Discursos de odio: ¿vos qué vacuna preferís?

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¿Qué relación existe entre la preferencia por una u otra vacuna y la reproducción de discursos de odio? A partir de ese interrogante el Laboratorio de Estudios sobre Democracia y Autoritarismos de la UNSAM realizó una encuesta en el marco de sus estudios sobre autoritarismo político y social en nuestro país.

“Hay una serie de categorizaciones y enunciados que incitan y legitiman la violencia, cierta especificidad en los discursos. Lo que hacemos es estudiar las disposiciones ideológicas que hacen posible la aparición y la divulgación y crecimiento de discursos de odio, que en algunos casos se termina conduciendo en acciones violentas hacia un otro”, dijo a FM De la Calle la dra. en Ciencias Sociales Lucía Wegelin.

La investigadora detalló que el relevamiento “se hizo entre diciembre y febrero, preguntamos por las vacunas en circulación en ese entonces, lo que se sabía quizás era un poco menos. Lo llamativo es la intensidad de la correlación entre la preferencia de algunas vacunas y el índice de discursos de odio”.

Sostuvo que “el 45,8% de quienes eligen Pfizer estaría dispuesto a promover mensajes que nosotros calificamos como discursos de odio en sus redes. Entre los de que prefieren la Sputnik solo el 14% promovería discursos de odio. Hay mucha diferencia”.

Wegelin dijo que “evidentemente” son posturas que están en la opinión pública. “Estamos hablando de una diferencia con discursos científicos -como las vacunas-. Que se asocien tan intensamente, de modos deferentes, con disposiciones ideológicas habla de que en la esfera pública estaba produciéndose esa asociación, entre los políticos y en el periodismo sucedía algo que aparece replicado en la población en general”.

La socióloga comentó que a nivel internacional el de los discursos de odio “es un tema que está siendo recientemente estudiando. Elegimos 3 enunciados: uno racista, uno discriminatorio -en relación al colectivo LGBT- y uno deshumanizador, por ejemplo, ‘miles de bolivianos cruzan la frontera como ratas para cobrar el IFE, hay que hacer algo con ello'”.

Mencionó un documento de Naciones Unidas en el cual se destaca la necesidad de estudiar los discursos de odio “por la peligrosidad de que pasen a la acción”.

Desde 2013 el Laboratorio se dedica a analizar las nuevas formas del autoritarismo social y cómo se reproducen. “Hay algo que efectivamente pasa, en los momentos de crisis económica y social, ese tipo de discursividades tienen más posibilidades de crecer, sin duda la pandemia es un momento de crisis, que en este caso lleva a construir relatos que den sentido a algo que parece no tenerlo”.

Wegelin subrayó “la aparición de un alto grado de antisemitismo. Un enunciado que hablaba sobre una cierta teoría conspirativa en la que los judíos ocuparían un lugar en esta trama conspirativa que produjo la pandemia y es sorprendente el grado de acuerdo”.

“Cuatro de cada diez personas -un 37 %- mostraron algún grado de acuerdo con la idea de que el coronavirus surgió como un plan de empresarios judíos para ganar dinero fabricando vacunas. En el otro extremo, un 43,8 % manifestó algún tipo de desacuerdo”.

-¿Cuál es el límite entre libertad de expresión y discurso de odio?

Hay que mirar qué le hace ese discurso a la democracia, si ese discurso está dentro de una esfera pública que facilita y promueve el conflicto o si pretende eliminar al otro y desplazarlo. Esa pregunta es una forma de discriminar cuándo hay una amenaza o una expresión de una posición diferente a la nuestra.

En relación a lo ocurrido con el grupo de periodistas que realizó la investigación “La reacción conservadora”, ¿qué conclusiones podemos sacar?

Si hago la pregunta sobre qué le hacen a la esfera pública democrática estos datos, en principio no la estarían resquebrajando. Son datos públicos, firmados por una serie de periodistas. Uno puede no estar de acuerdo y es posible, es susceptible de ser manifestado, pero eso no significa que sea antidemocrática, no veo argumentos que puedan afirmar eso.

En que no se puedan publicar esos datos, que se haya bajado la página, que se haya cercenado esa voz, hay un desplazamiento en la esfera publica, que es lo que pasa con casos de asedio en redes. No solo decís ‘me molesta tal o cual cosa de tu persona’ sino que lo asedias de tal manera que lo corrés de la esfera pública.

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