“Corrimos y nos escapamos de los tiros”

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(Por Marina Huentenao) Corrimos y nos escapamos de los tiros. Estábamos sentadxs disfrutando de la maravillosa y multitudinaria marcha hasta que llegó la policía y de la nada comenzó a dispararnos.

Hace días que estoy intentando poder resumir todo lo que me pasa por la cabeza y corazón, no estoy pudiendo encontrar palabras para hacerlo; acá va un intento.

El 1 de septiembre, en Buenos Aires, después de la marcha por la aparición con vida de Santiago Maldonado vivimos una de experiencias que nos va acompañar por el resto de nuestras vidas, no será de las más lindas que vivimos pero sí de las más profundas y de las mayores enseñanzas que podamos llevarnos de este camino.

Estando con la alegría de esas que nos generan las calles llenas cuando los reclamos son colectivos, cuando el nombre de una persona es la excusa para luchar por el lugar que queremos, el lugar donde estemos todxs y no falte nadie, que estén lxs santxs y lxs brujxs, que estén lxs militantes de la terca esperanza y lxs esclavxs del mal, lugar donde haya valientes y cobardes caminando a la par, donde estén lxs solidarixs y lxs mezquinxs pisando el mismo suelo, donde quepan todxs, porque en eso creemos y militamos todos los días de nuestra vida.

Cuando unx desaparece se nos escapa también un poco de vida. Yo anduve marchando por muchas cosas y mucha gente; no lo hago porque soy buena sino porque tengo claro qué sociedad quiero construir, marcho porque tengo sueños, no quiero dejar un mundo mejor para nadie, quiero vivir feliz en esta tierra en este momento que voy andando y eso lo voy compartiendo con las muchas personas con la que voy eligiendo gastar la vida.

Tengo la convicción de que todo puede ser mejor y en la pequeña parte que me toca poner porque sé que nada está acabado y que todo va a seguir cuando nosotrxs no estemos. Trato de poner lo mejor que soy y tengo.

El 1 de septiembre quedamos atrapados por la repulsiva y maldita policía, no todxs son iguales pero cómo creer que ellxs son quienes están al servicio de la comunidad, salieron a cazar y a sacar lo peor que tienen, su brutalidad y su odio. Les molesta nuestra humanidad, les molesta lo que no entienden, les molesta la alegría que nos da la lucha compartida, los abrazos y ojos conmovidos porque sentimos hermanx a cada unx que marcha, porque sentimos propio el dolor ajeno.

Cada vez más siento que no les molestaba la corrupción sino que le molestaba la igualdad y cuando sos un/una desclasada, cuidáte de vos mismx porque nunca, nunca, nunca vas a poder sentir la mano compañera que salva, el alma vecina latiendo junto a la tuya y la alegría de saber que si algo te pasa miles, millones, multitudinarias marchas te van a perseguir contándote que el dolor que provocaste es semilla para mundo nuevo y más nunca digo: ¿Dónde está Santiago Maldonado? Vivo y libre lo queremos.