“El polo puede crecer sin que crezca la cantidad de puestos de trabajo en blanco”

Gustavo Burachik analizó en FM De la Calle los números de desempleo en Bahía Blanca – Cerri, correspondientes al cuarto trimestre de 2022. Advirtió que pese a las promesas de progreso, las inversiones en el polo industrial conllevan un “esquema que reproduce desequilibrios”. Si bien “hay un pequeño núcleo de puestos en blanco y con salario de convenio, hay un colchón de trabajadores que realizan actividades directas e indirectas que están en una situación de precariedad laboral”.

“La situación del desempleo en Bahía Blanca presenta un panorama paradójico. De algún modo es similar a lo que pasa a nivel nacional, la tasa de desempleo abierta no es muy alta, no hay muchas personas que cuando son visitadas por el encuestador digan que están buscando activamente trabajo. Ese porcentaje que es el de desocupación abierta no es tan alto”, explicó.

Sin embargo, existen signos que dan cuenta que en el mercado de trabajo hay mucha gente desocupada que desea y requiere trabajar pero por diversos motivos no encuentra un empleo y ha abandonado la búsqueda principalmente por lo dificultoso que les resulta hallar una vacante.

En este sentido, “hay un aporte visible y otra no visible en la encuesta, personas que por ahí no buscan pero son personas en edades de poder trabajar pero ante situaciones desalentadoras se retiran de la búsqueda y dejan de aparecer como desocupados”.

Por otro lado, debe contemplarse que hay personas empleadas que no tienen la cantidad de horas que quisieran y se enmarcan en la categoría de sub-ocupados, quienes abarcan una proporción importante.

Además existe otro grupo que trabaja en jornadas completas y figuran como ocupados plenos, “pero de alguna forma son desocupados también, son personas que han tenido que aceptar cualquier trabajo para tener ingresos pero que en muchos casos ese trabajo no cumple con las expectativas de salario”.

Tampoco con lo que se espera en cuanto a las condiciones, o incluso de calificación, ya que “muchas personas que tienen una calidad técnica o una profesional si no consiguen en su profesión están obligados a aceptar cualquier trabajo con tal de tener un ingreso”.

Burachik ejemplificó esa situación con el aumento del cuentapropismo y del trabajo no registrado, sin seguridad social.

“Es estructural y varía con la coyuntura. Hay un colchón de personas, por ejemplo mujeres en edad de trabajar, que circunstancialmente ingresan en el mercado de trabajo y circunstancialmente se retiran. No pasan a la desocupación, pasan a la inactividad”.

En otra línea, los varones en edad de trabajar son activos casi en su totalidad, lo que significa que si no se encuentran realizando tareas laborales están intentando dar con una de forma activa. En cambio en las mujeres y las juventudes el porcentaje de activos es mucho menor. Estos últimos, asevera el especialista, forman parte del universo del trabajo y son posteriormente expulsados de forma circunstancial.

En la ciudad, donde el gobierno comunal de Héctor Gay y los grupos empresariales apuestan fervientemente al desarrollo a través sector industrial, se forma un “esquema que reproduce los desequilibrios que existen en este momento, porque si bien en el Polo Industrial hay un pequeño núcleo de puestos de trabajo, en blanco y con salario de convenio, luego hay un colchón de trabajadores que realizan un montón de actividades directas e indirectas que están en una situación de precariedad laboral.

“El paso de personas sin trabajo y que lo necesitan a la inactividad, lógicamente, en nada alivia la problemática derivada de su insuficiencia de ingresos. Su incorporación a la ocupación, sin embargo, depende de decisiones de inversión del capital privado y del sector público. Ninguna de estas dos fuerzas parece estar movilizándose en favor de una recuperación de la crisis laboral”, escriben en el informe. Números de Bahía Blanca y Cerri.

“Ese polo puede crecer sin que necesariamente crezca la cantidad de puestos de trabajo en blanco y bien remunerados, porque tiene una fuerza de trabajo, precarias que tienen otros convenios colectivos, a través de las empresas contratistas grandes o medianas, que tienen otras empresas contratistas”, relató.

Década perdida en América Latina

En general, quienes están bajo la línea de pobreza “no son simplemente pobres, porque no llegan a comprar una canasta sino que son personas que no llegan a comprar una canasta de bienes básicos, alimentos, son indigentes. Es un rasgo de esta nueva pobreza, que no solamente aumenta sino que es una pobreza extrema y no es fruto de la pandemia, esto ya había ocurrido”, dijo al analizar números de la CEPAL.

“América Latina está en su octavo año de crisis y no se ve ningún abordaje sistemático de este problema. No está en una crisis coyuntural más, sino en una crisis profunda que lleva varios años”, añadió en ese sentido, expresando que nos encontramos en una nueva década perdida además de la que comenzó en 1982 cuando estalló la crisis del endeudamiento.

“Todos los países fueron entrando en crisis, algunos dejaron de pagar circunstancialmente pero luego volvieron a pagar la deuda externa y mientras tanto en las economías latinoamericanas hubo un ajuste feroz porque la deuda externa no solo se siguió pagando la pública sino que se estatizaron las deudas privadas”.

Según el licenciado, nuevamente está en un sendero comparable a esa época, empezando transitarlo en el año 2008 cuando las economías empezaron a frenar su crecimiento y a percibir un aumento en la población.

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