Hace 50 años Aquelarre y el Litto Nebbia Trío protagonizaban un concierto histórico en Bahía Blanca

Medio siglo atrás, y antes de partir hacia Europa, ambas bandas llegaban al estadio Norberto Tomás para consolidar una alianza que aún perdura como una de las más memorables de la década del setenta. Muchos recuerdan esa jornada como el “Aquenebbia” o el “Littolarre”, un juego de palabras que selló una performance inigualable de rock progresivo y jazz fusión. (Escribe Javier Tucci)

Pasen y descubran testimonios de jóvenes rockeros de la época, de músicos locales que estuvieron presentes en ese quiebre musical y de la palabra del guitarrista Héctor Starc, quien rememoró su viaje de ida y vuelta con anécdotas que no querrán perderse. Además, ofrecemos un bis con archivos periodísticos, fotos y un sueño colectivo: el de digitalizar una cinta que contiene este mágico show de cuatro horas.

Aquelarre y el Litto Nebbia Trío comenzaron a sonar juntas el 22 de febrero de 1975 en el estadio de Quilmes. Lo mismo ocurrió en Morón en marzo y luego en varios estadios de fútbol, microestadios de básquet como el Norberto Tomás y algunos teatros. Todo estipulado con un único objetivo: el de unir proyectos disímiles desde la buena onda que existía entre sus integrantes desde la formación, en 1972, de una asociación de músicos independientes de nombre A.M.A.R. (Agrupación de Músicos Argentinos de Rock), que generó un trampolín hacia la organización de mini festivales que duraban hasta cuatro horas, donde se animaban a intercambiar y versionar temas de unos y otros con fusiones y cruzamientos progresivos y jazz fusión que terminaban en zapadas únicas.

Para 1975, Litto ya era considerado un socio vitalicio en Bahía Blanca. Había aterrizado por primera vez junto a Los Gatos en 1968, y nuevamente en los carnavales de Villa Mitre, en febrero de 1970, de la mano de Elio Sieli. Regresó en 1973 al Teatro Municipal, gracias al incipiente colectivo de jóvenes productores. Durante 1974 fue contactado para dar una serie de conciertos tanto en Bahía Blanca como en Punta Alta, junto a su trío, conformado por Jorge “el Negro” González (contrabajo), Néstor Astarita (batería) y su pareja en aquellos años, la poeta y letrista Mirtha Defilpo. Con ellos presentó Melopea, su sexto álbum solista, publicado en junio de ese año. Cabe resaltar que el concierto que llevó a cabo el trío en diciembre de 1974, en la cancha de básquet del club Rosario Puerto Belgrano de Punta Alta, contó con la participación telonera de Horus, un ensamble de músicos puntaltenses y bahienses. En sus comienzos, el grupo de rock progresivo estaba conformado por Memo Galassi (bajo), Jack Castillo (batería), Víctor Volpe (piano) y Luis Mayol (guitarra y voz), a quienes luego se les sumaron Drácula Gerber (saxo tenor) y José María Arens (flauta y guitarra).

La llegada de Litto a Bahía Blanca fue lo que la cultura local y regional necesitaba para abrir de lleno la conciencia musical y estética. Aunque su trío de jazz fusión no conectara del todo con los jóvenes que preferían un sonido más crudo, al estilo de Led Zeppelin, Cream, Vox Dei, Billy Bond y La Pesada o Pescado Rabioso, en una época en la que bandas como Génesis, Yes, Van der Graaf Generator, Focus y Premiata Forneria Marconi comenzaban a marcar el rumbo del rock progresivo, su presencia fue clave.

Además, en cada visita a Bahía, Nebbia aprovechaba y recomendaba bandas que no eran conocidas más allá de la General Paz y que sólo registraba un público cautivo comerevistas como La Pelo. Su olfato de época y su personalidad alejada del ego rockstar, permitieron que bandas como Ave Rock, OM, Ultra Espacial- el grupo experimental que formó Petty Guelache antes de pasar a las filas de Orion’s Beethoven y Bubu- toquen en suelo bahiense.

Volvamos a Aquelarre y el Trío de Litto…

Ambos grupos habían sacado disco en enero de ese año. Aquelarre -integrado por Emilio del Guercio (bajo y voz), Héctor Starc (guitarra y voz), Hugo González Neira (teclados, sintetizadores y voz) y Rodolfo García (batería y coros)- había lanzado su cuarto álbum, Siesta. El título sugería una crítica sutil a una sociedad adormecida, algo que ya habían anticipado los Piel de Pueblo con su canción “Silencio para un pueblo dormido”, del único disco que grabaron, Rock de las heridas (1972). En Siesta, Aquelarre mostraba un sonido más limpio y equilibrado, con una lírica que exaltaba lo cotidiano a través de metáforas ligadas a la naturaleza. Por su parte, el trío había dado forma a Fuera del cielo, una obra que, según describe el portal La Nave era vanguardista y orientada al jazz fusión y al progresivo, dando inicio a una trilogía que se completaría con Bazar de los milagros (1976) y El vendedor de promesas (1977).

Parte del día

Para acercarnos a una “reconstrucción” de lo que fueron aquellas horas emblemáticas en el estadio Norberto Tomás, acudimos nuevamente a las redes, a contactos de amigos de Bahía y Punta Alta, como así también a músicos locales que forman parte de los cimientos de la identidad y la cultura rock bahiense. Me refiero a los bajistas Memo Galassi y Tito Borelli -ambos ex Lev-que, la primera agrupación local en hacer temas propios y en castellano- y al percusionista Osvaldo “Oso” Bonini, como así también a jóvenes rockers de Punta Alta que hoy rozan los setenta años pero siguen rockeando, como Gabriel Azpiroz, Gabriel Gómez y Pepe Ortega, entre otros.

Sobre aquella noche, Osvaldo “Oso” Bonini recordó: “De aquel concierto lo que me mueve es el factor emocional, porque junto al de Alma y Vida fueron los mejores de esos años. La actuación de Aquelarre y el trío de Litto fue monumental, la gente estaba enardecida. Me acuerdo del tremendo solo de Starc en ‘Milagro de Pueblo’, muy superior al disco, fue extraordinario. Y del trío, recuerdo muy bien ‘Sin decir nada, sin despedida’, que lo hicieron extensísimo. También de la genialidad del cierre todos juntos tocando, creo que ‘Aventura en el árbol’ de Aquelarre y ‘Vamos negro’ de Litto, donde hubo solos de batería cruzados entre García y Astarita. El sonido fue lo mejor que escuché, creo que esa noche estaban muy inspirados los dos grupos y la gente que se copaba muchísimo acá en esas épocas”.

En tanto, el músico local y mentor de Casarock y el Microcirco, Guillermo “Memo” Galassi, compartió sus impresiones sobre aquel recital: “Cuando vino Aquelarre yo tenía 18 años y ya había estado en las filas de Lev-que durante el 73 y estaba tocando con Horus desde el 74. Pero cuando vimos a Aquelarre, muchos nos dimos cuenta de que esa era la música progresiva que tanto nos gustaba realmente, algo de todo eso estábamos buscando nosotros con Horus. De esa noche sólo recuerdo que me paré debajo del escenario y a un metro y sin vallado de seguridad de por medio, vi a Héctor Starc hacer un solo que fue impactante, todo el show lo fue. Y Litto con el trío me gustaba, pero ya lo había visto varias veces, por lo que Aquelarre fue lo que realmente me rompió la cabeza”.

Bandas bahienses: arriba aparecen Horus en el club Estudiantes teloneando a León Gieco y abajo Lev-que en su debut en el Teatro Don Bosco en 1973.

Otro que estuvo presente fue Pepe Ortega, un rockero de aquellos años -de hoy y de siempre- oriundo de Punta Alta, quien aparecía siempre en los recitales que la troupe productora bahiense organizaba. “Esa vuelta fuimos a Olimpo con el ‘Garza’ Gómez y el ‘genio’ Azpiroz, quien sacó varias fotos esa noche. De hecho, la que vas a compartir en la nota la sacó con un flash que alcanzó a robar de los fotógrafos- se alcanza a ver al fotógrafo alzando el flash- que estaban adelante, una genialidad lo que hizo. Y si ves el reverso de esa foto, encontrarás la firma del Garza y otros con la fecha del show y la inscripción ‘Gambrinus’, bar que también estaba en Punta Alta y donde terminamos celebrando luego del recital a altas horas de la madrugada”.

Foto cedida por su autor Gabriel Azpiroz.

Asimismo, el dueño de la cámara, Gabriel Azpiroz, comentó que cuenta con más fotos, pero que nunca traspasaron los negativos originales. Esperamos que el genio frote la lámpara pronto y nos regale esas instantáneas.

Por otro lado, Tito Borelli -uno de los bajistas históricos del rock y blues bahiense- guarda un verdadero tesoro: una grabación en cinta abierta del show. El problema es que nunca catalogó los metros de cinta que conserva, y para colmo, tiene averiado el reproductor que le permitiría revisar cuál corresponde al recital en cuestión. “El grabador que tenía era un Winco de cinta abierta 220. Lo tenía enchufado a una zapatilla que alimentaba alguno de los equipos de sonido y cuando se terminaba la cinta y tenía que darla vuelta, apagaba el grabador y el golpe del interruptor salía por los parlantes”, recuerda Borelli. Ojalá en algún momento se pueda dar con esa perla, y entre todos podamos ayudarlo a digitalizar el material para hacerlo circular.

Al cierre de esta nota, Tito rescató de su memoria lo que fue el post recital, que no fue otra cosa que una cena que organizaron los productores para agasajar a las bandas en un restaurante reconocido de aquellos años en la ciudad. “Finalizado el concierto fuimos a cenar al Múnich, ese restaurante que estaba ubicado en Vieytes y Juan Molina. Allí estábamos con ambas bandas junto a los productores Roberto Ricci, Néstor Sánchez, y no recuerdo si estaban Susy y Cristina. Un momento que jamás olvidaré por la sencillez y el ida y vuelta que pregonaban todos los músicos”, finalizó Borelli.

Dos cuestiones quisiera aclarar y poner en valor:

1) Creo que no hace falta seguir profundizando en el contexto de persecución, secuestros, desapariciones y asesinatos de jóvenes militantes y trabajadores a manos de la patota de la Triple A local, que por aquellos días actuaba en Bahía Blanca y la zona. Para eso, les recomiendo repasar esta nota que publicamos en este mismo medio hace dos semanas, al cumplirse los 50 años de la presentación de Sui Géneris en el estadio Norberto Tomás.

2) Quisiera hacer una mención especial al recordado Sergio Palumbo, quien por aquellos años, y completamente de onda, se encargaba de toda la gráfica promocional de los recitales que se organizaban. Incluso llegó a diseñar varias tapas de discos de Litto Nebbia. Para esta ocasión, armó los trípticos que compartimos a continuación, donde no solo aparece la promoción de la fecha, sino también fotos y letras de ambas bandas.

Tríptico de la fecha

Tapa: material impreso por Sergio Palumbo y cedido por Pepe Ortega.
Aquelarre: material impreso por Sergio Palumbo y cedido por Pepe Ortega.
Trío de Litto Nebbia: material impreso por Sergio Palumbo y cedido por Pepe Ortega.
Canciones de ambas bandas: material impreso por Sergio Palumbo y cedido por Pepe Ortega.

Archivos

A continuación, compartimos una serie de recortes promocionales de la fecha, correspondientes al diario La Nueva Provincia, a los cuales pudimos acceder gracias a la Hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia de Bahía Blanca. También incluimos otros materiales provenientes de las revistas Pelo y Mordisco, que han sido digitalizados y subidos a la web.

Archivos del diario LNP del 6, 7 y 9 de mayo de 1975 (aportados por la Hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia de Bahía Blanca). Las fotos de ambas bandas, corresponden a la revista Pelo N° 58, páginas 8 y 9.
Archivo del diario LNP del 9 de mayo de 1975 (aportado por la Hemeroteca de la Biblioteca Rivadavia de Bahía Blanca) y afiche de la fecha, aportado por Roberto Ricci.

Héctor Starc sobre el viaje a Bahía Blanca, entre brumas y luces que se cruzaron al azar en un milagro de pueblo

“De aquel recital me acuerdo muy bien los viajes de ida y vuelta, del show nada. Sí que el sonido no fue el mejor porque era un galponazo, y lo recuerdo bien porque creo que también estuve haciendo sonido ahí con Serú Girán y después con Celeste Carballo. Pero el viaje fue impresionante. Resulta que Néstor Astarita tenía un Peugeot 404 Le Mans color marrón en el que viajaban Astarita, quien manejaba, Litto iba de acompañante y atrás iba el Negro González. Lo gracioso era que el Negro tenía un pito de referí que lo usaba para pitar cuando él veía que el auto pasaba los 100 km/h., y te reventaba la cabeza. Por otro lado, algo que no fue gracioso para nada, nos ocurrió a nosotros los Aquelarre, que íbamos en mi Peugeot 504 celeste. Calculo que ni bien salimos de Buenos Aires, a la altura de La Matanza rumbo a la Ruta Nacional N° 3, venía un camión que transportaba ganado en dirección normal, por su carril. Lo que nunca imaginamos fue que iba a doblar, a cruzarse hacia nuestro carril para meterse por un camino de tierra… lo tuvimos muy cerca. Nos salvamos porque Dios existe y porque yo venía clavando los frenos como podía, hasta creo que puse freno de mano porque nos estrellábamos contra el acoplado”, sostuvo Starc.

Pero el anecdotario de Starc no termina ahí, porque al finalizar el show en Bahía y a punto de subirse al Peugeot para regresar a Buenos Aires, vivieron un inesperado momento con un tipo que terminaría siendo el quinto pasajero de aquel viaje. “Cuando todavía estábamos en Bahía, a punto de pegarnos la vuelta, se acercó un chico que no conocíamos y nos pidió si lo podíamos tirar hasta Buenos Aires. Imaginate: cuatro tipos en un Peugeot está bien, pero cinco ya era un delirio… aún así, lo hicimos subir. El tipo no paraba de hablar, y por eso yo le puse de sobrenombre ‘Speaker’, que en inglés quiere decir parlante, aunque en nuestra época era también el que conducía un programa. Resulta que después nos enteramos que se trataba de Jimmy, el de la canción La mamá de Jimmy de PoSuiGieco. Eso es lo que me acuerdo, porque de la parte musical nada. Igual, creo que lo divertido es esto, porque en lo que respecta a lo musical tenés la posibilidad de ir y poner el disco”, remató el legendario guitarrista. Cabe señalar que la banda trasladaba los instrumentos, equipos y cajas de sonido, en una Ford 350.

Si bien “no todo tiempo pasado fue mejor… ¡Mañana es mejor!”, creemos que es importantísimo revisionar nuestra historia cultural. Ahí están los rastros y los caminos posibles para seguir interpretando el presente y conversar con un futuro cercano, para volverlo creativo y colectivo. Porque, si pensamos y analizamos brevemente el mensaje de las obras que tanto Aquelarre como el trío produjeron hace 50 años, encontraremos muchísima más información sobre lo anunciado que en un TikTok agarrado de los pelos y efímero. Ojo: la bomba ya estalló, y la tarea será recoger las enseñanzas para construir un mundo nuevo, más igualitario y soñador.

EXTRADATA

Volviendo a Jimmy Rodríguez Anido, el protagonista de la canción compuesta por León Gieco para PorSuiGieco, hay que decir que llegó  por primera vez a Bahía como plomo para el recital que León Gieco, Raúl Porchetto y el dúo Miguel y Eugenio dieron el 24 de marzo de 1973 en el Teatro Municipal. Pero Jimmy estuvo varias veces más por estas latitudes, no solo como plomo de varios artistas, como en la presentación de Ave Rock el 6 de septiembre de 1974 en el Teatro Municipal, sino también para visitar a amigos que formaban parte del colectivo de productores. Por eso estaba en ese momento en Bahía y aprovechó la amabilidad de los Aquelarre para volverse a sus pagos. Cabe señalar que por aquellos años Jimmy tocaba su guitarra Gibson en una banda porteña de nombre Anaconda junto a Alejandro Lerner.

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