Polo petroquímico: la contaminación que no vemos

Patricia Rodríguez es activista y educadora ambiental de la organización internacional Earthworks. Estuvo en Bahía Blanca junto a un equipo de trabajo que utiliza tecnología infrarroja de última generación para detectar emisiones contaminantes invisibles a simple vista. Dialogó con FM De la Calle sobre  los resultados del relevamiento, el peligro del metano y otros gases, y la importancia de visibilizar lo que ocurre alrededor del polo petroquímico y zonas industriales.

¿Cómo llegan a hacer esta tarea en nuestro país, con qué organizaciones y qué características tiene?

Fue uno de los primeros trabajos de campo que hicimos a nivel internacional en 2023 y fue específicamente a Vaca Muerta. Ahí filmamos, colaboramos con el Observatorio Petrolero Sur, también con FARN en Buenos Aires y Periodistas por el Planeta.

La idea era captar imágenes de lo que está pasando en Vaca Muerta con el tema de la liberación de gases que no se ven, por ejemplo el metano. Esos gases, son nocivos a la salud. El metano es un gas de efecto invernadero muy potente. Ya que estábamos en Argentina, dijimos: ¿Por qué no tratamos de ver otros lugares donde podemos también captar imágenes? Así llegamos a Bahía Blanca y a Ingeniero White, con ayuda de socios locales.

Pampa Energía.

¿Cuál es la peligrosidad del metano?

El metano es uno de los gases más potentes. Se queda en la atmósfera menos tiempo que el dióxido de carbono, unos 20 años frente a los mil del CO₂, pero calienta muchísimo más. Si podemos disminuir la cantidad de metano que sale de la industria, se puede tener una oportunidad real de influir positivamente en el cambio climático.

En lugares como Vaca Muerta o Bahía Blanca, donde se procesa ese gas, hay una cantidad enorme de emisiones. Eso tiene un impacto tanto global como local, incluso afecta a la agricultura: hay cultivos que ya no crecen como antes.

¿Qué efectos ven a nivel local? ¿Se relacionan con los eventos climáticos extremos que sufrimos como los de diciembre de 2023 o la reciente inundación?

Sí, claro. Lo que captamos con la cámara son metano y otros 19 compuestos orgánicos volátiles: benceno, tolueno, propano, etano, todos súper nocivos para la salud humana y animal. Vemos en comunidades cercanas a las instalaciones muchos casos de problemas respiratorios, reproductivos, de salud en general. Hay que visibilizar que eso está pasando y que no se ignore.

¿Qué características tiene la cámara para poder percibir esos gases?

Es una cámara que usa la industria para monitorear fugas. Nosotros fuimos entrenados por la empresa FLIR que la fabrica. La industria la usa para fugas “accidentales”, pero nosotros la usamos para hacer monitoreo desde la sociedad civil. La cámara es infrarroja, con un sensor y un filtro espectral y se enfría a temperaturas criogénicas para captar imágenes de esos 20 gases. Aunque salen más, la cámara está calibrada para esos en particular. Las emisiones se ven en distintos colores o en blanco y negro, y eso permite decir con bastante certeza que hay contaminación.

Planta de Dow – PBB Polisur.

¿Esas emisiones no son “accidentes aislados”?

No, eso no es accidental. Es el funcionamiento normal de esas industrias. Ellos dicen que queman los gases sobrantes para convertir metano en dióxido de carbono, pero muchas veces la quema no es eficiente. Eso quiere decir que el metano está saliendo al aire. A veces ni siquiera hay una tentativa de quemarlo bien. Se ve claramente en los videos.

¿Dónde más registraron emisiones en la zona?

En Ingeniero White, en la termoeléctrica Piedra Buena, en Trafigura (lo que era Petrobras), en Dow y en Mega. Es algo que vemos en muchos lugares del mundo, pero en Bahía Blanca es particularmente problemático por la concentración de industrias: refinerías, petroquímicas, termoeléctricas, todo junto.

¿Un municipio como el de Bahía Blanca podría contar con esta tecnología?

Sí, se podría tener un programa de calidad de aire, que use esta cámara junto con otros sensores. Lo que vimos es que en algunos lugares se instalan sensores en lugares donde ni siquiera llega el viento con los gases. Habría que instalar sensores estratégicamente, complementando con la cámara.

¿Conocen casos en los que desde lo público se haya tomado esta experiencia?

Sí, en Estados Unidos trabajamos en estados como Colorado, Pensilvania, Nuevo México, California, Texas. En América Latina también se ha usado. Lo hacemos con comunidades y organizaciones, y en algunos casos con gobiernos. A veces las reglas se hacen pero no se implementan. Por eso insistimos en la participación de la sociedad civil y en la transparencia.

Muchos de los estados que mencionás tienen fracking desde hace más tiempo que en Vaca Muerta. ¿Qué se puede anticipar con esa experiencia acumulada?

Es una contaminación enorme. En Texas, por ejemplo, es un problema sin solución parece. Yo creo que la única forma es con políticas públicas muy activas y con presión desde la sociedad. Si no, esto va a seguir pasando.

¿Qué se necesita para revertir esta situación?

Hay que visibilizar que eso está pasando y que no se ignore. Que se pueda ser más transparente desde las autoridades y las compañías. Que se monitoree a largo plazo. No solo un momento, sino de forma continua.

Finalmente, los estudios en nuestra zona concluyen en que las emisiones de varios compuestos orgánicos voláticos no están bien reguladas y están contaminando a través de toda la cadena de suministro de petróleo y gas, poniendo en riesgo la salud humana y el medio ambiente.

Además, queda planteada la cuestión de fondo, que tiene que ser el desarrollo de energías alternativas como clave para poder tomar decisiones en el corto plazo apuntando a los riesgos del metano y el impacto en la salud y en el cambio climático.

Registros fílmicos del Polo Petroquímico de Bahía Blanca

Noticias relacionadas