José Luis Robinson
En los años previos al acaecimiento de los hechos aquí descriptos, José Luis ROBINSON había sido militante de la Juventud Peronista y ejercido el cargo de secretario de extensión universitaria y asuntos estudiantiles en la Universidad Tecnológica Nacional de Bahía Blanca.
Al momento de su secuestro, ROBINSON se encontraba ocasionalmente en la ciudad de Viedma en razón de la actividad que desarrollaba como vendedor de libros. La noche anterior a ser privado de su libertad, dos personas de civil identificadas como miembros de la Policía Federal ingresaron al hotel donde la víctima se hospedaba, y procedieron a chequear la lista de personas allí registradas.
El 18 de noviembre de 1976, ROBINSON fue secuestrado en aquella ciudad por dos personas vestidas de civil, mientras circulaba por la vía pública.
A continuación, fue vendado y llevado a la sede de la Delegación Viedma de la Policía Federal. En el altillo de esa dependencia, permaneció varias horas en cautiverio y sometido a torturas. Al día siguiente, fue trasladado –vendado y esposado– a la ciudad de Bahía Blanca, e introducido en el CCDyT “La Escuelita”.
Allí permaneció en cautiverio, vendado y atado, y sometido a interrogatorios y distintos tipos de torturas, que incluyeron golpizas, aplicación de electricidad en el cuerpo, colgamiento y permanencia prolongada con el cuerpo desnudo en una especie de aljibe.
En la madrugada del 25 de diciembre de 1976 fue conducido –vendado y junto a otras víctimas– a la Unidad Penitenciaria n° 4 de Villa Floresta, previo sometimiento a simulacro de fusilamiento.
El 3 de enero de 1977, fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, a través del decreto N° 1/77.
En dicha dependencia carcelaria permaneció cautivo y sometido a torturas hasta el 22 de agosto de 1977, fecha en que fue enviado –esposado y vendado– a la Unidad Penal N° 6 de RAWSON y, más adelante, a la Unidad carcelaria de La Plata, donde continuó su confinamiento hasta el mes de julio de 1979, en que ejerció el derecho de salida del país, con destino a Canadá.
A la fecha, persisten en la víctima una serie de lesiones producto de las torturas y las condiciones de cautiverio padecidas, entre ellas, problemas cardiacos, tendencia al encierro, pérdida de la memoria, y destrucción de piezas dentales.