Escape de cloro en el polo: “Hemos fracasado como sociedad en el control ambiental y la concientización”

La periodista Sandra Crucianelli dijo, a 25 años del escape de cloro de Solvay Indupa (hoy Unipar), que “parece mentira pero pasaron dos décadas y medio y estamos hablando de esto”. “Este tema tendría que estar ya resuelto y no lo está. No tuvimos dirigentes a la altura de las circunstancias en materia de contaminación”.

La mañana del 20 de agosto de 2000 pudo ser fatal para miles de whitenses si el viento no hubiese llevado la nube tóxica hacia el estuario. Crucianelli cubrió los escapes para Canal 7 y hoy se desempeña como coordinadora de la Unidad de Datos en Infobae e integra el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ).

“Nadie sabe cómo actuar en situaciones de riesgo porque nadie ha recibido capacitación en eso y lo vimos en la inundación también”, destacó en diálogo con FM De la Calle.

¿Qué recuerdos tenés de ese día y del contexto en el cuál ocurrió el escape de cloro de Solvay Indupa?

Estaba muy enojada ese día, muy enojada, muy indignada, muy sensibilizada también, y entendí que la labor del periodismo era acompañar el dolor, la indignación, la impotencia, la bronca de los vecinos de Ingeniero White.

Trabajaba en la Nueva Provincia desde los 80 y me sentí muy interesada en investigar la contaminación. No me dejaron, no se podía investigar la contaminación ambiental en la Nueva Provincia, nos decían que eso era progreso y ta, ta, ta, y que yo no tenía pruebas, hasta que una vez, con la certeza de que las aguas del estuario estaban contaminadas con metales pesados, logré que un jefe me aprobara que se hicieran análisis, análisis propios, no análisis municipales, que demostraran que el agua del estuario con la que se llenaban las piletas del Balneario Maldonado estaban contaminadas.

Después que llegaron los análisis, obviamente no me dejaron publicar la nota, recién se publicó un año después, cuando yo ya entendí que tenía que salirme de ahí, de ese medio que no tenía razón de ser seguir trabajando con esos niveles de restricciones y de censuras, y estaba trabajando en Canal 7 con Luis Alberto Cano, haciendo el noticiero en los 2000, cuando nos enteramos de lo que pasó en el polo, que fue un domingo a la mañana, el 20 de agosto, hace 25 años, domingo a la mañana, y por esta hora, aproximadamente, los vecinos estaban con mucha angustia, porque en realidad, si mal no recuerdo, el escape fue a las 9.45, una vecina lo ve, un vecino se da cuenta y filma, no era habitual que se filmara, porque los teléfonos celulares, en la mayoría de los casos ni siquiera tenían la tecnología para eso, pero un vecino lo filma, Claudio Herrera recuerdo, y los medios de comunicación nos enteramos mucho más tarde, es decir, la mayoría de los medios va cuando ya la nube había pasado, que el viento soplaba en una dirección inusual, sudeste, que nunca sopla para ese sector, sopla para el otro lado, y entonces el viento se lleva la nube hacia las islas del estuario pero genera en la población una indignación enorme, y yo, obviamente como periodista que siempre me gustó la investigación, ya venía leyendo literatura, viendo qué era lo que pasaba en otros grandes polos industriales, en San Pablo, en otros lugares donde había serios problemas de contaminación, en México, tomando contactos con periodistas de estos lugares, y siempre era lo mismo, ¿no? Siempre era un abandono, una sensación de orfandad. Fijate vos que la sirena de los bomberos creo que sonó una hora tarde, eso fue lo que declararon los vecinos en ese momento, y 25 años después, estamos hablando de esto cuando no hay condenas firmes ni resarcimiento de ningún tipo para los afectados, porque no solamente fue lo que pasó el 20 de agosto, sino lo que pasó después, que ahí sí las cámaras estuvieron, es decir, el domingo 20 fue el escape de cloro y el lunes 28 fue el escape de amoníaco de Profértil. Entonces vos te imaginás el grado de indignación que había en ese momento.

Me sentí muy decepcionada por la reacción oficial, muy decepcionada por la justicia, y básicamente porque todos nos dimos cuenta de que los órganos de control no funcionaban. Vino la Ley Tunessi después, al día de hoy no tenemos esas garantías, ni siquiera tenemos un control social efectivo.

Por ejemplo, en otros lugares del mundo donde hay chimeneas, hay canales de YouTube con las chimeneas las 24 horas, las 24 horas tomando de distintos ángulos. Es decir, la gente puede estar monitoreando en tiempo real, si huele algo, si escucha un ruido, puede prender su televisor, conectarse a YouTube o verlo por el celular. En el polo petroquímico de Bahía Blanca no pasa eso.

Cómo se llega de lo que fue el reclamo en aquel entonces, que si bien no fue el único fue el más radical, de pedir la erradicación del polo, a este presente con un intendente que llega habiendo sido presidente del Consorcio del Puerto, que habla de la licencia social y que en los hechos significa, por ejemplo, que decenas de miles de bahienses vayamos al puerto a escuchar un recital, a estar debajo de esas chimeneas que tanto riesgo nos representaban. ¿Qué pasó en esos 25 años para que haya ese cambio?

Lo único que pasa en torno a las empresas del polo son negocios. Es dinero. Lo único que pasa ahí es dinero.

Las empresas del polo no vienen a ninguna ciudad a defender causas solidarias, salvo casitos muy puntuales, como donar unas computadoras o pintar una escuela. Vienen a hacer negocios y todo se trata de dinero.

Cuando hablan de las inversiones que vienen, yo siempre pregunto qué inversiones. Porque estoy absolutamente convencida de que este tipo de establecimientos industriales tienen que existir, obviamente, porque todos consumimos plástico, en nuestra vida el cloro está muy presente de distintas formas, pero tienen que estar alejadas de las ciudades. Instalar un polo petroquímico donde hay un pueblo cercano y donde hay una ciudad grande cosmopolita como Bahía Blanca, fue una locura lo que pasó en la década del 70 con la instalación acá. Ya es tarde para eso. El polo no se va a ir de donde está. Pero las nuevas empresas que aparezcan deben estar alejadas de los centros urbanos y conectadas con rutas para que los empleados puedan llegar en un plazo razonable. No necesitan estar a cinco minutos de la fábrica. Ese mundo ya no existe.

En los países desarrollados, un operario que trabaja en una fábrica con chimeneas tarda 45, 50 minutos en llegar a su trabajo. Significa que hay una distancia de 70, 80 kilómetros, por lo menos, que debe recorrer para llegar a su puesto de trabajo. Por una razón es así, y acá siempre se nos hizo creer que esta podía ser Bahía Paraíso. Siempre se nos hizo creer que las inversiones son buenas. No siempre. Las inversiones sin control no son buenas. Acabamos de ver lo que pasa con una lata de tomate que tenía gusanos. Entonces lo que yo creo que hay son negocios, hay mucho dinero circulando, ganancias. Estas empresas tienen ganancias súper millonarias. También consumen recursos, consumen agua, consumen recursos de todo tipo que hacen que la economía se movilice, ciertamente.

Pero la imagen que tenía el puerto de un sector completamente contaminado, creo que eso el intendente ha intentado cambiarlo desde que asumió al frente del Consorcio, fue la de acercar la gente al puerto. Pero eso no borra, eso no está mal en sí mismo, que la gente tenga un lugar donde ir a ver el mar, por ejemplo. Pero eso no borra, eso no elimina las responsabilidades que debe haber en materia de control de la contaminación.

Al día de hoy, ¿qué información tenemos sobre los controles? De las sanciones no sabemos nada. Es como que es un agujero vacío, hubo una época en la que había un sitio web donde podías monitorear las sanciones y aunque eran unas sanciones muy leves, hoy ni eso, nada. Hoy es como hagan lo que quieran, y si pasa algo en el polo no nos enteramos. Tampoco monitoreo lo que ocurre a la noche, porque en pleno siglo XXI y auge de la tecnología no sabemos lo que ocurre de noche.

Con Gabriel (Bermúdez) hemos recorrido las plantas del polo de noche hace unos años y si vos vas sistemáticamente y vas cambiando los días, vas a ver la cantidad de nubes que salen ahí. No es solamente vapor, porque el vapor es blanco. Ese día, el 20 de agosto, hubo alguien que dijo que era vapor lo que se escapó. Había vapor, pero el vapor es blanco, no es amarillo ni naranja. Es decir, cuando vos tenés humo negro, cuando tenés una columna negra o tenés algún color que no sea el blanco, tenés contaminación. Y muchas veces hay productos químicos que tampoco tienen colores, que no son negros, ni amarillos, ni naranjas, pero que no tienen un color definido, pero que son altamente contaminantes también.

Entonces, en 25 años, la sensación que tengo es de fracaso. Hemos fracasado como sociedad en ese aspecto, en el aspecto del control ambiental y de la concientización. Probablemente las nuevas generaciones tengan otro impulso, no lo sé. Lo veo por mis hijas, ellas sí están interesadas en todo esto, pero no veo que los estamentos oficiales estén interesados en dilucidar esto y mucho menos los gobiernos. Los gobiernos hacen poco y nada.

Claro, pensaba en esos términos también lo que significó en ese momento la respuesta de la comunidad, las asambleas, los piquetes que también respondían a ese momento de crisis y que después se fueron desarticulando, pero en términos más del modelo industrial, económico, del “progreso”, de la “tercera fundación”, de las promesas que también hubo hasta hace muy poquito y no terminaron saliendo… ¿qué pasa con la ciudadanía, en términos democráticos, dónde se discuten esas decisiones? Vos lo decías en aquella nota hace 25 años, ya valorando por lo menos desde el 70 en adelante, pero particularmente ya unos años después de la década del 90, esa refundación donde leíamos ahí alguna declaración de Zingoni en la que entonces decía que Bahía era un bajón y esto venía a darle nuevos aires económicos e industriales, ¿no?

Yo no creo nada de eso. Nunca creí el verso de la refundación de nada, nunca creí en el discurso de Duhalde de Bahía-Paraíso, nunca creí, y mucho menos el discurso de ahora de que el mercado va a resolver todas estas cosas. Yo no creo en ninguno de esos discursos.

Por lo menos hasta que no haya un gobierno que tenga también una impronta humanista que se ocupe de la gente, no veo alguna arista de que esto vaya a mejorar. A mí me alegra ahora que haya mayor control social, que la gente tiene dispositivos celulares con los que puede filmar y registrar lo que está pasando. De hecho, los escapes, yo me acuerdo cuando trabajaba en Canal 7 tuve un jefe que no me dejaba titular “escape”, yo tenía que poner “incidente”. Qué bronca me daba.

Tampoco los medios de comunicación han estado a la altura porque estas empresas ponían mucha pauta publicitaria en los medios de comunicación en una época, no sé ahora, pero en el momento que yo cubría Bahía Blanca te diría que la mayoría de los programas periodísticos y de los noticieros estaban financiados por las empresas del polo, entonces había que cuidarse mucho de lo que decían. Las cosas las tenía que decir la gente, si la gente las decía.

Nosotros como periodistas no podíamos opinar absolutamente de nada y eso sigue al día de hoy, creo, porque uno no ve una respuesta firme o una posición firme con relación al tema de la contaminación ambiental. No veo una declaración de principios y decir, ok, esto debería ser así, esto está mal, esto está bien y registrarlo y documentarlo como a mí me gusta. No lo veo, lamentablemente.

En ese momento el periodismo hizo lo que pudo. En Canal 7, en el momento de los escapes nosotros todavía teníamos libertad porque pertenecía a sus trabajadores, entonces pertenecía al sindicato y en ese momento tuvimos la libertad de poder expresarnos sin ningún problema, pero después cuando compró Artear la compañía ya cambió completamente y ya no podíamos decir cualquier cosa, no podíamos salir a investigar. Todo mal. Todo el dinero fluyendo, es lo que yo te decía, el dinero fluyendo por todas partes y los intereses de compañías.

También está el otro tema, mucha gente tiene trabajo en las empresas del polo y una cosa que yo observé es que mucha de la gente que trabajaba allí sí se sentía preocupada por el tema de la contaminación ambiental, pero no quería hablar por miedo a perder su trabajo y es una cosa terrible eso porque me parece de una injusticia tan grande que la gente se vea de alguna manera obligada a no poder expresarse libremente con relación a su salud o al riesgo al que pueden estar sometidos por temor a perder el trabajo. Es terrible. Y bueno, imagino que también tomando a mucha gente, haciendo que cientos trabajen allí, logran que una parte de la población esté más callada y sean poco los que se animen a levantar la voz.

¿Creés que es posible que hoy ocurra algo de esas características y, si eso ocurre, la población hoy sí sabría qué hacer?

Buena pregunta. Sí creo que puede volver a pasar, sí, por supuesto. Todo puede volver a pasar en cualquier momento. Nunca hubiéramos imaginado que iban a llover 300 milímetros acá. Nadie lo hubiera pensado. Sí puede volver a ocurrir. Todo puede volver a pasar. Incluso no nos olvidemos que hubo una explosión también años antes en los silos del puerto. Murió gente. O sea que todo puede volver a pasar. A ver, la gente cuando pasa eso está completamente indefensa. O sea, no creo que haya demasiadas herramientas que podamos tener.

Hoy sí todos sabemos que cuando hay un escape y olemos algo que presumimos quemado, debemos mojar un pañuelo, ponernos un pañuelo en la nariz, o usar barbijos, que todo el mundo de la pandemia debe tener barbijos en su casa, o arrastrarse por el suelo porque las nubes tóxicas no llegan hasta el borde del piso o suele haber menos contaminación gaseosa al borde del piso. Algunas cosas sí se saben, algunas cosas, pero no evitarían una catástrofe mayor si el viento soplara en la dirección equivocada o si explotara algo cerca de un barrio. No hay demasiada cosa que se pueda hacer para evitar la tragedia más que rezar y exigir que se controle.

Básicamente exigir que se controle, exigir el monitoreo. Hasta ahora no ha habido grandes escapes en los últimos años, pero sí columnas de humo negro que dicen, ah, estamos venteando, sí, pero el que ha estudiado química sabe que nada se pierde, todo se transforma y esa cosa negra que no es vapor, a algún lado va. Por ahí faltaría en las escuelas y en los sectores más jóvenes, por ejemplo escuelas primarias y escuelas secundarias, tener de manera permanente, no aislada, capacitación para los chicos y los más jóvenes en situaciones de riesgo.

Nadie sabe cómo actuar en situaciones de riesgo porque nadie ha recibido capacitación en eso y lo vimos en la inundación también. Entonces si mañana viene un gas o viene una nube que se nos acerca a nuestra casa o empezamos a oler cloro o a oler amoníaco, es muy poquito lo que la gente sabe, esas otras cosas básicas que yo te dije y no más. Sí hubo algunas capacitaciones hace algunos años en White, pero eso tiene que ser sostenido en el tiempo, si no, no sirve, si no hay un plan de capacitación permanente que además incluya a los adolescentes y a los chicos, no sirve, es insuficiente y tenemos que rezar, básicamente rezar.

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Un poco lo que también se ve en la inundación, ese desconcierto hacia dónde salir y también vinculado de alguna manera, si bien habrá que evaluar si eso se puede probar directamente, pero en términos de cambio climático a nivel más general da como para seguir discutiendo estos temas. ¿El Poder Judicial dónde está?

Un desastre. 25 años después del polo, hubo una probation, creo, a un directivo de PBB, Bornemann, creo, eso no alcanza para nada, ¿dónde están las grandes sanciones a las empresas?, ¿Cuánto dinero les hicieron pagar? ¿Qué tuvieron que hacer? Creo que hay ahora una instancia de ir a la Corte, pero esto la justicia lo tendría que haber resuelto rápido, ¿qué sería rápido? Uno, dos años, rápido, pero los términos, las excusas, rápido, rápido cuando hay una situación de emergencia.

La justicia no estuvo a la altura de esto. Tuvimos a abogados muy importantes defendiendo a las empresas del polo, de hecho algunos fueron votados por la gente para ocupar cargos en el congreso, caso Nidia Moirano, que si la memoria no me falla, fue abogada de Profértil, creo, no estoy segura, pero fue abogada de una de las empresas.

Estas empresas tienen que buscar representantes legales fuera de la ciudad y jamás abogados de Bahía Blanca deberían haber aceptado representar a las empresas en un tema tan sensible, porque ellos viven acá y respiran el mismo aire que nosotros. Hay todas señales de cosas que no funcionan bien, en las que, como te digo, siempre todo está atravesado por el dinero y los intereses personales. Hay muchas cosas que uno sabe pero no las puede decir porque no tenemos pruebas y yo a esta altura de mi vida no tengo ganas de ganarme un juicio tampoco, pero hay intereses creados de todo tipo que atraviesan todos los estamentos del poder, tanto el poder político como el poder económico.

Vuelvo, por último, sobre lo que vos planteabas porque tiene que ver también con tu trabajo y con la época, la disponibilidad de tecnologías, de inteligencias artificiales y demás. ¿Con qué información contamos? ¿Qué datos hay? ¿Qué datos faltan? ¿Qué datos están pero no son accesibles? ¿Qué mirada tenés o qué se podría hacer también para tener un mayor control? Del aire, de la contaminación, de la convivencia con el polo y la situación ambiental en la ciudad.

Se necesitaría mayor precisión porque en general las herramientas que tenemos te dicen, ok, hoy el aire en Bahía Blanca tiene mucho material particulado pero no te dice cerca del polo, vos tenés que tener mediciones en tiempo real del aire que se respira a 100 metros de las plantas a 200, a 500, que vos puedas elegir un monitoreo en serio. El monitoreo que hay no me dice tampoco la cantidad de nitrógeno o de otros elementos que son contaminantes de óxidos que hay en los gases. No me dice demasiado.

Lo único que me dice es el aire está moderado, sensible y generalmente es por material particulado que es grave e importante pero no de lo más importante tampoco. Y tiene que haber sensores que estén conectados a herramientas digitales que podamos descargar en el teléfono y que sepamos, por ejemplo, un monitoreo al Barrio 26 de septiembre, otro en el centro de White, otro en el mismo puerto, otro a la entrada de Profertil, es decir, en 5 o 6 lugares del puerto y de la ciudad y en distintos puntos de la ciudad porque no es lo mismo la Plaza Rivadavia que Millamapu. No, no es lo mismo.

El aire no es el mismo. Entonces se necesitaría un sistema de monitoreo más preciso y además más preciso en cuanto a cantidad de sensores que se conecten con herramientas digitales que nos pasen esa información, las cámaras de televisión para mí es vital, el streaming en YouTube de las chimeneas y de las empresas del polo, para mí eso es vital, que no está, no cuesta nada hacerlo, es un costo bajísimo de hacerlo y si no se hace eso es porque no se tiene la decisión, no se toma la decisión política de hacerlo.

Es una buena pregunta para el intendente también por qué no lo hace.

Y lo otro es la capacitación permanente, que haya herramientas digitales que simulen situaciones de riesgo y que eso pueda ser transmitido a través de canales como YouTube o incluso en los cines, en las escuelas, hay mucho trabajo por hacer todavía, parece mentira pero pasaron dos décadas y medio y estamos hablando de esto y este tema tendría que estar ya resuelto y no lo está, lamentablemente, no lo está. No tuvimos dirigentes a la altura de las circunstancias en materia de contaminación, lamentablemente.

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