Chelo Candia: “Mi obra siempre tiene que ver con el ser humano y lo que le pasa”

El artista visitó los estudios de FM De la Calle. Estuvo en la ciudad para participar de las jornadas en homenaje a Ángel Almada, durante las cuales pintó un mural colectivo en Mascarello y San Martín de Ingeniero White.

“Es una manera de acompañar todas estas luchas desde el arte, desde lo que uno sabe hacer. Lo hago también desde las redes sociales cuando un suceso me convoca y conmueve, realizo una imagen y la echo a rodar en redes para que sea compartida. Sabemos que las luchas necesitan imagen para ser visibles en las redes sociales”, observó al aire de En Eso Estamos.

¿Cómo construís los murales? ¿Cómo llegas a sintetizar en una imagen que es la historia de una vida, con las particularidades de cada caso?

Mi obra siempre tiene que ver con el ser humano y lo que les pasa, con esa especie de fórmula vos recorres toda mi obra y es básicamente eso. A veces lo que nos pasa es bueno y otras veces es choto. Cuando hablamos de una familia el tema es mucho más sensible y siempre trato de estar en contacto con esa familia o con los amigos, o personas cercanas a esa persona. No es solo pintar un mural, es hacer un trabajo de tipo comunicador.

Mis preguntas siempre tienen que ver con sus sueños, qué quería, hacia dónde iba, qué era lo que deseaba, sus gustos. Trato de nutrirme de todo eso. Cada uno puede dejar de existir en este momento y quedan todos nuestros proyectos por hacer. Todos nuestros sueños. Todas esas cosas, que a veces son dolorosas yo trato de entenderlas, palparlas y no hay mejor forma que estar con su familia para entenderlas.

No es solo pintar una imagen grande, el muralismo tiene otras formas de construirse. Empieza un trabajo que tiene que ver con comunicar a través de la imagen, es una composición que tiene que ser vista desde varios lugares. Un mural lo pintas enfrente de una comisaría y no es lo mismo que pintarlo enfrente de una escuela.

¿En qué otros formatos pensás tu obra?

Yo digo que cada uno de estos formatos tiene que ver con el soporte, donde uno lo hace, quien pasa por ahí, quién lo va a ver. Hay cosas que se echan a rodar a través de las redes. El generar imágenes para que sean compartidas o para que las familias víctimas del dolor puedan usarlas en sus luchas.

Pasa de elaborar algo para redes y después verlas en las marchas, o una remera como me pasó con Facu Castro o una historieta que en ese momento la hice a través de mail, la mandé. Una historieta que se llama “Griten” por Julio López, es una historieta que vuelve siempre a recorrer las redes en fechas sensibles. La hice para mí y para algunos mails que mandé, ahora el original está como patrimonio en la Biblioteca Nacional y eso lo hice en mi pieza.

Me pasó con él algo que no me pasó con ninguno de nuestros desaparecidos, es que lo vi vivo y desapareció por segunda vez, de nuevo, en democracia. Eso a uno lo conmueve y lo provoca para realizar una obra.

Acerca del caso de Ángel Almada, cuando intentaron instalar la hipótesis del suicidio se creó una imagen suya como una persona depresiva, pero el mural y los testimonios recogidos en la jornada del lunes y martes, transmiten cómo era verdaderamente. ¿No?

Este acercamiento previo con Silvia y con amigos y amigas de Ángel te permite encontrar un pibe que estaba soñando lo que iba a hacer e iba a ir para adelante. No voy a hablar de Ángel porque lo conocía  través de su familia y su profe. Era un chico muy querido, yo me encontré con vecinos ayer que hablaban de que era un chico lleno de vida, de energía, de arte. Era un artista, eso lo vimos ahí, yo lo vi en los propios vecinos que hablaban de él.

¿Qué otros trabajos realizás?

Hice muchos años radio, un programa que se llamaba “Con las Patas en la Luna”. Yo estudié comunicación social, es una carrera que va muy cercana a la radio y a las producciones y la creación de personajes. Realicé varios radioteatros. Me gusta mucho contar historias.

A mí me gusta mucho la ficción en la radio, creo que hay poca y que debería haber más porque tenemos muchos medios para generar mundos. Podemos engañar al oyente con un par de efectos sonoros y ya creamos fantasía.

Me gustaban muchísimo los radioteatros, me gustan. Realicé varios. El programa estaba basado en la creación de personajes, también llevé a la radio el comic con un programa que hice que se llamaba “El Intruso”, donde aparecían personajes. Me visitaba Condorito, Patoruzú, Mafalda, y establecía un diálogo con ellos. Hacer cosas en radio me acompañó durante toda mi carrera.

¿Es cierto que tu primer historieta se la vendiste a tu viejo?

Sí, es más, le ponía el precio en la tapa. Esas historietas tenían que ver con las películas que yo miraba en el cine. Algunas las tengo, Rocky I y Rocky II. Mi mamá agarraba unas hojas y como no teníamos abrochadora las cosía con la Singer, después las doblaba y me quedaba la historieta. Y en la tapa, le ponía $1 o $1,50.

A esa edad ya me pagaban por hacer historietas. ¡Esto no te lo va a decir ningún historietista de los grosos! A él le gustaba porque leía las historietas de la editorial Columba.

Le pasé por arriba a todo lo que sería Disney que no llegaban a mi casa porque a mi papá no le gustaban. Leía historietas que serían para adultos y ahí copiaba los trazos de Casallas, de Salinas. Ahí empecé a hacer historietas.

Mi viejo leía el final, la abría y leía el final. No sé cómo te puede gustar un final sin leer la historia. Esa locura tenía. ¿Viste que hoy está de moda lo del spoiler? Él las disfrutaba igual.

¿Qué experiencia tuviste con internet?

Yo hice un libro que se llama “El Bondi”, es una novela gráfica que publiqué en un blog y en una editorial de Comodoro Rivadavia, donde publicábamos varios historietistas del sur. Antes había que irse a Buenos Aires para existir, pero internet nos ayudó a llegar a la gente directamente.

Mucha pelota le di al blog, lo que significó dejar de dibujar en blanco y negro porque cuando vos publicabas en internet venía a color. Eso fue muy importante para los que empezamos a hacer historietas en los ’90.

“El Bondi” es una historia que construí página por página todos los lunes y leía los comentarios, eran muy activos los comentarios en ese blog. Yo leía lo que me decían y seguía la historia tratando de esquivar lo que proponían. Quedó como un libro que seguramente se reedite.

¿Qué fue “Rigor Mortis”?

Eso fue cuando cumplí 40 años. Te empezás a preguntar por la propia muerte, por la tuya, porque se te empiezan a morir amigos y no por accidentes sino por cuestiones de salud. Entonces vas al médico a hacerte un chequeo, a ver cómo estás de los triglicéridos. Esas cosas que las leés y no entendés nada.

Todo eso yo no lo hice. Agarré y saqué todos mis miedos ahí, puse todos los chistes que se me ocurrieron de la muerte, personificando a la muerte como la huesuda.

¿Y ahora cómo te llevas con la muerte?

No se me ocurrieron más chistes. Ahí está todo.  Mis miedos están en ese librito que está agotadísimo, ahora encontré que están vendiendo uno en Mercado Libre, uno solo, no hay más. Sentí que me lo saqué de encima y después pude estar más libre.

¿Ahora en qué andas?

Tengo una novela gráfica que hice en pandemia, 100 páginas que están buscando editor, y estoy publicando una serie que se llama “Viajeros” en el Diario Río Negro. Es una tira que habla del viaje, de la metáfora, del viaje de la vida.

Me pidieron por tres meses, estuvo bien y seguí. Entregué la tira 450º. Con eso hice un libro pero sigo ahí, en ese viaje de viajeros. Ese es como mi proyecto, en lo que estoy.

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