América Latina y el mandato exportador: la deuda como organizadora de la producción

La difusión del documento de una consultora contratada por YPF para deslegitimar la lucha ambientalista contra la explotación petrolera mar adentro fue el punto de partida para el análisis del modelo exportador consensuado entre ortodoxos y neodesarrollistas que omiten condiciones asociadas al pago de las deudas, la explotación de la fuerza de trabajo y conflictos sociales y ecológicos existentes en toda la región.

Días atrás se filtró un documento elaborado por una consultora que trabajó para YPF que propone formas de deslegitimar la lucha ambientalista tratando de aislar los reclamos, presentarlos como maximalistas, ridiculizarlos y ratificar como única salida la explotación de hidrocarburos.

“Es sugestivo y preocupante que una petrolera con mayoría del Estado esté circulando un trabajo de este tipo, al leerlo y viendo en retrospectiva el debate de los últimos dos años encuentra que es bastante fidedigno con la descripción de lo que ha ocurrido”, relató el economista Francisco Cantamutto.

Refirió que el texto “minimiza el trabajo sistemático, el trabajo serio y profundo que hace la gente como la del Observatorio Petrolero Sur, donde muestran con un nivel de sofisticación, datos e información, cómo la explotación de hidrocarburos en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta está reñido con estándares ambientales, laborales, de seguridad higiene, salud entre otros”.

Cantamutto es caoautor junto a Martín Schorr del artículo “América Latina y el mandato exportador” -publicado por la Revista Nueva Sociedad-. Señaló que muestran allí una creciente convergencia “entre esta heterodoxia neodesarrollista que podemos asociar al gobierno actual o los del kirchnerismo, una convergencia con corrientes neoliberales ortodoxas que perfectamente podemos asociar a los gobiernos de Juntos por el Cambio o Cambiemos”.

“Consiste en el mandato imperioso e indeclinable de exportar más, de aumentar las exportaciones a como de lugar y de inmediato”.

Por otro lado, sostuvo que desde 2008 a nivel mundial el comercio internacional está estancado y no es un factor dinámico de desarrollo de las economías.

“Seguir insistiendo con que tenés que abrir la economía y exportar más para dinamizar los mercados y llevar al crecimiento del desarrollo, es algo que está reñido con la evidencia de los últimos 15 años”.

Esta situación está vinculada a una creciente reconfiguración de las teorías, por ejemplo de la CEPAL, “que ha escrito documentos en este giro neodesarrollista en donde señalan que lo que hay que hacer es aprovechar sobre la base de las exportaciones que el Estado promueva aquello que genera empleo dividas y desarrollo, fomentar esas exportaciones pero captar parte de la renta que se genera de las divisas y redistribuirlas para no solo permitir un aumento del comercio sino hacer política social financiar el cambio estructural”.

“Hay una fe bastante fuerte en ese punto, ahí hay una especie de teoría del derrame heterodoxa que no va por el lado de la distribución de que ya va a llegar el ingreso sino que el Estado tiene que intervenir pero hay que apoyarse en las ventajas”, añadió.

El especialista destacó que hay un paralelismo con el desarrollismo clásico de los ’50 o ’60 y que se abraza de alguna forma el modelo de sustitución de importaciones, pero exportando más.

“Hay varios puntos, como faltan divisas en el país entonces tenés que solventar más pero las cuentas dan que en realidad las principales fuentes de salida son la fuga de capitales y los pagos de deuda y la remisión de intereses. Si vos no controlás estas fuentes de salida no importa cuánto exportes, nunca te van a dar las cuentas”.

Estos proyectos suelen tener un impacto local desigualador, porque mayormente buscan que la exportación sea de forma automática, veloz, y de esa manera “lo que vas a exportar son los bienes naturales que tenés sin procesar”, lo cual se opone a fomentar el desarrollo de la industria agregando valor al litio.

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