El Reino: seis procesados y falta de mérito para los dueños
(Por Mauro Llaneza) La jueza Mirta Filipuzzi procesó y dispuso la prisión preventiva de los integrantes de la banda que comercializaba drogas en fiestas electrónicas y afters. Además, dictó la falta de mérito para los dueños del boliche El Reino y mantuvo la clausura del local allanado a principios de septiembre. Dos imputados continúan prófugos.
El planteo de la Fiscalía había ubicado a Guido Gentili como jefe de la banda y a Facundo Ezequiel Francisco, Francisco “Pinino” Salazar, Maximiliano Ezequiel Borja y Matías Cragno como sus asistentes en la captación de clientela, comercio, distribución, custodia y transporte de la droga. También participaban en el beneficio del tráfico los organizadores de las fiestas electrónicas Mariano Trellini y Javier Selvaggio.
Danilo Hugo Acosta, vinculado directamente a Gentili, fue imputado por la fabricación de ketamina y la organización de eventos para comercializar sustancias ilícitas y Lucio Miguel Serrón, Federico Isla Vieyra y Mauro Ezequiel Simón, propietarios de la disco de Fuerte Argentino al 600, estaban acusado de facilitar el lugar.
“Quedan ligados a la causa y es una instancia entre un procesamiento y un sobreseimiento”, dijo a FM De la Calle el fiscal Antonio Castaño respecto a los bolicheros y agregó que “independientemente de cualquier otra situación, dentro de lo que es la noche, la concreción de este tipo de fiestas, cómo alquilaban el local, cómo publicitaban en los medios, era suficiente para considerar que no podían estar ajenos a esta situación”. Ahora analizan apelar la resolución.
La causa comenzó en 2014 con el seguimiento a Facundo Ezequiel Francisco -actualmente prófugo- y tareas de inteligencia sobre venta de drogas en Nueva Cruz (Soler 620), la Confitería La Isla del Parque de Mayo, La Capilla de La Diana y El Reino.
En este último se realizó el 4 de septiembre el allanamiento en el cual fueron detenidos Gentili, Cragno, Selvaggio, Trellini y Salazar. La Prefectura Naval secuestró además 70 pastillas de éxtasis, ketamina, LSD, marihuana y cocaína. Días después se entregó Acosta. Los empresarios fueron indagados pero conservaron su libertad.
Las pericias sobre el material secuestrado identificaron marihuana, cocaína, ketamina, MDMA, precursores químicos, elementos de corte y sustancias psicotrópicas como clonazepam. La ketamina era sometida a un proceso de “fabricación” que cambiaba su estado líquido a sólido mediante su cristalización.
La especialista en adicciones del Hospital Municipal, Roxana Bertrand, destacó que el desconocimiento de la composición final de las drogas sintéticas las convierte en “especialmente peligrosas”.
La MDMA (3,4-Methylenedioxymethamphetamine) se ingiere oralmente en forma de tableta o cápsula y sus efectos duran aproximadamente de 3 a 6 horas. La dosis promedio es de dos tabletas y cada una contiene entre 60 y 120 miligramos de MDMA. “No es raro que los usuarios tomen una segunda dosis una vez que los efectos de la primera comiencen a desvanecerse”, advirtió la médica.
Con dicha referencia, el fiscal destacó que las 70 pastillas secuestradas en El Reino “podían abastecer a por lo menos la mitad de los concurrentes al King Club”. Junto al resto de las sustancias logran una proporción “determinante a los efectos de analizar el rédito que le proporcionaba a los organizadores el despliegue de la fiesta electrónica y cuál era su real ultrafinlidad: la comercialización de estupefacientes”.
Patricia Cisnero, especialista de la Procuraduría de Narcocriminalidad, analizó el uso de la ketamina: para la obtención de estado psicodélico se calcula una dosis promedio de entre 30 y 75 miligramos. Como se incautó líquida, se debe considerar que cada mililitro equivale a 50 miligramos. “De ese modo, los 50 ml secuestrados equivaldrían a 2500 mg, que divididos por 30 (cantidad mínima de una dosis normal) arrojan un total de 83 dosis. (…) Evidentemente lo secuestrado excedía abiertamente el autoabastecimiento” y “denota el ánimo de lucro con su comercialización”, concluyó Castaño.
Tal como falló la jueza, la Fiscalía había solicitado el procesamiento y la prisión preventiva de los integrantes directos de la banda. Gentili dirigía y hacía el “contacto primario con proveedores para su posterior distribución”. Junto a Trellini y Selvaggio, “organizaba y publicitaba en redes sociales las fiestas electrónicas donde el consumo de este tipo de estupefacientes se encuentra íntimamente ligado al escenario armado alrededor de este tipo de música”. El negocio se realizaba también en “afters” privados.
“Pinino” Salazar comercializaba “faso”, “merca” y MDMA desde un comienzo con Borja y Francisco. Matías Cragno también se encargaba de la venta y “habitualmente se posicionaba al lado de Gentili” con funciones de vigilancia. Frecuentaba las previas, publicitaba las fiestas en sus redes sociales y tenía “directa relación con los dueños de El Reino”.
Selvaggio y Trellini se presentaban como organizadores de fiestas. El primero contactaba a los clientes y entregaba en mano las anticipadas. Entre otras sustancias se le secuestró rohypnol, conocida como la droga de la violación, “una de las más peligrosas del mercado”. Un testigo de identidad reservada declaró que era “vox populi” que en el domicilio de Trellini de 19 de Mayo 733 “se vendía cocaína y se hacían fiestas que duraban varios días”.
Finalmente, Danilo Acosta se dedicaba a la fabricación de estupefacientes, en particular de la ketamina, y la organización de “afters”. Las escuchas telefónicas lo muestran temeroso y lo relacionan claramente con dicha actividad. De este grupo quedan prófugos: Facundo Francisco y Maximiliano Borja.
En cuanto al delito referido al aporte de un lugar para la venta de drogas, a diferencia de la magistrada, la Fiscalía entendió que el accionar de Serrón, Isla Vieyra y Simón se enmarcaba en la conducta dolosa que “es aquella que se sustenta en el concreto y cabal conocimiento y voluntad de que el inmueble se destine al desarrollo de conductas ilícitas”.
Entre otros elementos, Castaño indicó que los empresarios “sostuvieron proveer a los locatarios de personal de seguridad, es decir, que más allá del pacto de alquiler del espacio King Club o de la sala más importante, su personal de seguridad, sus ojos se encontraban en todo momento de la noche en el local bailable, donde además de las ‘imperceptibles’ drogas sintéticas se consumía abiertamente y sin límite marihuana cuyos rasgos externos se manifiestan en el ambiente, lo que no puede ser desconocido por el personal de seguridad/control y dueños del lugar allí presentes”.
“Es de resaltar la alarmante manera en que se publicitaban las fiestas, véase la publicidad en el facebook que reza Safety First, en detalle: contaremos con un sector de enfermería con personal certificado y autorizado para actuar ante cualquier caso de descompensación (…) en los baños habrá dispensers disponibles con agua potable”.
Incluso el 9 de julio el propio Simón firmó un acta tras la atención médica recibida por una joven que no respondía a signos vitales aparentes, efecto señalado por Bertrand como uno de los posibles ante el consumo de MDMA.
Tras la tragedia de Time Warp, Selvaggio “anticipándose a los proyectos de ley que se iban a aplicar” les comentó a los dueños que “en sus fiestas iba a poner estos dispensers en los baños”. Mauro Simón declaró: “Lo de los dispensers lo tomo como una acción de marketing”.
“Resulta extraño que ponga a disposición y regale el agua, cuando el redito más importante de la nocturnidad es la venta de bebidas. Asimismo porque se publicita asegurando asistencia médica justamente y solamente en las fiestas electrónicas y no en las habituales de El Reino”, afirmó Castaño y reiteró como agravante en la causa la habitual presencia de menores en la disco.