A 30 años de la “Ramones manía” en Bahía Blanca

Conocé cómo se logró esta verdadera hazaña de la mano del productor de la fecha, Cacho Asprello. Y reviví el backstage a través de la palabra del músico y productor puntaltense, Sergio Bosi Smith, quien ese día formó parte del stage custodiando los instrumentos de sus ídolos. (Por Javier Tucci – @LobizondOeste)

El 19 de noviembre de 1994 quedará grabado a fuego por siempre como el día en que lo imposible se hizo posible. Durante esa jornada, la banda oriunda de Queens que inventó el punk rock hace 50 años, desembarcó en el club Estudiantes para tocar frente a no más de 600-700 personas en el marco del cierre de la gira “Acid Chaos Tour ’94”.

Cabe recordar que en mayo de ese año la familia Ramones, conformada por Joey, Johnny, Marky y CJ habían tocado en nuestro país, primero en la cancha de Vélez junto a Motörhead y luego en el estadio de Obras Sanitarias. Pero en noviembre volverían al sur del continente, primero a Montevideo para finalizar con una serie de shows impensados para cualquier tour internacional de ese momento. Nos referimos a las ciudades de Rosario, Mar del Plata y finalmente a Bahía Blanca.

A simple vista y de la mano de la memoria colectiva, 1993 y 1994 en esta pancita costera y portuaria de la provincia de Buenos Aires, fueron años de muchísima experimentación en vivo. En enero de 1993, Hermética se presentó en la cancha de básquet del Club Universitario de Bahía Blanca, mientras que en septiembre de 1994 Lethal y A.N.I.M.A.L. hicieron lo suyo en Psicosis de Punta Alta. Pero lo que jamás alguien hubiera imaginado es que el cierre de aquel año prolífico, estaría destinado a un show totalmente impensado para estas latitudes.

La osadía a flor de piel

Antes de recalar en Bahía Blanca persiguiendo al amor, y de tocar en bandas como Bloody Mary, Cacho Asprello, un porteño que desde muy joven aprovechó sus andanzas en Los Polvorines -zona norte del conurba- para volcarse de lleno al mundo de los plomos del rock, había participado en producciones como Los Twist en el colegio Otto Krause de CABA y otros más, siempre en el underground. “Yo laburé de plomo para distintas productoras durante muchos años, la última fue junto a Osvaldo González, un capo de Quilmes que manejaba el micro estadio de Quilmes. Un día el loco se dio cuenta que no estaba yendo a trabajar y preguntó por mí, a lo que le contestaron que me había ido a vivir con una chica a Bahía Blanca, y me llamó. -‘¿Qué hacés ahí en Bahía negro, qué vas hacer en ese lugar -re porteño viste jajajaja -?’. A lo que le contesté que me iba a poner una rotisería y retrucó: – ‘Estás en pedo, te vas a cagar la vida. Vamos a hacer una cosa, vamos a llevar a Divididos’. Y lo hicimos, esto fue en 1993, y nos fue bien. Y ahí empecé a verla por el lado de la producción, o sea, estábamos vinculados a varias agencias y a esa altura, ya laburamos junto a varios artistas como Fito, Fabi Cantilo, etc. Y un buen día me proponen Los Ramones y la verdad que nunca pensé que pudiera hacerse y llenar de una, porque cuando estaba en la mesa negociadora con la agencia de Daniel Grinbank, directamente con su hermano Horacio, yo dije ‘ponele que pierda en la primera, empataré la segunda y la tercera seguro explota’. Ahí se intercambiaron unas miradas que con el tiempo supe interpretar. En el delirio de ese momento, mi idea era poner a Bahía en el mapa del rock. Y con Los Ramones en puerta, pensé que podíamos continuar haciendo cosas porque había la onda para llevar a los Peppers, pero esa es otra historia”.

Consultado sobre la poca gente que acudió al show esa noche, Asprello comentó: “No me sorprendió que fuera poca gente, porque Bahía tampoco es rockandolandia viste. Debe haber asistido más gente del Valle y Punta Alta que de Bahía. No me arrepiento del agite cultural que hicimos, lo que me abrió los ojos a una realidad como la de publicitar en LNP, quienes el día anterior sacaron una nota con un titular que decía ´Muerto en un concierto de rock’, como para meterle pánico a los padres y madres bahienses de los pibes que podían ir a ver a los Ramones. Pero también debo resaltar que en la pata comercial del diario estaba un caballero con mayúsculas como Jorge Tirabasso, quien terminó yéndose del medio porque evidentemente estaba hecho de otra madera”.

-¿Alguna anécdota que recuerdes y sea para colocarla en el cuadrito RAMONES EN BAHÍA?

-Lo que me partió la cabeza fue verlos en acción antes de salir al escenario. Joey calentaba cantando frente a la pared, Johnny y CJ con viola y bajo desenchufados metiendo dedos a full… y Marky haciendo lo suyo con los palillos en una silla de plástico. En un momento empezaron a subir el volumen y el batero literalmente hizo flecos la silla, parecía una imagen en cámara lenta cómo la despedazó, un nivel energético increíble.

Bosi desde adentro

Desde finales de los años ‘80 hasta la actualidad, Sergio “Bosi” Smith ha funcionado como ladrillo y cemento en la historia del rock de Punta Alta. Formó parte de La Morgue, Estaffa, La Masa, Garage, Mal Agüero, Las Imprescindibles Verduras, El Demonio y el de Corbata y Nadie Save Nada, su banda actual. Un recorrido que lo ubica como referente del hardcore punk del sudoeste bonaerense. También fue parte del primer estudio de grabación independiente de Punta Alta “PI Road”, que funcionó a principios de los años 90 en el piso de arriba del comité del Partido Intransigente (PI) junto a Marcelo Guillermo Grossi y el Colo Bellisio.

Sobre una de las experiencias más impresionantes de su vida, ni más ni menos que estar en el detrás de escena de los Ramones, Smith recordó: “Lo que yo ví, sentí y presencié ese día fue posible gracias a la invitación que me hiciera Cacho Asprello, quien realmente se la jugó en traerlos. A Cacho lo conocí a través del cuñado de Marcelo Grossi (amigo que estuvo conmigo de stage del concierto) que es Paolo Roca (ex guitarrista de TNT, una de las bandas precursoras del punk rock en la zona, que ya venía tocando desde principios de la década, pero con un estilo más enfocado en un rock muy The Who). Y al pegar buena onda empezamos a participar de algunos eventos… pero lo de Ramones superó todo, porque para la zona fue algo inesperado, soñado, fuera de la credibilidad humana. Y que Cacho nos invitara a trabajar con ellos fue un sueño hecho realidad. Trabajamos en la carga y descarga de dos camiones, cumplimos roles en lo que era la seguridad de camarines, el backstage, debíamos cuidar todo y que nadie acceda a la zona del stage”.

Sobre los detalles del backstage y los entretelones del show, Bosi amplió: “Recuerdo que llegamos temprano, a primera hora, antes del primer camión que descargó un sistema de sonido de refuerzo de Bahía, de la mano de la empresa Agesta. Después llegó el camión del escenario con todo el rider, que era bestial. Conclusión: el club Estudiantes estuvo abarrotado de parlantes como nunca en su historia. Y por último, llegó lo que era el backline de la banda (batería, equipo de guitarra, equipo de bajo, los instrumentos, la consola de sonido), con todo el personal de los Ramones como Arturo Vega, Monte Melnick, etc. Después se armó todo el escenario, se tapó el piso y luego el armado del catering y el camarín, donde tuvimos que stockear lo que pidieron: una pared entera repleta de packs de botellas de agua mineral y muchísima fruta, porque en ese momento la banda estaba en un período macrobiótico, vida sana y meditación. Recuerdo que organizando el camarín, tuve la suerte de acomodar una por una las camperas de cuero de los monchos y colgarlas en perchas, una experiencia sobrenatural. Y también que se armó un mini set para que puedan practicar con un equipo de bajo chiquito, unos combos, un equipo de viola, un redoblante y un hit hat, como para que todos calienten un poco antes del show, pero en realidad practicaron toda una vuelta completa. En resumen, tocaron dos veces en un mismo día, una energía terrible. Con Marcelo también nos tocó todo lo que era el armado de backline, de poner cada amplificador en su lugar a pedido del tour mánager que traían, que nos indicaban cómo y dónde hacerlo; y después colocar los bajos de CJ, las dos guitarras mosrite de Johnny, cuestiones que no tienen precio. El único que probó sonido fue Marky, después CJ se le anexó a tirar un par de líneas de bajo y nada más”.

Sergio Bosi Smith y Marcelo Grossi.

Quien a partir del año 2000 ha sido un gran productor, rol que le permitió llevar a ciento de bandas de metal, punks y hardcore, tanto a Punta Alta, Bahía Blanca como en la zona, entre ellas Minoría Activa, Ratos de Porão, Loquero, Lash Out, Katarro Vandáliko, Horcas, Bulldog, Charlie Brown, etc. finalizó: “La expectativa era gigante en una época donde Ramones pegaba fuerte con venta de discos y muchísimas remeras en la calle, tanto en Monte Hermoso -punto neurálgico de la juventud que comandaba la fiesta de la primavera más convocante de toda la zona (*), que te mostraba cómo iba a venir el verano y el año- como en toda la zona. Y en un momento salí del detrás y me acerqué a la fila, a la entrada de los pibes al estadio, y me encontré con mis compañeros de Garage (**) que estaban muy ansiosos por entrar. Y cuando ingresó la gente al estadio corriendo para acercarse a las gradas de contención, parecía que la cancha se iba a llenar, esa fue la primera sensación. Y en un momento todo comenzó a mermar y la cancha no se llenó nunca. Creo que en aquel momento nadie se fijó si había poca o mucha gente, todo el mundo lo disfrutó a pleno con un pogo enérgico, porque la gente estaba contenida de mitad de cancha hacia adelante. De la mitad al último tercio la gente estaba dispersa, mientras que el último cuarto de la cancha estaba libre y despejado. Había también personas en las tribunas, sobre todo los que iban en familia o querían disfrutar el show desde otro ángulo, pero nunca se llenaron esas tribunas. Se esperaba que hubiera al menos 2000 personas, pero algunos números hablan de 600 tickets cortados. Según el cuenta ganado, el número fue algo así como de 756 personas, los 600 tickets cortados más invitados, amigos, medios, colados, etc. Un desenlace que a Cacho lamentablemente le significó una pérdida bastante grande en dólares. Porque hay que recordar que hubo gastos de afiches de paño entero, algo que no se veía en Bahía y la zona, un sistema de sonido y escenario gigante, dos camiones grandísimos cargados al tope con todo lo necesario para un show de ese calibre, lo mejor de lo mejor como si fuera un show en Barcelona o en Obras Sanitarias. O sea, no se escatimó en nada, sumado a las pretensiones un poco exageradas por parte de la productora con las cuestiones de catering”.

-Pudiste ver el show, ¿qué te pasó en ese momento? ¿Tuviste contacto cara a cara con ellos?

-El show fue fantástico, emocionante, rápido, muy ramonero, con un setlist completo sin bajar un ápice, porque los tipos tocaban excelente para 20 como para 60.000, como lo hicieron en River. El show fue híper cálido, fuerte, rápido y significó el punto de partida de lo que sería el fin, el Adiós amigos que se iba a dar un 6 de agosto de 1996. Y contacto tuve sobre todo con Marky, con quien me saqué una foto gracias a que llevé a escondidas esas cámaras 110 truchas, porque estaba prohibido ingresar con cámara. Y con CJ también cruzamos miradas y palabras”.

Marcelo Grossi.

No está de más recordar que para 1994, tanto Punta Alta como Bahía Blanca, se habían transformado en un embudo donde convivían el punk rock, el hardcore y el thrash metal. Un territorio donde la juventud se unió al clamor de sus propias necesidades… después de todo, había que tratar de pasarla lo mejor que se pudiera frente al desencanto del menemismo y la cultura de la tinellización. Y ahí estaban las bandas representantes del punk como Garage, Dificultad Respiratoria, Genocidio, Serebrios, Factor Callejero, [Los Axila, Funerarios, Regimiento Cretino, El Bosque]*** y Viuda Negra. Del metal, thrash metal y dead metal: Aspeed, Blasfemia, Averno, Asacris, Neisser y Neoplasia. Del grunge y alternativo: Aneurisma, Rey Lagarto y Sueño de Sangre, proyectos que se paraban sobre la novedad que significaba el estallido de Nirvana a nivel mundial, luego de la muerte de Kurt Cobain, o las más rockeras como Phorante Jante, Rasputín, Viento Azul y tantísimas agrupaciones de diferentes estilos de ambas ciudades.

En medio de ese andamiaje cultural, la llegada de los Ramones fue el cachetazo que faltaba para afianzar las bases de un movimiento de resistencia artística muy poco visible en el mapa unitario de nuestra cultura, sumado al gran aporte de fanzines y programas de radio y TV de rock locales que crecían cada vez más. Porque no es la cantidad, sino la energía esparcida en el ambiente lo que genera quiebres que todavía resuenan. Porque, aunque nadie pida el dato, el aullido del sudoeste bonaerense sigue inspirándose en el “Gabba Gabba Hey!” y el “one, two, three, four”, guiños y señas que siempre estarán a mano a la hora de dar la pelea contra la in-cultura, esa herramienta que constantemente intenta fritarte.

(*) La edición de la Fiesta de la Primavera de ese año en Monte Hermoso, contó con una grilla variada de artistas como Manuel Wirzt, Man Ray, Fabulosos Cadillacs, Calzones Rotos y Enanitos Verdes.

(**) Banda punk rock que nació hacia fines de 1993 de la mano de Sergio ‘Bosi’ Smith (Guitarra), Mauro Cifuentes (bajo), el eterno Claudio Toro (voz) y Mauro ‘Chule’ Giuliano (batería). En 1994 grabaron el demo Prohibido Estacionaren los estudios Pi-Road, el primer estudio de grabación autogestionado por músicos en Punta Alta.

(***) Bandas aportadas por el amigo Víktor Mansilla.

Como perla de aquella noche, compartimos una instantánea cedida por Bosi Smith, que muestra a Joey y a CJ con un cartel de publicidad de fondo de una empresa de ómnibus, con la inscripción “Punta Alta” y “General Roca”.

Noticias relacionadas