Una historia de los medios de comunicación bahienses

La integrante del CONICET y del Departamento de Humanidades de la UNS visitó el estudio Heinrich y Loyola de FM De la Calle para hablar acerca de su investigación sobre la historia de los medios de comunicación en nuestra ciudad desde el siglo XX a la actualidad.

La historia de los medios en Bahía Blanca refleja los grandes cambios nacionales. A fines del siglo XIX y en las primeras décadas del XX, abundaban los periódicos gráficos de todo tipo: comerciales, partidarios, sindicales, clericales e incluso de comunidades inmigrantes.

Con la llegada de la radio en los años 30 y la televisión en los 60, el mapa mediático se transformó hasta desembocar en la conformación de dos grandes polos: La Nueva Provincia SRL y el grupo encabezado por empresarios locales que dieron vida a LU3, Canal 7 y El Atlántico.

La competencia fue intensa, pero la balanza terminó inclinándose hacia La Nueva Provincia, que en los 70 consolidó su dominio. “Era tan fuerte la marca de los Julio-Massot que fue muy difícil competir”, recordó Orbe.

El proceso de concentración en el interior se dio de manera temprana, asociado a las dificultades de sostener medios en mercados publicitarios pequeños.

El diario no solo marcó agenda informativa, también se posicionó ideológicamente. “La Nueva Provincia empieza a tener un discurso muy virulento en contra del gobierno peronista (…) El gobierno la termina clausurando y eso es una marca en la historia del periódico”, explicó.

Las redes de poder jugaron un papel clave. El clan Julio-Massot supo moverse en la política nacional: “Cuando en los años 60 estaba prohibido licitar señales televisivas a grupos gráficos, algunas llamadas por teléfono levantaron esa limitación”, afirmó Orbe. Así, lograron beneficios que otros empresarios no tenían.

La dimensión religiosa también estuvo presente en la dinámica mediática. El Canal 7 local llegó a ser conocido como “el canal de la Curia” porque buena parte de sus accionistas pertenecían a espacios católicos como los Cursillos de Cristiandad. “Había un interés de la Iglesia en participar en todos los espacios de producción cultural, sobre todo para una cuestión de control de contenidos”, sostuvo Orbe.

Con el correr de las décadas, el grupo La Nueva Provincia debió reconfigurarse. La venta de acciones en Telefé y la expansión hacia cable y televisión digital diversificaron el negocio.

“El problema de la marca de La Nueva Provincia es cuando empieza a producirse la revisión de crímenes de lesa humanidad, está muy asociado a esa política que empieza durante la transición democrática, la empresa sale ilesa hasta los 2000 y cuando empieza a verse afectada comienza una reconfiguración de la estrategia comercial, la empresa se da cuenta de que es un buen momento para cambiar la marca”, relató.

De allí la transición hacia LaNueva. y el repliegue de la familia Massot hacia inversiones más discretas, tanto en medios digitales como en otros rubros empresariales. Hoy, los descendientes de la familia mantienen consultoras, alianzas con capitales externos y portales digitales, pero ya no con el peso político y cultural de antaño.

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