3 de abril, como la hace desde 2006. Durante mucho tiempo la negó. Pero hay distintitas formas de negación. Porque ratificar como docentes a quienes participaron del paramilitarismo y del terrorismo de estado convierte de un acto maniqueo la reivindicación pública de su figura mientras exista la reivindicación concreta de sus ejecutores. Algunos se jubilaron sin mayor problema.
A su vez, en el acto se lanzó una campaña para exigir que la UNS, en su carácter de querellante, se ponga a la cabeza de quienes le reclamen al estado democrático argentino que ponga fecha al juicio por los crímenes de Triple A.
En temas tan caros a la memoria, como los de lesa humanidad, no hay lugar para matices. En estos temas, el silencio es reivindicación de lo opuesto y la inacción es favoritismo por el victimario. En otras palabras, no señalar públicamente equivale a proteger. Proteger personeros del terror al frente de aulas con jóvenes de hoy en plena democracia.
Además de todo lo explícito y evidente de los planteos anteriores de este comentario, hay otra manera de reivindicar a los asesinos del estudiante Cilleruelo: ratificar el modelo universitario antipopular contra el que luchó, es decir, el que impusieron sus victimarios.
En el marco del debate universitario actual, ningún gobierno universitario propuso ni propone, aunque sea tangencialmente, la discusión política del rol de la universidad en el marco de su sociedad, en función del bien común. Sí realizaron grandes esfuerzos para obturar posiciones éticas y lograr los acuerdos para recibir fondos de empresas como YMAD. Ni que hablar de sus vínculos con los sectores de poder económico. Para eso sí les aparece la militancia. Para lo demás “administran”.
Hoy, según resolución de la última sesión plenaria del Consejo Superior Universitario, la UNS descubrió la señalización de una calle interna del predio universitario con el nombre de David Watu Cilleruelo y entregó documentación recientemente hallada por el Archivo de la Memoria de la UNS a la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca. Se trata de boletines de prensa de 1975 que podrán ser agregados al material probatorio que sustenta las causas.
Si la nueva gestión universitaria pretende credibilidad en torno a su discurso de preocupación por la calidad académica de la mano de la inclusión estudiantil, es menester que dé un giro institucional y se ponga al frente de la lucha contra la impunidad tanto en términos judiciales (en su carácter de querellante) así como de las declaraciones y campañas públicas que sean necesarias para que, mediante la presión institucional y social, aporten a revertir la injusticia de un asesinato escandaloso que ya lleva 44 años de impunidad.