Presentaron “Un trapo rojo” en el aire De la Calle

En 1964 murió el contador y militante Domingo Gilberto Elem y, con autorización del rectorado de la Universidad Nacional del Sur, su ataúd se expuso en el hall de Colón 80. Momentáneamente fue cubierto con una bandera del Partido Comunista y desató una polémica de alcance nacional.

“La situación desató una serie de medidas desproporcionadas que nos hablan de un momento histórico pero también ponen en evidencia el rol del prejuicio, el dogmatismo y la intolerancia”, explicaron Alfonsina Brión y Gustavo Monacci, quienes trabajaron en el texto editado por Bella Vista Galpón Enciclopédico.

“María del Piero es amiga del Galpón y fue parte de un taller que coordinó Mónica Oliver. ‘Marucha’ contó esta historia muy brevemente pero era una gran historia. Tiempo después se tiene la iniciativa de recuperarla y pensar qué pasó ese día y qué pasa con el féretro desde otras aristas, desde los medios de comunicación”, contó Brión.

“El velatorio ya había ocurrido en una casa de sepelio pero era la extensión de una costumbre bastante difundida que ya ha desaparecido cuando fallecía alguien que tenía una participación pública o intensa en alguna institución”, expresó por su parte Monacci.

“Se acostumbraba eso, detener el cortejo fúnebre delante de la institución. Hubo muchos otros ingredientes. Muy inflacionados”.

Por otro lado, se refirieron a la brevedad del momento: “Entró, salió, dijeron dos palabras y chau, se terminó. A la universidad no le cambia un pelo. No necesariamente costó cargos pero levantó una polvareda que yo creo que fue intensificada por tensiones internas de la universidad pre-existentes y que se utilizó el episodio par agitar más esa tensiones y los medios de prensa interesados inflacionaron el hecho y llegó a La Nación y La Prensa de Buenos Aires cuando era un hecho de la vida del pueblo”.

Se trata de un libro al que calificaron como híbrido y que contiene material de medios. Además, cuenta con un prólogo del profesor Edgardo Fernández Stacco.

“Gilberto era un inquieto neuquino, hijo de un inmigrante sirio, almacenero, acopiador de cuero y lana, tenía varios hermanos y fue el único que vino a Bahía Blanca a estudiar una carrera universitaria”, relataron.

“Era una época de muchísimo debate y diálogo, todavía no se había despertado la violencia”.

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