Glencore tenía químicos ilegales en una planta que se incendió
El sábado 4 de noviembre se incendió una planta de acopio de granos y químicos de la empresa Glencore en la ciudad de América, al oeste de la provincia de Buenos Aires. Una nube negra, producto de la combustión de diferentes agrotóxicos permaneció en el aire varias horas y preocupó a la comunidad.
FM De la Calle habló con Adelmar Funk, vecino del lugar, quien aseguró que se preocuparon cuando una leve brisa “empezó a movilizar la nube tóxica hacia el casco urbano”. Eso generó que las autoridades municipales dimensionaran lo que sucedía y emitieran un comunicado para que la sociedad “tomara algunos recaudos que se hacían imprescindibles, más considerando que en este tipo de situaciones no están preparados los municipios, ni siquiera defensa civil”.
Las autoridades propusieron que “la población estuviera encerrada en sus casas, que no ventilaran nada, que bebiera agua segura (de bidones)”, hasta puso a disposición el centro integrador “en el caso de que la gente tuviera que abandonar sus hogares hubiera un lugar más seguro”.
“Que se queme una planta que tiene agroquímicos es realmente sorprendente. (…) Estás viendo la combustión de ciertas partículas que tienen carbón (había silos bolsa), pero también hay elementos que no son visibles: los otros gases, productos de la quema de químicos; ni siquiera sabíamos qué tipo de químico había”.
El vecino de América explicó que a partir de otros casos el Concejo Deliberante “ha actuado en favor de las prohibiciones necesarias para asegurar de alguna manera la salud de la comunidad”. Y ratificó que es una situación complicada porque “uno no puede predecir qué tiene” la nube tóxica, y en su momento “la empresa tampoco supo explicar qué había, cuando quiso dar una explicación hizo un comunicado” y en vez de pedir disculpas relató lo que había pasado con los bomberos.
La limpieza del lugar donde se incendiaron los agroquímicos no es simple, de hecho Glencore tuvo que contratar a una empresa especializada para retirar los residuos e intentar recuperar las tierras donde se produjo la quema de dichos elementos.
Sin embargo, Funk cuestionó qué hacían esos agrotóxicos en ese galpón. “Los productos que estaban en ese depósito tenían un destino, ser volcados a la naturaleza; o sea que generamos un drama porque se quemaron (…). Solamente en el partido de Rivadavia, que tiene 370.000 hectáreas aproximadamente, se vuelcan entre 3 y 4 millones de litros todos los años. Equivaldría más o menos a la cantidad de material que transportan cien camiones de combustible”.
También manifestó que “estamos absolutamente rodeados de gases tóxicos en forma permanente. Lo demuestran no solamente patologías de nuestra comunidad sino que los propios organismos del Estado [INTA], plantan en el casco urbano de nuestras ciudades árboles testigo donde detectan la presencia de 2-4D, que es un arma de guerra”.
El hombre aseguró “en nuestro distrito, en su versión más volátil [2-4D] estaba prohibido y esta planta lo tenía. (…) el resto de los químicos estaba en otro galpón cruzando la ruta. (…) Si bien algunos químicos estaban autorizados, “el galpón no estaba autorizado, o sea que es clandestino”.
América se encuentra a menos de 3000 metros de la planta de Glencore, a la vera de la RN 33, y las viviendas más cercanas están a 1500 metros. Funk aseguró que se tranquilizaron cuando el viento viró al norte y la nube se disipó en dirección a General Villegas.
Respecto al comunicado que la empresa publicó cinco días después del suceso, concluyó que no agregó nada nuevo y “eso es lo que causa más indignación. Además se trata de empresas poderosísimas, multinacionales con grandes capitales (…) que realmente no se hayan ocupado de cumplir con las normas vigentes. Hacer las cosas bien para ellos sería un vuelto, no les costaría demasiado”.
Cabe destacar que la principal actividad de Glencore es la minería, y en la actualidad no sólo enfrenta la situación de tener agrotóxicos prohibidos en un galpón clandestino sino que está en el foco de los Paradise Papers por posible lavado de dinero en la mina de oro La Alumbrera. Esta investigación es llevada adelante por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), que incluye a la periodista bahiense, Sandra Crucianelli.