Ganó un juicio al Municipio tras ser precarizada durante 7 años: “La lucha vale la pena”
La Cámara de Apelación en lo Contencioso Administrativo de Mar del Plata ratificó que la trabajadora social Betiana Seitz se desempeñó laboralmente en relación de dependencia en el área de Niñez del Municipio con modalidad contractual desde 2015 al 2022.
Seitz visitó el estudio Heinrich y Loyola y relató su historia: “La conclusión es que la lucha vale la pena, me queda el sabor amargo de no haber logrado una lucha colectiva donde este fallo incluyera a más compañeros y compañeras, pero queda la jurisprudencia en mano para poder seguir peleando por mejoras en las condiciones laborales”.
¿Cuándo empezás a trabajar en la Municipalidad? ¿Con qué funciones y en qué condiciones?
Yo empiezo a trabajar en la Municipalidad en febrero del año 2015. Desde el inicio estuve en condiciones de precarización laboral. En un principio firmábamos contratos, fue cambiando a veces la modalidad, pero en términos generales hablamos de contratos de 4 meses de duración que se iban renovando de forma sistemática. En un inicio, siempre me desempeñé dentro de la Subsecretaría de Niñez, Adolescencia y Familia en equipos técnicos. Estuve en el ámbito que se conoce como proteccionales, en mi caso en una casa de abrigo y después me desempeñé en un espacio de primera infancia que atiende familias de Bajo Rondeau y de Villa Caracol.
¿Y eso qué significa? ¿Qué trabajo hace una trabajadora social dentro de estos dispositivos?
Es amplio, lo principal que se trabaja es dentro del marco de la Ley de Promoción y Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, donde hay muchos efectores y efectoras que desempeñan esas tareas, se prioriza trabajar en relación a los derechos y de acuerdo a la institución es la tarea. Se está en contacto cotidiano con las familias, se piensan estrategias de intervención, se llevan adelante ayudas económicas, procesos comunitarios, distintas actividades, pero siempre en la línea de la protección de derechos y con lo que eso implica, hablamos de situación de vulneración de derechos que son difíciles de acompañar. Uno pone el cuerpo, la mente, en hacer lo mejor que se pueda con esa tarea que es ardua.
Es una tarea permanente, no es algo que empieza y termina.
Claro, ese es un punto central de lo que sería nuestro trabajo que no reviste el carácter de transitorio, sino que fue un trabajo permanente desde el inicio hasta el día que se finaliza el contrato. Y en esa situación están muchos compañeros y compañeras, una situación de precarización laboral que una de las cuestiones que genera es el recambio muchas veces de personal y eso también afecta al servicio, porque las familias usuarias generan contextos de confianza con quienes trabajamos y a veces es una revictimización tener que volver a contar su historia, su situación, cuando hay recambio permanente de personal.
¿Cuánto tiempo cumpliste esa tarea y por qué te desvinculaste?
Yo estuve en total siete años y tres meses. Me desvinculo justamente por una necesidad de mejorar mis condiciones salariales. En un inicio con el salario podía afrontar mis gastos cotidianos y se fue desvalorizando. Esto es una cuestión general, la desvalorización salarial, pero fue afectando cada vez más, se empezó a generar una brecha más grande entre los salarios de personas que estaban en planta temporario permanente y los equipos que estábamos precarizados, y había que buscar otros horizontes laborales. Sí es importante destacar que no me voy por un disgusto en relación a la tarea, porque siempre fue una tarea en ambas instituciones que me motivó y una tarea que me gusta y me costó irme en ese sentido, también he trabajado en instituciones con muchos compañeros y compañeras que día a día ponen lo mejor para llevar adelante las actividades, pero necesitaba tomar una decisión en cuanto a mi situación laboral.
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Ante estas situaciones, ¿hubo experiencias colectivas con tus compañeros y compañeros para tratar de llamar la atención de las autoridades y que den una respuesta?
Sí, yo termino logrando este fallo a nivel individual que marca jurisprudencia, eso es lo que atañe a lo colectivo, que me parece lo más importante. Pero hay que destacar que a lo largo de todos los años, desde el año 2015 hasta el año 2021 se intentaron llevar adelante acciones colectivas, se presentaron notas, se realizaron reuniones, se hicieron movilizaciones, hubo despidos arbitrarios entre esos años que generan disciplinamiento, muchas situaciones donde hay miedo en compañeros y compañeras de hablar porque estamos poniendo en juego la fuente laboral.
¿Más allá del disciplinamiento hubo respuestas a esas demandas? ¿Había un argumento del Municipio de por qué no transformaba esas condiciones laborales?
En algunas gestiones existía la propuesta de que se iba a resolver, en otras gestiones directamente la invitación era a retirarse al que no le gustaran las condiciones y también primaba mucho este discurso de que, como una firmó el contrato, tiene la responsabilidad de cumplirlo. Y ahí entra en juego un principio fundamental del derecho laboral que es que las partes no tienen igualdad de condiciones. Quien firma el contrato no está en igualdad, en este caso con la institución empleadora que es la Municipalidad. Entonces ese argumento también circulaba entre nosotros y nosotras porque nos llevó un tiempo construir ideas sólidas para poder defender que la contratación es una forma irregular que encubre una relación de dependencia encubierta. Lleva un tiempo también entenderlo, no es que una entra y ya genera esa idea, sino que el transcurrir permite ir argumentando.
Hablabas de la brecha entre quienes estaban precarizados/as, y quienes son laburantes de la planta permanente, ¿en qué aspectos lo referís?
La diferencia era meramente salarial porque, en cuanto a la responsabilidad por las tareas, uno trabaja a la par. Después estaba en la conciencia de cada equipo, entender las situaciones y tener muchísimo cuidado en no generar diferencias porque lo que hay que lograr es la unión de quienes trabajan y no las diferencias por la condición contractual. Sí hay una cuestión de que en muchas situaciones pareciera que son luchas distintas y no se da esta visibilidad de que la lucha es una lucha de clase.
¿Tuvieron acompañamiento del sindicato? Hasta hace algunos años sostenían que las personas contratadas no eran “trabajadores/as municipales” a representar.
Sí, hasta lo que puedo plantear desde mi experiencia, ese era el discurso de que no había representación sindical, con todo lo que eso conlleva. Ese es uno de los derechos principales que se veían vulnerados por la condición contractual, así como otros como los aguinaldos, las vacaciones pagas, los aportes jubilatorios que quiero marcar igualmente que siempre existieron acuerdos institucionales, no es que las personas que están trabajando no gozan de vacaciones, pero no son derechos adquiridos sino acuerdos en el marco de cada institución.
Y en el caso individual, ¿cómo te fue afectando esa situación de precarización? ¿Cuando tomás la decisión de renunciar?
Pude encontrar como una grieta para hacer justicia simbólica y concretamente por los 7 años en los que estuve precarizada. Me decido a pedir el pase a planta municipal o darme por despedida en un contexto donde tenía algunas otras posibilidades laborales que me permitían poder arriesgar esa posibilidad. Ante mi pedido de pase a planta la Municipalidad no responde favorablemente, por lo cual, en términos concretos, se me despide. En ese marco es que se inicia este pedido a planta y se realiza con acompañamiento de un abogado, a mí me acompaña y me asiste Nicolás Jordán en todo este proceso y ante el despido lo que se solicita es una indemnización. Lo más importante de los fallos es que para decidir si indemnizarme o no, lo que tienen que probar es la naturaleza de la relación laboral.
¿Qué significa eso?
Esto significa que los fallos afirman que lo que realizó la Municipalidad fueron acciones irregulares y que tuvo una relación encubierta. Ese creo que es uno de los aspectos más importantes del fallo, esta relación de dependencia encubierta que queda asentada en la justicia, es lo que puede servir a otros compañeros y compañeras a animarse a seguir la lucha por mejorar las condiciones laborales.
Las acciones se inician en abril del 2022. En primera instancia el juzgado en lo contencioso administrativo falla a mi favor, la Municipalidad apela a ese fallo, mi abogado también y se va a una segunda instancia donde en febrero de este año queda firme la sentencia de la primera instancia.
La Municipalidad en reiteradas oportunidades manifiesta que esta es una forma legal de contratación porque la Ley 14.656, que es el régimen que da marco al empleo municipal de la provincia, en uno de sus artículos reconoce que se pueden realizar contrataciones pero para trabajos o servicios extraordinarios. Por eso es irregular la forma de contratación, porque nuestro trabajo no es ni transitorio ni extraordinario, es permanente.
¿Uno de los argumentos que se menciona es la idea de que a vos como trabajadora te genera una expectativa de que eso efectivamente va a continuar en el tiempo como fuente laboral?
Sí, que eso en algún punto es algo que también está dado, en general los contratos se van renovando, pero el tema es que se va renovando esta precarización laboral y lo que una necesita y solicita es el reconocimiento de estos derechos fundamentales que están avalados desde la Constitución Nacional hacia abajo en los tratados laborales, en las leyes.
Al tomar la decisión de ir por el camino judicial, ¿fue sencillo encontrar quien te represente?
Suele suceder que en el imaginario social está esta idea de que es difícil encontrar personas que acompañen demandas contra la Municipalidad. Eso era lo que yo venía escuchando a lo largo de todos los años de estar precarizada. La realidad es que cuando tomo la decisión llego a Nicolás a través de una amiga y él aceptó trabajar el caso inmediatamente. Así que también está bueno desestimar un poco esa idea de que no hay abogados o abogadas que acompañen estos reclamos porque al menos en mi situación pude comprobar que no fue así.
Y en el caso municipal es el primer fallo de estas características. Revisábamos algunas de las jurisprudencias que menciona la sentencia que tiene más que ver con la Ciudad de Buenos Aires que con la provincia.
Creo que hay un fallo en la localidad de Mar del Plata a nivel provincial, pero entiendo que en Bahía Blanca es el primero. Actualmente hay 150 compañeros y compañeras contratadas en el área de Niñez asumiendo jornadas laborales extensas con responsabilidades muy grandes, tanto en los equipos técnicos como los cuidadores y cuidadoras que trabajan en centros de día o en hogares proteccionales donde hay niños y niñas que viven allí 24 horas con una diferencia salarial y con una desprotección total en materia de derechos laborales. Personas que hace años que se vienen desempeñando, otras que hace menos tiempo que ingresaron, pero sí es una problemática que se sostiene en el tiempo y que afecta principalmente al área de niñez que debería ser una de las áreas más protegidas.
Hemos sabido de ingresos a planta en otras áreas, es real que hace años que no hay un plan sistemático de ingresos, los servicios locales de la localidad habían logrado en su momento a través de una lucha organizada que se vayan pautando los ingresos y desde hace años, si hay ingresos son aislados a través de un plan donde se vayan indicando los plazos, los tiempos y la forma de hacer esos ingresos a planta, porque siempre como personal contratado defendimos que se tenga en cuenta la antigüedad y el desempeño, pero que no responda a un criterio arbitrario el quién ingresa y quién no.
¿Alguna conclusión que saques de toda esta historia?
La conclusión es que la lucha vale la pena, me queda el sabor amargo de no haber logrado una lucha colectiva, que este fallo incluyera a más compañeros y compañeras, pero con la jurisprudencia en mano pueden seguir peleando por mejoras en las condiciones laborales.