Enrique Gandolfo: “Vimos un ejercicio fortísimo de solidaridad”

El dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SUTEBA) y la CTA bahiense trazó un panorama sobre la situación de las escuelas y analizó la respuesta ante la catástrofe climática que afectó a la ciudad

Habló de una nota presentada a la inspectora distrital, Julieta Conti, que incluyó, entre otras cosas, demandas urgentes en materia de designaciones docentes, mantenimiento de cursos y condiciones edilicias post-inundación.

Uno de los principales focos está puesto en la sobrecarga laboral que viven muchos docentes ante la falta de personal suplente: “Hay docentes que no están yendo, porque aún no se recuperaron luego de la inundación y que recargan la tarea de quienes van y tienen que atender a un número mayor de niños y niñas” , advirtió.

El problema excede lo coyuntural. La baja en la matrícula escolar también genera tensión entre las necesidades del sistema y las decisiones administrativas: “Algunas disminuciones de matrícula en escuelas secundarias están produciendo cierres de cursos, se pierde calidad educativa”, subrayó Gandolfo, y reclamó que se pospongan las decisiones de cierres hasta que haya un panorama claro sobre la situación de inscripciones.

En este sentido, defendió un nuevo enfoque sobre la enseñanza en grupos más reducidos, argumentando que “trabajar con 15 chicos mejora las condiciones de enseñanza y aprendizaje”  y que esa debería ser una oportunidad en lugar de una excusa para achicar estructuras.

Las condiciones edilicias también son una problemática central del sistema educativo y más aún después de la inundación. Gandolfo enumeró casos alarmantes: “El Jardín 936 tenía una de las aulas con un boquete directamente en el techo, una caja de electricidad afectada por la humedad, con todas las condiciones de peligro”. Señaló además pérdidas importantes en infraestructura y equipamiento en escuelas como la N°21 de Boulevard, donde “se perdió la biblioteca prácticamente y la sala de computación” .

En cuanto a los fondos provinciales para la reparación, declaró que: “No son suficientes y aparecen trabas burocráticas, administrativas” y cuestionó un clima de ocultamiento institucional: “Si las cosas están mal, hay que decir que están mal. Hay un cierto silencio informativo que no tiene una explicación”.

Enrique Gandolfo

La nota más esperanzadora de su intervención fue la referencia a la actitud del cuerpo docente ante la catástrofe:“Vimos un ejercicio fortísimo de solidaridad. De ir a las escuelas los primeros días a limpiar el edificio, a repartir alimentos, abrigos, a llevar alimentos a la casa de los chicos que no estaban viniendo, esto multiplicado por cientos de situaciones. No era cierto que la docencia no estuviera en las escuelas, esta actitud solidaria, que también nos preguntamos como proyección hacia el futuro, cuando alguien decía ‘todavía no empezaron las clases’, digo, ¿no es el ejercicio de la solidaridad una virtud pedagógica destacable y a proyectar en el tiempo”.

En este sentido, también abrió la inquietud de una nueva perspectiva para pensar no sólo la educación sino las dinámicas sociales en su conjunto: “Vimos formas organizativas comunitarias, barriales, que tomaron en sus manos todos los aspectos de la vida.

¿Por qué esa conjunción que se vio estos días en las escuelas, que la familia estaba dentro de la escuela con la maestra, por qué no proyectarla en el tiempo?, ¿Por qué no darle una forma organizativa, en red, con las cuestiones de salud en los barrios mas desatendidos? Hay un ejercicio que debería ser de organizaciones sociales, sindicales, que pudiéramos darle eso, una proyección en el tiempo, porque hace bien en el sentido de pensar que la vida puede ser distinta, que la vida no puede ser solo padecer adversidades”.

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