Coussement, Mercero, Sotuyo y Lorenzo

Este grupo de cuatro víctimas cuenta también con un desarrollo fáctico común.

Cristina COUSSEMENT

Era hija de Marcelo Ricardo COUSSEMENT y Perla Catalina SEGUI, y tenía una militancia asociada a la Juventud Peronista.

Al momento de producirse los hechos, contaba con 21 años de edad, estaba casada con Rubén Santiago BAUER, y trabajaba en una tejeduría de la ciudad de Mar del Plata.

En esa ciudad fue secuestrada el 6 de agosto de 1976, por un grupo de personas que se hizo presente en su casa, la privó de libertad y sustrajo todas sus pertenencias, incluyendo el mobiliario del departamento.

Desde Mar del Plata fue trasladada, en avión, a esta ciudad y luego ingresada al CCDyT “La Escuelita”.

A continuación, miembros del Ejército Argentino la sacaron de este lugar y le dieron muerte.

El homicidio de la víctima fue objeto de una operación montada desde las estructuras militares, ya que se pretendió encubrir el fusilamiento bajo un enfrentamiento armado, cuyo acaecimiento resulta de una verificación imposible, toda vez que COUSSEMENT en ningún momento recobró su libertad.

La noticia de su muerte fue publicada en el diario “La Nueva Provincia”, el día 19 de septiembre de 1976. En este artículo el periódico reprodujo un comunicado del Vto. Cuerpo de Ejército cuya divulgación perseguía encubrir lo sucedido tras un pretendido enfrentamiento bélico, ocurrido el día 17 de septiembre de ese año.
El comunicado señala que ese día, una pareja que se desplazaba en automóvil pretendió eludir un control de vehículos que una patrulla militar efectuaba en la ruta 33, y luego de que el conductor acelerara su marcha y su acompañante abriera fuego contra el personal militar, se repelió esa supuesta agresión y los ocupantes del automóvil fueron abatidos. En ese comunicado identificaban a la mujer abatida como Cristina Elisa COUSSEMENT (a) “Pichi”, mientras que el masculino aún no había sido identificado.

La versión del Ejército se completó con la elaboración de un acta que fue firmada por el Subcomisario de la Policía Federal Argentina ALAIS. Según la misma, el Mayor BRUZZONE habría llamado a la dependencia policial -desde el Centro de Operaciones Táctico del Ejército-, para informar el episodio en el que habría muerto COUSSEMENT y una persona de sexo masculino sin identificar.

Vale destacar que, del operativo de montaje descripto, participó también el personal de la Agrupación Tropas del Departamento III “Operaciones” del Comando Vto. Cuerpo de Ejército, según fue admitido por el jefe del grupo operativo, Mayor Emilio IBARRA, en ocasión de declarar en el marco del “juicio por la verdad”.

Lo expuesto hasta aquí, junto al informe del médico Mariano CASTEX, refutan la versión dada por el Ejército y demuestran que COSSEMENT y el hombre que finalmente fue identificado como Roberto Adolfo LORENZO, fueron sacados de “La Escuelita” y asesinados por personal militar del Comando Vto. Cuerpo. Las conclusiones del perito resultaron concluyentes para determinar que la hipótesis ofrecida de un enfrentamiento desde un automotor, no es aceptable.

Roberto Adolfo LORENZO

El 14 de agosto de 1976, Roberto Adolfo LORENZO -oriundo de Necochea-, se encontraba de visita en la casa del matrimonio MERCERO-SOTUYO, amigos de él, quienes se domiciliaban en calle San Lorenzo N° 740 de Bahía Blanca. En aquella oportunidad, agentes militares del Comando V ingresaron al domicilio y secuestraron a Luís Alberto SOTUYO, Dora Rita MERCERO y Roberto Alberto LORENZO, quienes fueron trasladados al CCDyT “La Escuelita” de esta ciudad.

Dicha irrupción y posterior secuestro, fue llevado a cabo por integrantes de la Agrupación Tropas.

De modo paralelo a la captura del matrimonio MERCERO-SOTUYO y de Roberto Adolfo LORENZO, el día 15 de agosto del año 1976 el diario La Nueva Provincia publicó una falsa nota, trascribiendo el comunicado del V Cuerpo del Ejército según el cual en la madrugada del día anterior -en la vivienda de calle San Lorenzo 740- habían sido abatidos tres delincuentes subversivos, al pretender huir y cubrir su repliegue abriendo fuego con armas, debiendo los efectivos repeler esa agresión. Si bien procuraban establecer la identidad de los supuestos sediciosos, se indicaba que se trataba de dos hombres y una mujer.
La falsedad del comunicado -y consecuentemente de la publicación- fue asumida por el propio Abdel Edgardo VILAS, quien manifestó que la “confección del texto del comunicado oficial no se ajustó a la realidad… no produciéndose… enfrentamiento, ni detenciones, ni muertos…” (en el marco de su declaración indagatoria antes referenciada).

Una vez cautivo en “La Escuelita”, la víctima sufrió torturas y fue interrogada.

Como se hizo referencia, LORENZO fue asesinado y se intentó encubrir y su fusilamiento con una puesta en escena de combate armado.
Recordemos la publicación realizada por “La Nueva Provincia” el 19/09/1976, el acta firmada por el Subcomisario de la P.F.A. ALAIS, y el informe pericial del Dr. Mariano CASTEX, referidos previamente, al analizar el caso de Cristina COUSSEMENT.

Durante el tiempo de la desaparición, el padre de la víctima -Adolfo Ángel LORENZO- realizó gestiones para conocer el paradero de su hijo, en tal sentido interpuso un recurso de habeas corpus, aunque todo sin resultado positivo.

Vale destacar que la familia de la víctima supo de su muerte a través de José ALOISI (cuñado de Dora Rita MERCERO de SOTUYO), quien encontró la foto del cadáver de LORENZO en un libro de fotografías que exhibían en la Policía Federal.

Por su parte, el Juzgado Federal -reproduciendo trámites dados a casos similares- imputó a la víctima por Atentado y Resistencia a la Autoridad. Con fecha 18 de octubre de 1976 el juez MADUEÑO dispuso la extinción de la acción penal y sobreseyó la causa.

Dora Rita MERCERO y Luis Alberto SOTUYO

Como se mencionó al desarrollar el caso que tuvo por víctima a Roberto A. LORENZO, la noche del 14 de agosto de 1976 se realizó un operativo militar del que participó la Agrupación Tropas del Comando V Cuerpo Ejército, en la vivienda de calle San Lorenzo N° 740 de esta ciudad, donde vivía el matrimonio compuesto por Dora Rita MERCERO y Luis Alberto SOTUYO, que estaba siendo visitado por su amigo LORENZO.
Como se dijo, esa noche personal militar irrumpió en el domicilio y las tres víctimas fueron secuestradas y trasladadas a “La Escuelita”.
Tras ello, la vivienda quedó bajo control militar, y todas las pertenencias de la familia fueron robadas.

En “La Escuelita”, fueron identificados por otros cautivos. Entre ellos, Cristina PEDERSEN, Juan Carlos MONGE y Eugenia FLORES RIQUELME, dieron referencias sobre la presencia y las torturas a las que fueron sometidos SOTUYO, y su esposa MERCERO, a quien dentro del centro clandestino llamaban “la liebre”. Asimismo, los compañeros de cautiverio fueron coincidentes en que a ambos los habían matado, refiriendo que MERCERO habría sido arrojada al mar junto con “La Cortita” IZURIETA y el matrimonio GONZÁLEZ–JUNQUERA.

Luego de la desaparición de las víctimas, sus familiares realizaron diversas gestiones a fin de dar con su paradero.

El padre de SOTUYO viajó a Bahía Blanca para conocer lo que había ocurrido, a partir de la publicación del comunicado del Comando V Cuerpo. En los viajes posteriores fue acompañado por José Antonio ALOISI (cuñado de MERCERO), ambos deambularon por el Juzgado Federal donde presentaron por lo menos 6 Habeas Corpus, todos rechazados.
Asimismo, fueron al Comando del Vto. Cuerpo del Ejército, se presentaron en dependencias policiales, y realizaron averiguación con el cura Dante Inocencio VEGA.

Por su parte, las madres de las víctimas -María Mercedes PRIETO de SOTUYO, y Dora Angélica ZUBIRI viuda de MERCERO- no cesaron en su reclamo de información sobre lo ocurrido con sus hijos, sino hasta el día de sus muertes.

Denunciaron, presentaron Habeas Corpus, informaron a los jueces. Llegaron hasta la Corte Suprema de Justicia de la Nación, todo sin resultado positivo.

Al día de hoy los cuerpos de Dora Rita MERCERO y Luís Alberto SOTUYO no aparecen. En las últimas noticias que de ellos se tuvo, como se describió, ambos permanecían secuestrados y recluidos en el centro clandestino “La Escuelita”.

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