Carlos Alberto Massolo
En la época de los hechos, Carlos Alberto MASSOLO era un abogado reconocido en la ciudad de Bahía Blanca, principalmente por representar a aquellas personas eran detenidas por causas políticas.
La víctima certifica un período de detención entre el 12 de noviembre de 1974 y el 13 de enero de 1975 y otro posterior acaecido en el año 1976, cuyas circunstancias se exponen a continuación.
MASSOLO fue secuestrado alrededor del 10 de mayo de 1976. El día anterior, dos personas vestidas de civil pertenecientes al Ejército, se presentaron violentamente ante la víctima y la instaron a presentarse al día siguiente ante las autoridades militares, bajo la amenaza de dañar a su familia.
MASSOLO se presentó en la Comisaría Primera de esta ciudad, desde donde un oficial del Ejército y un grupo de soldados lo condujeron al Batallón de Comunicaciones Comando 181.
El cautiverio de la víctima, en el gimnasio de esa unidad militar, se prolongó por alrededor de 8 días, junto a las víctimas José Alberto CRUZ, Alberto Oscar COSTE, Edmundo Joaquín DI FRANCISCO y Mariano BARCIA , entre otras.
Durante aquel período de encierro, fue interrogado por el suboficial Santiago CRUCIANI, a quien la víctima identificó como “el tío”, quien se autoproclamaba “especialista en interrogatorios”.
Entre otros episodios sufridos, en una oportunidad un grupo numeroso de soldados ingresó disparando balas de fogueo en el lugar de encierro, causando a los cautivos dificultades respiratorias.
El 18 de mayo de 1976, MASSOLO fue trasladado con otros detenidos a la cárcel de Villa Floresta.
Al día siguiente, el diario local “La Nueva Provincia”, publicó una fotografía de la víctima –junto con la de otras personas-, dando a conocer la información suministrada por el Comando del V Cuerpo de Ejército Subzona 51, por la cual se comunicaba que MASSOLO había sido detenido, interrogado e investigado en dependencias militares, y puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional por orden de ese Comando.
Al mismo tiempo que MASSOLO se encontraba privado ilegítimamente de su libertad, sus familiares y allegados se abocaban a realizar las gestiones necesarias para lograr su libertad.
Finalmente, tras un paso por la Brigada de Investigaciones, fue liberado, registrándose su egreso de la Unidad Penitenciaria N° 4 con fecha 28 de octubre de 1976.
Con posterioridad, continuó siendo objeto de vigilancia y persecución por parte de las fuerzas estatales.
Como dato adicional, la víctima se refirió al peligro que pesaba sobre los abogados que se involucraban en casos relacionados con perseguidos políticos y a la consecuente reticencia a ejercer ese tipo de patrocinio o representación, lo que incluso llevó al Colegio de Abogados local a imponer el sorteo obligatorio de los letrados que debían atender esos asuntos.