El arte y la pandemia según un poeta, un actor y un músico

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Más de un año de vida pandémica introdujo cambios en las prácticas sociales, entre ellas, en el arte. Consultamos al escritor y poeta Marceo Díaz, al actor Lucas Sánchez y al músico Hugo Vitali ¿qué aprendiste de la pandemia? ¿Crees que lo aprendido influye en tu manera de concebir el arte? ¿Cómo?  

Marcelo Díaz

La pandemia movilizó muchas cosas en mí porque la vida de uno se desordenó absolutamente. La primera es la ratificación de una convicción: que la sociedad no es una colección de individuos objetivos, prácticas, ideas asilados sino que es más bien una red de fenómenos interconectados e interdependientes. Lo hemos podido ver, particularmente en Bahía Blanca, en cómo las organizaciones han podido sostener la vida pública y la vida de muchas personas que se estaban cayendo de la sociedad, afectados económica y anímicamente.

SI no existe un sujeto colectivo, una conciencia de comunidad es muy difícil la vida en sociedad y eso es algo que está en este momento bajo ataque en el mundo completo, en la Argentina y en Bahía Blanca donde el discurso que tiende a predominar es primero yo, después yo y tercero yo y mis intereses. Pareciera que si mis intereses van primero que cualquier otra cosa, eso por algún motivo que nadie se detiene a explicar, eso sería bueno para la sociedad. Esa idea de que el egoísmo es una especie de virtud, en este momento, para mí es muy difícil de entender.

Otra cosa que la pandemia aceleró es la inmediatez en la circulación de mensajes, sentencias y debates. Una cosa que sí puedo decir que aprendí es a correrme un poco de la inmediatez. A salir de esa situación que nos atrapa a todos en algún momento que es esa especie de tener una suerte de movilero imaginario todo el tiempo al lado que te pone un micrófono y para el cual vos tenés que tener respuestas para todo. A mí me parece sano en este momento no tener respuesta para todo, poder decir: no sé, de esto no sé, no sé no lo pensé lo suficiente. No dar la misma respuesta para todo. Tomarse un tiempo para pensar las cosas porque los cambios son vertiginosos. Y porque también el hecho de poder decir no sé, que creo que es algo que no hace nadie… el que dice no sé es el boludo de la sociedad. Porque todos tienen que tener una respuesta para todo y eso a mí me parece malo porque también decir no sé habilita a que ingrese la voz del otro que es fundamental para poder construir el sujeto colectivo. Poder decir, yo puedo saber de esto… de esto no sé, necesito que otro lo diga y necesito escuchar, no hablar siempre.

En cuanto al arte y a mi manera de concebirlo y practicarlo, si bien a mí me interesa el hecho de decir, tengo más tiempo de sentarme a leer un libro, escuchar música, viendo una pantalla y que el arte ha sido muy importante en sostenernos a cada uno en el desorden que genera la pandemia, también como artista digo que a mí no me termina de interesar el arte como productor terminado: como artista me interesa el proceso. Y si bien la escritura es una actividad más bien solitaria yo creo que de todos modos los procesos son colectivos porque la temperatura del lenguaje la tomás estando en grupo, charlando, escuchando otras voces. Y eso se ha visto afectado, estamos muy mediados a la pantalla y no es lo mismo.

Yo creo que uno de los desafíos del arte es encontrarle una solución a que el proceso creativo vuelva a darse en el centro de la comunidad o encontrar alguna manera de generar una especie de símil de eso en la pantalla que hasta el momento creo que no se consigue. Más allá de experiencias de creación colectiva a través de la pantalla, que es distinto porque lo hacés con gente de distintas partes del mundo, creo que hay algo del proceso de que ingresen otros elementos que no sean solo artísticos… Si yo me pongo a escribir con amigos escritores en el mundo es interesante porque ingresan otros modos de escribir, otras tradiciones, pero no dejo de salir del ámbito de la literatura. En cambio cuando yo me muevo todo el día en la ciudad mi práctica está imbricada con un montón de otras cosas que hoy están o interrumpidas o atenuadas. Creo que eso nos pasa a todos. Me parece que hay que generar una resistencia a la tentación de pasarse totalmente a la pantalla. Tratar de no perder ese contacto con el hacer diario, que en mi caso, es lo que más me interesa en cuanto a la generación de arte.

Hugo Vitali

No tengo conciencia de lo que voy aprendiendo en esta época en que transitamos y voy viviendo el día a día con gran ojo observador y cuidándome lo más posible. De las contingencias que se nos presentan supongo que en algún momento se hará consciente ese aprendizaje que nos dejará.

Sobre el arte, en estos tiempos y cómo lo concibo -acudió a la irónica frase de múltiples interpretaciones- yo cambiaría el artículo que precede a la palabra arte y pondría una h, sería en estos tiempos algo así como como morirse de frio”.

Tengo la esperanza de que el mismo confinamiento de estas manifestaciones podría decir que es como una semilla que puede haber caído de algún lado y en un futuro no sé si cercano, próximo o lejano puede llegar a dar algún fruto nuevo.

Lucas Sánchez

“La pandemia me enseña a valorar mucho más lo construido colectivamente, a reparar en las pequeñas cosas, en lo verdaderamente importante, a asimilar herramientas, conocimiento hasta el momento en que nos tuvimos que aislar, valorar esa caja de herramientas con las que me encontré y tratar de hacer con eso, que nunca es poco, y buscar cómo potenciarlo.

Por sobre todas las cosas creo que no hubiese sido posible sin la red de vínculos y afectos.

En cómo concibo el arte, por supuesto que también influyó. Quizás animarme a hacer eso que tenía muchas ganas de hacer, que nunca había hecho, aunque considere poco es, y tratar de profundizarlo. A valorar eso insipiente y poder desarrollarlo.