Berni convoca los anticuerpos de la institucionalidad y de la memoria popular

(Por Astor Vitali) El comentario editorial del día de hoy será breve. Creemos que no se trata, en este caso, de llenarnos de argumentos unos tras otros para justificar una posición determinada. Más bien, las propias declaraciones del funcionario público al que haremos referencia simplifican la tarea: no hace falta agregar más nada.

¿Por qué Berni debería retirarse? Se podrían buscar muchos motivos en sus antecedentes represivos. Pero, para no abundar, refiriéndonos al caso de Facundo Castro, se trata de la máxima autoridad en seguridad de la provincia de Buenos Aires, dedicándose a una feroz campaña sistemática contra la querella, contra las denuncias de Cristina Astudillo Castro, de sus abogados, siendo el responsable de la fuerza de seguridad denunciada por desaparición forzada.

En general, empieza sus declaraciones aclarando que no tiene acceso a la causa federal porque investiga la justicia federal (hecho que tuvo que ser solicitado por la querella) pero, acto seguido, en cada entrevista sostiene las posiciones de quienes buscan desviar el objetivo de la familia que es la investigación por desaparición forzada. Hasta el límite de decir que “fue un gran show haber insistido con una teoría de desaparición forzada” y, en franca contradicción con que no tiene acceso a la causa, sostiene que en los expedientes no hay ningún elemento para vincular a sus policías.

Berni comenzó su show asegurando a Cristina que le iba a “devolver” a su hijo con vida. Esto fue al comienzo de la búsqueda. ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué sabía que le permitió escupir semejante aseveración? Si no sabía nada: ¿se pueden hacer declaraciones de este tenor con un tema de estas características? Como si todo lo que sea para la cámara fuera lícito.

Luego comenzó un derrotero sobre el que ya, en lo últimos días, desbarrancó, como hemos señalado. Para Berni, Faundo se tropezó con la vía donde se encontró un cuerpo aún no periciado, sobre el que la querella cuestiona cómo fue hallado y han denunciado la existencia de huellas de un vehículo que lo habría plantado así como la zapatilla en buen estado (a diferencia del excesivo grado de descomposición del cuerpo).

Casi al mismo tiempo que se producía el hallazgo de ese cuerpo, el Ministro jugaba a Los Extermineitor –la caradurez de Francella y el ridículo de Disi- en un videíto en el que se lo ve entrenando y alentando a la tropa (nada menos que a la Bonaerense).

Pero el hecho central es de carácter político. La diferencia del tratamiento estatal se dio hoy por una simple actitud: la empatía de los responsables políticos por las víctimas. A diferencia del gobierno de Mauricio Macri, que persiguió a las víctimas en su período –por caso al entorno de Santiago Maldonado-, el presidente Alberto Fernández hoy decidió recibir a Cristina Castro y darle su respaldo.

Según las declaraciones de Cristina la dejó, el jefe de estado la dejó “conforme, tranquila”. Agregó que “eso no quiere decir que no vaya  a pedir que se sepa a la luz. Ha sido muy sincero. Hay muchas cosas que yo no les puedo contar”.

En cambio, la posición de la provincia de Buenos en boca de su ministro de Seguridad, Sergio Berni, es la persecución mediática y el fustigamiento a la familia de la víctima. La posición que intenta Berni es imposible, cuando sostiene que no va a cuestionar el dolor de la madre pero ataca a los abogados, simplemente porque los abogados representan la voluntad de la madre.

En otras palabras, desde el punto de vista institucional, es insostenible que un gobierno democrático mantenga en su cargo a un Ministro que niega las prácticas violentas de su fuerza policial (La Bonaerense) y que fustiga a la querella que denuncia desaparición forzada. Sobre todo cuando va en franca contradicción a las declaraciones del propio gobernador, Axel Kicillof, quien sostuvo que no habrá encubrimiento.

Se ha dedicado a esta campaña mediática tiempo completo haciendo declaraciones que, como sostuvo la perito de parte Virginia Creimer, que no hacen más que “complicar la investigación, confundir a la audiencia y lastimar a esta madre y a todas las madres que pelean”.  Es decir, opera interfiriendo con la labor judicial sembrando versiones que nada tienen que ver con lo probado por la actuación judicial en una causa bajo secreto de sumario. Está interfiriendo y esto es grave.

Por esos solos hechos, no puede permanecer adentro de un gobierno democrático. No se puede bancar su campaña y esa campaña no es compatible con la caracterización de un gobierno que se autodenomine popular. Las declaraciones que hizo ya las hizo. Las acciones que realizó ya las realizó.

Berni “no es humano”, dijo Cristina Castro, en el marco de la conferencia de prensa que tuvo lugar ayer bajo el amparo de la sede argentina de Amnistía Internacional.

La institucionalidad democrática debería actuar a través de sus anticuerpos. Se espera que la reunión entre Cristina Castro y sus abogados y el presidente sea una señal en ese sentido. Pero sobre todo la memoria popular -y especialmente el pueblo peronista, que conoce de poner el cuerpo- debería actuar a tiempo como anticuerpos sobre un agente nocivo para el rumbo que el gobernador Axel Kicillof señala que quiere tomar.

Berni va en un sentido. Las declaraciones de Alberto Fernández y las del gobernador en otro. Un funcionario de gobierno en un tema de estas características no puede permanecer en el mismo sosteniendo la posición de quienes persiguen a la víctima y su familia. Más claro: no se puede que el gobernador diga “no vamos a encubrir” y que su ministro de seguridad se aboque (en medio de una compleja situación pandémica) a una campaña full time por medios masivos de comunicación a estigmatizar a la familia de la víctima. No se puede.