“La ciudad se tiene que rearmar con narrativas que incluyan el dolor”
A partir de una serie de textos en los cuales sugiere al barro como lenguaje en la post inundación, conversamos con el psicólogo social Jorge Cascallar. “Nos pasó a todos. No hay nadie que no la haya sufrido. Entonces, ¿cómo nos miramos? ¿cómo nos empezamos a horizontalizar y a formar algo colectivo?”, interroga. La solidaridad como proceso de elaboración.
“El humano no viene con la capacidad de afrontar determinadas catástrofes. No es tan fácil tramitar eso. Sobre todo con pérdidas que fueron enormes en la ciudad. No podemos fingir demencia y que todo siga igual. Todo no va a seguir igual. Va a haber sectores que obviamente les cuesta hasta dormir”, asegura a poco más de un mes de la inundación que provocó 17 muertes, una niña aun desaparecida e incontables daños materiales y emocionales.
Cascallar afirma que Bahía Blanca tendrá que rearmarse con narrativas que incluyan ese dolor. “Cómo escuchar es un problema. Cómo contener es un problema. Y cómo construir una narrativa que sea colectiva también es un problema”.
“La magnitud, si no se entiende, genera problemas. Y esos problemas tarde o temprano salen, como sale la bronca, como salen las quejas, que son legítimas en un punto y en otro punto no hay una narrativa que diga, che, hicimos todo esto y estamos haciendo todo esto. ¿Cómo nos acompañamos en este padecer?”.
“Todos sabemos que hubo barro, todos sabemos que se rompieron casas, que entró el agua. Sabemos todo eso y lo repetimos y lo repetimos y lo repetimos. El problema de la repetición es que se sigue repitiendo. El problema es cuándo lo aceptamos. Y es un fenómeno psicosocial, no es un fenómeno que podamos en un instante trabajarlo. Hay que seguir trabajando”.
Subraya que tal vez lo material sea lo de menos. “Esa angustia, no solamente la del objeto, sino la de haber sido arrasado con todo lo que vos conocías, cambia todo. Cambia tu realidad, cambia tu marco narrativo sobre la ciudad, cambia los vínculos. Gente que no conocías te ayudó más que la gente que conocías, aunque no sabías dónde estaba, porque estuvimos incomunicados, a oscuras, con agua, pasamos la peor. Y ahí es donde se ve la cantidad inmensa de gente de Bahía Blanca que laburó para sostener que por lo menos se pudiera comer”.
Cascallar sostiene que estallaron las dimensionalidades de lo real, no hay marco simbólico, no hay lenguaje que proteja. Lo posible no alcanza. Y lo que no alcanza, no alcanza. “Aceptemos que no alcanza y suframos juntos de última. Por eso pongo casi al final que un abrazo no tiene que ser explicado en la explicación, sino que el abrazo es en sí mismo, pueden ser palabras que abracen también. Hay palabras que abrazan y eso ayuda, pero no demos demasiadas explicaciones, porque la explicación lo único que hace es repetir, repetir, repetir para seguir en el mismo lugar. El dolor va a seguir, o la crítica hacia un cura, hacia el intendente, hacia lo que sea, lo único que genera en realidad es más ruido y no la elaboración ni la aceptación de lo que pasó”.
“Aquello que no se puede nombrar o que no se puede cualificar, el lenguaje lo va a traducir de alguna forma. No hay otra alternativa. Y el dolor sale. Cuando sale puede ser muy brutal, acá por suerte no salió con esa virulencia que ha salido en otras partes del mundo. (…) El poder pensar y el poder reflexionar que hay cosas que el humano no puede, es parte del proceso de elaboración. (…) Se hizo lo que se pudo en un momento de crisis, y en un momento de crisis con que no nos despersonalicemos, ya es un éxito”, dice.
Opina que llegará el momento de la unificación de una narrativa sobre lo sucedido el 7 de marzo. “Bahía Blanca se olvidó de que era una ciudad que se inundaba y hay que retomar esa memoria, esas narrativas de cómo salía la gente de Villa Mitre, por ejemplo, con el tema de las inundaciones”.
“Por eso salen los mitos, por eso salen esas cuestiones que hacen ruido, que dicen que le están entregando la mejor ropa a alguien porque está cerca. Y eso es una falacia muy fácil de comprobar además, porque sobró ropa y sobra y hay ropas en cantidades. Ese tipo de cosas no salen porque hay gente mal pensada, sino que salen por el mismo dolor. Y lo importante es interpretar eso para poder saber cómo laburarlo”.
Habla del problema de la exigencia de respuesta. “Cuando vos estás mal vos exigís cosas que son medio delirantes pero las exigís”. Y resulta que la exigencia es de los dos lados, por ejemplo el o la laburante pública que puso su vida en función de la emergencia. “El problema es cómo modelar eso, cómo racionalizarlo y cómo hacer que no sea emocional, que no sea un reclamo donde atrás haya una angustia muy poderosa. Y eso se tiene y se va a elaborar tarde o temprano, los curas, los pastores, empezaron a trabajar con esto. No solo las escuelas. Pero, pero, pero, siempre quedan espacios donde falta esta posibilidad de reflexión”.
“Lo que vos proyectás es lo que a vos te duele. Y lo que duele lo vas a encontrar en el otro porque vos lo proyectás, no porque el otro sea eso. (…) La puteada tiene que rebotar y poder decir con el tiempo, che, ¿a quién estás puteando? (…) Si se toma personal es una cagada”.
Para Cascallar “estamos muy acostumbrados en esta época a no resolver los conflictos. Por eso el individualismo totalitario funciona tan bien, porque en realidad vos pensás en la meritocracia, pensás en mi camino, no me importa a nadie más. Genial, no resolviste ningún problema. Tenés un problema que es gravísimo. Entonces van a subir la sociopatología. ¿Por qué? Porque si o si te vas a angustiar solo, te van a pasar cosas que no tenés cómo solucionarlas y no tenés una respuesta como tenían nuestros viejos, equivocada o no, de cómo resolver problemas”.
¿Y qué hacemos con la solidaridad? Las y los miles de pibes y pibas, personas adultas, que trabajaron, limpiaron, sacaron barro, organizados, sueltas. “Eso si no lo cualificás queda como un tiro de francotirador, no es solidario porque lo haya hecho, es solidario porque tiene que entender que estuvimos todos en la misma y eso es lo difícil. ¿Podemos decir Bahía Blanca es solidaria porque pasó eso o no? El pibe y el adulto tiene que sentir que en esta estamos todos juntos, el barco se hundió y sobrevivimos. Entonces si vos limpiaste el barco porque se hundió y pensaste que con eso hacías algo, genial. Ahora, el problema es que eso no alcanza, tenemos que decir, el barco se hundió y era nuestro, lo limpiamos, quedó bárbaro, ahora ¿cómo seguimos? La idea de la solidaridad tiene que ver con la reflexión, no con el acto”.
Explica que “el concepto de solidaridad en Bahía Blanca es asimétrico, no lleva a un proceso de reflexión. Y en realidad tenemos que reflexionar sobre eso, porque la acción no genera por sí sola la posibilidad de solidaridad. Porque ser solidario significa que yo entiendo lo que hice en la magnitud y ayudo a que a mí y al otro”.
Cita a uno de sus maestros, Alfredo Moffatt: “Me decía, si la posibilidad de ayudar al otro no está en vos, no lo vas a tener. El problema es que si no lo pensás, lo vas a repetir. Entonces cualquier acto que uno haga con un otro, tiene que ser similar a lo que nosotros pensamos y escuchamos. Y eso es re difícil de hacer. Por eso la solidaridad es un proceso de elaboración, no es un proceso actitudinal. La conducta la obtenés en un momento determinado. El problema es si eso te lleva a reflexionar”.
Cascallar adelantó que en cada rincón de la ciudad aparecerán múltiples historias de la inundación: “El problema es si estamos preparados para escucharlas como sociedad, si estamos preparados para en un tiempo que vuelvan a escucharse y que vuelvan a hacerse manifestaciones o lenguajes artísticos o lo que sea, va a haber seguramente desde canciones hasta muestras que van a tener que ver con esto que van a ayudar muchísimo. Porque el lenguaje artístico lo que hace es la posibilidad de pensar, nos hace poder reflexionar”.