Pandemia en los barrios: “Las familias están entre cuidarse y sobrevivir como pueden”
“Con todo el tiempo que tuvimos no se le dio la suficiente preparación a la cuestión sanitaria”, dijo a FM De la Calle el párroco de La Piedad, Héctor Arismende. Afirmó que más de seis meses después del inicio de la pandemia tenemos un “sistema sanitario estresado y con dificultad para responder”.
En cuanto a las consecuencias sociales y económicas en los barrios del sur de la ciudad contó que la comunidad está “entre la necesidad y la responsabilidad”. La Municipalidad está cambiando la entrega de bolsones por el depósito de dinero en las tarjetas aunque las organizaciones “no estamos en condiciones de afirmar que toda la gente que lo necesita lo esté recibiendo”.
Las instituciones barriales se movieron rápidamente para asistir a las familias que perdieron sus ingresos con el establecimiento del aislamiento obligatorio. Tiempo después, llegaron algunas ayudas municipales.
Arismende comentó que la organización fue “cambiando” con el correr de los meses. “Hubo un cambio de delegado que parece que habilitó ampliamente los recursos. Desde entonces no nos faltan bolsones pero el Municipio adoptó la medida de entregar la tarjeta celeste en lugar del bolsón, para que la gente pueda comprarse el bolsón con 800 pesos”.
El cura manifestó que el cambio de modalidad “nos fue dejando de lado porque ya no pudimos accionar en el mecanismo que se necesita para verificar que a todos les llegue. No estamos en condiciones de afirmar que toda la gente que necesita esté recibiendo la tarjeta. Nos fueron corriendo de esta toma de decisiones, estamos en la incertidumbre, recibimos llamados de gente que no recibió la tarjeta y ahí tenemos que iniciar el reclamo”.
“Formalmente no nos hemos ido de la Mesa de Noroeste pero en concreto las decisiones las toman otros”, enfatizó.
Arismende destacó que estos seis meses de pandemia podrían haberse aprovechado como “un buen tiempo de planificación de política social que tenga en cuenta las particularidades cuando la emergencia fue contenida”.
Sin embargo, “cuando llegó el momento en el cual los bolsones se habían administrado y había que ver qué más se podía hacer, no hubo una progresión en la política social para seguir viendo cuál era la necesidad particular de la gente”.
Agregó que “a las familias más numerosas un bolsón no les alcanzaba y por lo tanto los 800 pesos tampoco. Nos parece importante que las familias puedan decidir qué comprar. El corte lo da el delegado, él es que nos responde a nosotros y no eleva los pedidos a otras instancias a menos que él lo desee, el diálogo se corta, no hay posibilidad de plantear en instancias superiores medidas diferenciadas”.
Respecto del aislamiento, sostuvo que “es cierto que en los barrios se depende más de la buena voluntad de los vecinos, han habido focos de contagio, la gente aprendió de algún modo a cuidarse y está tratando de sobrevivir con eso. Está entre cuidarse y sobrevivir como puede. Están tratando de hacer changas porque si no no pueden vivir, no hay bolsón de 800 pesos que pueda solucionar eso”.
Por último, mencionó que “no se planificaron espacios de aislamiento territoriales, habíamos hecho la propuesta acondicionando un sector de la parroquia para esto, la Municipalidad lo descartó porque dijo que no era necesario”.
“Es cierto que hasta ahora no han sido necesarios los usos masivos de las UCMAS. Por otro lado, si no se puede trasladar en los medios habituales, con una persona de nuestro barrio en el Dow Center, se tiene que cruzar toda la ciudad para acercarle una muda de ropa a un familiar aislado. Por eso pensábamos una política territorial, que estén más distribuidos”.