El MTE y la organización de migrantes bolivianos en Villarino

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La becaria doctoral en Geografía del Conicet, Marcela Torrez destacó en FM De la Calle el movimiento organizativo de migrantes bolivianos dedicados a la producción de cebolla desde 2017. Se trata de comunidades del Partido de Villarino que habían aparecido en los medios en protestas vinculadas a las crisis económicas.

La docente junto a Lucio Martín participan de un capítulo del libro «Territorio, movimientos sociales y conflictividades». La compilación de Pablo Becher y María Belén Nieto fue editada por Ediciones De la Calle y CEISO y se presentará el jueves 26 a las 19 por el canal de YouTube FMDELACALLETV.

Torrez comentó que la investigación titulada “Organizaciones sociales y crisis económica: el caso de los grupos migrantes bolivianos en el Valle
Bonaerense del Río Colorado” es un trabajo interdiscipliario. “Nos aventuramos a visibilizar estos movimientos sociales, qué venía pasando desde el 2017 cuando se genera un movimiento con carácter organizativo, que nos permite captar la importancia de esto para la región”.

Señaló que “hay una dinámica muy singular porque más allá de que son localidades pequeñas, son pequeños productores familiares, trabajadores que actúan de intermediarios, trabajadores de galpones de empaque. La cebolla ha sido y es un ingreso importante no solo para los que trabajan la tierra”.

La investigadora mencionó que durante los años previos se dieron algunos episodios aislados pero fue con la crisis del 2017 cuando comenzaron a organizarse, a partir de allí “participaron no solo trabajadores sino productores que allí viven, no solo migrantes. Fue frente a una crisis muy importante para la región porque tuvieron muchas pérdidas. Es un sector de pequeños y medianos productores en la que en la mayoría quedan al margen del acompañamiento por parte del Estado”.

Torrez señaló que en el libro “no solo describimos estas acciones que tuvieron lugar en este momento, sino que lo quisimos poner en diálogo con la Confederación de Trabajadores de la Económica Popular, el MTE, que aparecen acompañando a estos sectores y esto generó cierto empoderamiento para ciertos colectivos”.

“El área de producción en la región es para exportar a Brasil. En el 2017, además de la crisis en relación a que Brasil no estaba importando tanta producción, fue la apertura de convenios con Holanda y España a partir de los que se comenzó a importar cebolla de otros países, eso generó un insumo más para la crisis del sector”, detalló.

Señaló la poca ganancia que obtenía el productor: “Por cada 20 kilos recibía 8 pesos. El consumidor compra un producto a un precio elevado y eso no se refleja al productor. Lo que se vio con las movilizaciones es que se distribuyó un subsidio paliativo para la crisis. Las solicitudes eran renegociar la posibilidad de créditos blandos y que al productor no le generen tantos gastos y les permita comprar los insumos”.

“Una de las consecuencias de la crisis fue que muchos dejador de dedicarse a la cebolla y optaron por otras hortalizas, tomate, lechuga, bajo cubierta, que es otra manera de buscar una alternativa”, finalizó.