Nicolás Fernández Vicente lanza “Los sueños de Rosendo”

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(Por Astor Vitali) Se trata de un tango de autoría propia disponible en todas las tiendas digitales. La obra está arreglada con guitarra y guitarrón. Canta: Susana Matilla. Se publica en el contexto del centenario del Club Bella Vista, de Bahía Blanca.

“Por distintos inconvenientes técnicos no pudo lanzarse en los días previos al centenario al club Bella Vista que fue el 18 abril. Pero se llegó a hacer dentro del mes, afortunadamente”, dijo el autor a FM De la Calle.  

¿Quién es Rosendo?

Es mi abuelo paterno. No tuve la fortuna de conocerlo pero sí lo conozco a través de los vecinos que me cuentan cómo era, compañeros de su trabajo también. Mi abuelo fue trabajador de correos y telégrafos toda su vida. Tuvo una parte activa en la entidad gremial que los nuclea, que es AATRAC. Laburante común y laburante para su comunidad.

¿La letra surge a partir de un texto que él había dejado escrito?

Imagino yo que durante los últimos años de su vida trabajó en el turno nocturno. En un formulario a dirección general de telecomunicaciones dejó impreso, en las tiras con los que se imprimían los telegramas, un texto en el que hablaba del barrio y firmaba con sus iniciales, con una leyenda que decía “inspirada por este poeta bellavistentence en una noche de ocio”.

Con el tiempo descubrí que en realidad él lo que había hecho era -sin tan simplemente- agregarle a ese texto, que era un poema de Héctor Gagliardi, algunos enunciados que tenían que ver con el barrio y con su propia experiencia de vida.

¿Ahí reelaboraste la letra?

Exactamente, tratando de mantener esos agregados que él había hecho, modifiqué todo el resto del texto que es original.

El verso “se te dio por progresar” condensa un intercambio generacional que también se da con la invitada, Susana Matilla…

Creo que un poco la identificación que pudo haber tenido mi abuelo hace unos 50 años de ese texto, y estamos hablando ya de la instauración a través de la violencia del neoliberalismo en nuestro país a través de la dictadura cívico militar, cómo se empieza a evidenciar esto que después podemos observar en distintas entidades intermedias de distintos barrios, cómo se han ido desmembrando o bien pasado a ser sociedad con representación empresarial, ya más lejanos a la comunidad.

Por más que siempre queda un componente telúrico muy fuerte que está arraigado en la comunidad de los barrios, también sucede esto de que la gente pasa de largo cunado pasa adelante del club o de la sociedad de fomento, que podía ser su lugar de encentro en otro momento. En el sentido de que no lo siente como un espacio de pertenencia como lo era en otro momento en el que, al dejar sus trabajos asalariados, vecinos y vecinas destinaban el resto de la vida.

En la arquitectura y en la vida social de algunos barrios no totalmente asfaltados por la dinámica del progreso puede verse una suerte de vida en dos dimensiones, como si hubiera distintos tiempos corriendo en el mismo tiempo. Por ejemplo, una persona joven como vos, comprometida emocionalmente además de políticamente con las instituciones de su barrio; por otro, otras personas pensando más bien en términos de cultura consumista a lo yanqui, totalmente desvinculados de su entorno. Si bien puede generar angustia la presencia de los segundo también significa que permanece viva cierta cultura popular que no por nada ha venido luchando por subsistir, en la que no sólo está la cuestión de la tradición sino valores populares –del pueblo- contra valores de mercado u otra índole. Yo veo en esta canción esa angustia por la topadora del progreso y a su vez cierta latencia de habitar el barrio y la ciudad de manera popular y solidaria.

Sí. Por eso es necesario rescatarla, decirla, transmitirla. Porque el problema que observamos en distintas culturales, más allá del barrio, es cómo trasmitir estas cosas, cómo construir memoria. En ese sentido ese tipo de transmisión se da con las personas vivas. Con el recambio que puede haber en función de las familias que habitan el barrio, por ejemplo, en el caso de la familia de mi padre, se instala en el barrio mi bisabuelo, el papá de Rosendo. Con lo cual estamos hablando de principios del siglo veinte. Las distintas generaciones seguimos habitando el barrio.

La forma de dar batalla contra esa topadora del progreso es por lo menos transmitiendo la memoria viva de las personas que lo habita y tratar de practicar ese sentido comunitario.

La foto de portada de la canción es significativa: están muchos de sus amigos que también eran vecinos del barrio que viven en un radio de cuatro cuadras de donde vivo yo y de donde vivía mi abuelo. Quienes están en esa foto, celebrando alguna cosa con unas guitarras, participaban activamente de la vida del barrio de alguna manera.

Susana Matilla: Cuando Nico me invita a participar de este proyecto no dudé un instante porque Los sueños de Rosendo son los sueños de Nico y son los sueños míos. Ese sentimiento de cariño de pertenencia a este diminuto lugar, a este pequeño terruño que es el barrio, que te ve nacer y crecer.

Tanto Rosendo, como Nico, como yo durante toda nuestra vida trabajamos en las distintas organizaciones sociales del barrio. Es más, con los años nos encuentra a Nico y a mí trabando juntos en la comisión de la Biblioteca (Bella Vista).

Este tema une tres generaciones. Rosendo podría haber sido mi papá y yo podría haber sido la mamá de Nico. Por otro lado, los dos nacimos y elegimos seguir viviendo en Bella Vista. La casa de Nicolás queda en la misma calle de su papá, al igual que yo vivo en la misma vereda que la casa de mi mamá. Son muchas coincidencias que nos van hilando en esta historia de barrio, con Nicolás.

Por ejemplo, yo fui a la Escuela Nacional número siete, que después tiene su continuidad en la escuela nacional sesenta y dos. Queda casa de por medio de dónde hoy vive Nicolás. Y donde fue Nicolás queda casa de por medio con la mía.

Haber hecho este tema y más en el centenario de nuestro querido club que lleva el mismo nombre que el barrio, para finalizar este proyecto y haberme hecho partícipe me da mucha felicidad.

Yo no puedo hablar de Nicolás porque es como si hablara la mamá. Es un chico creativo, talentoso, inteligente, coherente, de muy fuertes convicciones. Así que yo deseo que esto sea el principio de una larga carrera musical llena de muy buenos momentos. Te quiero mucho, Nico. Te quiero, chiquitín.

Alguna vez dijimos que “el canto de Susana Matilla es un conjuro contra la muerte; es el tiempo detenido en ese instante en que el sentido nos tocó la tripa y aprendimos a llorar”. ¿Qué significa  tocar con ella?

Nicolás Fernández Vicente: Fue algo muy lindo desde la preparación del tema hasta la concreción efectiva. Ella mencionaba que es una idea que tengo hace bastante tiempo y que pudimos concretar ahora e hice algunas modificaciones de aquella idea original. Traté de que lo construyéramos un poco conjuntamente y no condicionar su interpretación para que fluyera esa gran capacidad de comunicación que tiene Susana en la interpretación. Pese a que ella misma se reconoce como una cantante folclórica y de zambas, especialmente, tiene una enorme capacidad interpretativa para el tango. Por eso los grandes maestros de esta ciudad la han elegido para sus formaciones, como Mario Grossi y Lucio Passarelli.

En ese sentido, el arreglo de guitarra está hecho en función de su interpretación vocal. Registré de manera informal, con un celular, yéndonos a visitar durante las casas del barrio durante este verano y así fuimos trabajando la grabación.

Para mí es un gran placer y un gran regalo haber podido grabar esta canción con ella. Tenía grabado el tango a Villa Mitre y yo le decía: Susi hay que grabar el tango a Bella vista ¿no? Más allá del chiste, además de lo que significa en la escena del tango también todo este vínculo que nos une y que ella perfectamente describía, todo eso está impreso, grabado en la canción.