“Brasil viene viviendo un golpe desde 2016”
Esta semana se realizaron en Brasil masivas manifestaciones a favor y en contra del gobierno de Bolsonaro. En el Día de la Independencia el mandatario amenazó al Supremo Tribunal para frenar investigaciones sobre noticias falsas acerca de “fraude electoral”. Lo analiza Julia Giménez desde Campinas.
“En parte lo que pasó fue uno más de los gestos amenazantes de Bolsonaro en términos del desmonte de las garantías de derechos constitucionales en este Brasil que viene viviendo un golpe desde 2016. Me llamó la atención la repercusión a nivel nacional e internacional. Bolsonaro desde antes de asumir, en el impeachment a Dilma, viene desarrollando una serie de prácticas con una retórica violenta contra la democracia”, comentó la doctora en Historia y columnista de FM De la Calle.
“El 7 de septiembre es el Día de la Independencia, otorgada por la propia metrópoli, por el propio Portugal. Hace 27 años, desde el 95 y 96, es una fecha de lucha para movimientos sociales que tiene el nombre de “el Grito de los Excluidos””, dijo.
Giménez afirmó que “Bolsonaro llamó a las calles y había miedo de posibles enfrentamientos. Convocar el mismo día en las mismas ciudades daba la posibilidad de que haya provocación, un enfrentamiento que lleve al choque. En Brasilia, Río, Sao Pablo, Campinas se podían ver dos movilizaciones. Pasé por la movilizaciones de Bolsonaro, atravesado por un cordón policial, lo cierto es que no pasó nada, es más una tentativa de un juego retórico”.
Bolsonaro es sostenido por “una parte reaccionaria de la clase media, no es toda la clase media, dentro de la propia burguesía va perdiendo apoyo porque es un desastre no solo en lo más urgente como el aumento de hambre, pobreza y desempleo sino que hay una inflación que siente cualquier trabajador en los precios de alimentos, en la tecnología, donde la clase media necesita trabajar para que llegue algo de dinero a la billetera”.
“Está perdiendo el apoyo de clase media. Todavía existe, tiene que ver con cómo actúan las fuerzas armadas, el propio Bolsonaro es producto de eso, esa clase media militar que en su discurso actúa como tal, un gobierno lleno de milicos, están ahí gobernando, robando. Sin ir más lejos todo lo que fue el escándalo de las vacunas, hay poco de ese patriotismo de los milicos, de esa idea del servicio a la patria, aparece el servicio a Dios”.
Giménez destacó que desde la oposición hay muchos pedidos de impeachment contra el presidente: “Están ahí, ninguno se movilizó. Hay oposición de la derecha liberal, comparten el mismo programa económico, se autoproclaman bajo la idea de tercera vía. El campo popular no está viendo mayores dificultades en aunarse detrás de Lula”.
“Se siente esta idea de que la derecha liberal va a hacer algún intento, una vez que consiga aunar fuerzas y conseguir un líder que sea candidateable. Van a intentar jugar a los extremos, Lula es un extremo, Bolsonaro es otro y lo que nos da tranquilidad es un centro, que van a mantener la misma agenda de avance de políticas de ajuste fiscal, el desmonte de las instituciones. Una idea de la defensa de los valores de la democracia, van a intentar mantener las estructuras fundamentales del estado burgués”.
En relación a los pedidos de juicio político a Bolsonaro, la historiadora dijo que “no quieren activarlo, hay muchas pruebas, voltearon a Dilma por una reunión legal. Es una decisión política, están esperando que el centro derecha cierre filas”.
Giménez sostuvo que la idea de un fraude electoral que esgrime el presidente de Brasil es una estrategia ya utilizada: “Fue uno de los movimientos que intentó hacer este sector cuando Dilma gana la segunda elección. El candidato de la oposición salió a decir que hubo fraude, llama a un recuento de votos, que se realiza y lo que da es que habían perdido y estaban bien contados los votos”.
Giménez concluyó que los amenazas de esta semana, como eran en un día de lucha ya marcado y por el tono que tomaron los acontecimientos, aunque había miedo igual se salió a las calles. Es una conducta de cómo uno responde a ese tipo de estímulo. Hay momentos en los que parece que hay margen para ir coartando lo que queda del sistema político cuasi democrático pero me da la impresión de que no tendría mayor fuerza para un golpe. Claro que Bolsonaro tiene mucho apoyo en las policías militares aunque no sé si para generar una revuelta como sucedió en Bolivia”.