“Hay que dejar de hablar de los beneficios de la petroquímica y empezar a hablar de los costos”
Patricia González es educadora ambiental y referente de la organización conservacionista Sílice. Denunció la invisibilización de la contaminación y señaló la connivencia entre las industrias y las instituciones educativas que “dan licencia social” al modelo extractivista.
La conversación giró en torno al trabajo de la ONG estadounidense Earthworks, en conjunto con el Observatorio Petrolero Sur, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales y Periodistas por el Planeta. En su paso por Bahía Blanca, captaron imágenes con cámaras especiales que revelan las emisiones de gases del Polo Petroquímico, invisibles al ojo humano.
González relató el momento en que observaron por primera vez esas imágenes: “Fue una experiencia realmente reveladora. Me sorprendí de la sorpresa con la que se encontró Patricia Rodríguez [de Earthworks], y ella se sorprendió de mi espanto”.
Según explicó, las cámaras infrarrojas mostraron emisiones de metano sin combustión, lo que indica una liberación directa de gases contaminantes: “Había viento norte, o sea que estaban emanando, aprovechando el viento norte para alargar todos los gases tóxicos como si en el estuario no hubiera vida”.
“Me parece ofensivo esto, porque no es otra cosa que otra lavada de cara verde. Llegó el momento de dejar de hablar de los beneficios de la petroquímica y empezar a hablar de los costos ambientales, de los pasivos ambientales que nos está dejando”, sentenció.
En ese sentido, agregó: “Los estudios de impacto ambiental son una forma de lavado de cara verde. Es decir ‘quédense tranquilos que vamos a hacer el estudio de impacto ambiental’. El problema es quiénes firman. Porque son los mismos que se rasgan las vestiduras para decir que no hay que dragar el Arroyo Napostá y ahora están todos calladitos la boca porque hay otra gestión. Firma gente local, los mismos biólogos que trabajan en la Universidad Nacional del Sur y dan clase y hablan de conservación. ¿Por qué digo esto? No por acusarlos a ellos como más responsables que las empresas, sino porque forman parte de un sistema que nos confunde y nos distrae para poder ver la realidad. No están aportando a abrir los ojos, están aportando a pintar el muro verde del polo petroquímico”.
En ese marco, también criticó la respuesta institucional frente a las denuncias. “A partir de la visibilización de este estudio, esta semana en la UTN, Mega va a presentar una charla donde va a explicar los beneficios que está trayendo a la Argentina su producción. ¿De qué tenemos que hablar? ¿De Mega que va a dar la charla o de la UTN que le da lugar?”, cuestionó.
González apuntó específicamente contra las universidades públicas, como la Universidad Nacional del Sur, por promover carreras destinadas a formar profesionales para el sector hidrocarburífero. “La universidad que debería formar profesionales que vayan por el traspaso de estas energías fósiles a energías ambientalmente más limpias, quiere formar estudiantes para trabajar en las empresas extractivistas. Necesitamos empezar a hablar de eso”.
También hizo un llamado a cuestionar el relato del “progreso” asociado al polo industrial: “Muchos vivimos de eso y tal vez eso es lo que nos impide crecer. El municipio está esperando la plata fácil. Otros municipios están mejores que nosotros y no tienen eso”.
Finalmente, González señaló que: “¿Podemos decir que la petroquímica es la que directamente provocó los eventos (el temporal de viento y la inundación) de Bahía Blanca? No tenemos pruebas para determinarlo. Para lo que sí tenemos pruebas es para decir que la petroquímica contribuye, y eso no lo podemos negar, al cambio climático. Son el tipo de empresas que contribuyen al cambio climático”.
González remarcó que “los problemas ambientales son mundiales, pero la solución es local”. “No estamos hablando del elefante blanco, que es un muro sobreelevado en casi toda la costa, que impidió que el agua de Bahía Blanca saliera directo al estuario. Y encima ellos tienen las compuertas para abrir y cerrar a su antojo. Es decir, que deciden hasta dónde nos ahogamos”.