¿Es posible pensar un proyecto político-cultural de nuestros pueblos?

Mónica Oliver, Alberto Rodríguez y Gustavo Kamerbeek visitaron los estudios de FM De la Calle para abordar distintos tópicos sobre la cultura y la política local en la primera columna cultural de la temporada 14° de En Eso Estamos.

Oliver, referenta de la literatura local, dijo que “no hay un proyecto cultural que tenga relación con lo popular en absoluto. La ciudad no tiene un proyecto de desarrollo para todos y todas, tiene un proyecto de desarrollo para pocos que son los que se llevan los dineros que se producen en el puerto”.

“Esa nada se refleja en lo que se refiere a la cultura, no hay talleres barriales como supo haber hace mucho tiempo”.

En esa línea, reclamó “que en cada barrio se aprenda música, se aprenda teatro, se aprenda todo tipo de actividades porque el arte permea y permite a la humanidad vivir mucho mejor. Es una herramienta para vivir y creo que es negada a la mayoría del pueblo”.

El actor, director y militante político y por los derechos humanos, Alberto Rodríguez, expresó que “es muy difícil llevar adelante un proyecto abarcador. Podemos hacer pequeños proyectos de resistencia desde algunos espacios pero no se puede elaborar un plan cultural de acceso a las grandes mayorías. Eso lo hemos transitado por décadas”.

“Políticamente fuimos retrocediendo y en algunos sectores, además, la cultura no es prioritaria. No está en el debate de la política. A veces acertás con un piedrazo, pero después tenés que resistir y generar algo pueda ser convocante pero nunca para legar a las mayorías”.

Kamerbeerk, músico y docente, refirió que “cuando uno mira en los medios de comunicación la sección de cultura incluye una cosa tan amplia que no se sabe qué es la cultura. Hay una confusión muy grande, creo en esto de los talleres barriales o en el Conservatorio, con esta idea que hay de la construcción de un edificio único que aglutine a todas las escuelas de arte, que parece maravilloso pero para mí lo que hay que hacer es que la formación básica estén en los barrios”.

“Es necesaria la cultura porque ayuda vivir en un mundo tan hostil que estamos atravesando”, planteó Oliver y agregó que “se están borrando todos los rastros de memoria, los jóvenes no saben que había un tren a Ingeniero White”.

“No se sabe que había talleres no solo ferroviarios, de todo tipo, fábricas de fideos, si uno mira al pasado entiende que el futuro está en el pasado”, detalló Oliver.

En ese camino, opinó que “hace falta un proyecto general de ciudad que incluya lo cultural y que tenga en cuenta como se puede hacer para que todos los ciudadanos y ciudadanas de esta ciudad gocen de los mismos derechos y tengan acceso a la práctica cultural”.

“Si un chico nunca probó el sushi, no le va a interesar el sushi, pero la cultura, el arte, es parte esencial el ser humano. Ya desde los orígenes el ser humano necesitaba expresarse a través del arte”, remarcó Rodríguez.

Todo chico necesita expresarse artísticamente”.

“En lo único que disiento es en que hay política cultural (…) No podemos engañar tampoco, hay una batalla cultural que la han ido de alguna forma haciendo propia sectores de la derecha y la ultraderecha. Entonces, aparece el individualismo, el emprendedurismo. Estos nuevos ismos que hacen que el individuo no viva en sociedad”, insistió.

“No solo desde lo político sino desde lo económico no existís. Se actualizó el presupuesto de cultura nacional, 40%, explícame cómo resistís con un 100% de inflación. Económicamente la cultura no es prioridad”, aportó Kamerbeek.

“Todas las culturas y sociedades hicieron arte, sin embargo, no sirve para nada, por eso es importante, porque todos lo hicieron. Uno vive en un mundo donde cuesta un Perú ganar un mango, no hay tiempo, parece que no sirve para nada. Eso genera algún tipo de frustraciones”, refirió.

Tiempo capitalista e industrias culturales

Sobre este tópico, Oliver puntualizó que “el tiempo parece que uno tiene que servir siempre para algo, es el tiempo de la empresa, es el tiempo del fordismo, productivo. En realidad no es que el tiempo es dinero, el tiempo es otra cosa”.

De esta manera, aseveró que las industrias culturales “se están apoderando de la subjetividad, están logrando que hablemos todos de lo mismo, que miremos todos lo mismo”.

Estas últimas “están estropeando el mundo de manera brutal”.

Rodríguez aseguró que “es muy difícil romper el individualismo, cómo construimos con el tema económico, un proceso de 2 años en plena pandemia, una obra con 10 actores en escena y no nos podemos mover porque cuando la movemos tenemos que poner plata”.

“Hoy no podés salir de Bahía Blanca a 100 kilómetros porque tenés que poner plata para hacer tareas culturales”, agregó.

“Es político, es económico y a partir de ahí hacemos lo que podemos”.

Además, según Kamerbeerk, “hoy por hoy el que quiera hacer este tipo de actividades es más un militante que un artista”.

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