Femicidio Melo: “Me mandé una cagada, maté a Susana”
Comenzó el juicio por el femicidio de Susana Melo. El principal acusado, su ex pareja Gregorio Raúl Costa, enfrenta cargos por homicidio doblemente calificado agravado por el vínculo y por mediar violencia de género. Este lunes declararon diez testigos de parte de la fiscalía quienes relataron desde distintos ángulos cómo sucedieron los hechos el 20 de marzo de 2020 y la relación violenta que tenía la víctima con el imputado. (Por Giuliana Crucianelli)
El asesinato ocurrió entre las últimas horas del 20 de marzo del 2020 y las primeras del día siguiente, la víctima fue abandonada en un camino vecinal con un disparo en la cabeza y semidesnuda.
Griselda Basán, amiga de Susana, fue de las primeras que supo la noticia porque escuchó a dos vecinos hablando en la calle. Llamó a la hija de la víctima, Rosana, para contarle lo sucedido y pedirle que busquen a su mamá. Minutos más tarde, Rosana observó la camioneta de Costa estacionada en 25 de Mayo y Nicolás Levalle y dio aviso a la policía.
Allí, los oficiales constataron que se encontraba Costa en la casa de una mujer a quien le confesó el crimen: “Me mandé una cagada, maté a Susana. Tengo mi coartada de que estuve con vos y vos no vas a decir nada”, la amenazó.
En paralelo, los propietarios del campo donde apareció el cuerpo dieron aviso a las autoridades sobre el hallazgo de un cadáver. Policía Científica acudió al lugar a tomar muestras. Allí trabajó otra de las testigos de la primera jornada del juicio, la perito de rastros Claudia Alicia Díaz, quien señaló que “se presumía que era un segundo escenario: no había arma y había huellas que indicaban que un vehículo llegó, descartó el cuerpo y se retiró haciendo un giro”.
Leandro Javier Castilla, personal de la Policía Científica, declaró que participó de la toma de muestras en la casa de imputado. Encontró una vaina servida calibre 32 y prendas de vestir de mujer: un pantalón corto, ropa interior y un calzado. Con la particularidad de que las prendas estaban “enrolladas” sobre sí mismas. “Generalmente una persona no se saca la ropa toda junta, va prenda por prenda. Es como que alguien se la sacó”, argumentó.
“El imputado es inocente”
Con esas palabras finalizaba la introducción el abogado del imputado y actual delegado del intendente Héctor Gay en Ing. White, Gustavo Avellaneda. “No se puede acreditar la autoría material de Costa”, señaló.
La familia de la víctima y organizaciones feministas cuestionaron el accionar del funcionario municipal. “Si va una chica que sufre violencia de género y pide ayuda, ¿con qué cara la va a ayudar?”, dijo la familia de la víctima.
“Vos, puta de mierda, vas a ser una Susana más”
Una de las hijas de Melo afirmó ante el jurado que su madre y Costa tenían una relación de pareja hacía seis años. “El primer tiempo fue buena pero después hubo violencia”. Relató las diferentes oportunidades en las que la familia constató que Melo presentaba golpes, “la dejaba desfigurada, una vez le dejó el ojo tan chiquito que no veía. Éramos testigos de todas las veces que mi mamá caía golpeada, el la hacía arrodillarse sobre botellas rotas”.
“Hice la denuncia en la Comisaría, le pedí a la testigo que vaya a ratificarla y me dijo que tenía miedo porque todos en el barrio sabían de la violencia de Costa”, relató sobre las denuncias que intentaron realizar ante los episodios de violencia.
El 18 de enero del 2020, tres meses antes del crimen, Rosana denunció ante la Comisaría de la Mujer la golpiza que le había dado Costa a su madre. “Pasé mi cumpleaños, el 25 de enero, cuidándola a ella en el hospital”.
Otra de las testigos, Basán, declaró que Melo estuvo viviendo un tiempo en su casa. “Raúl está con un arma y me quiere matar” le dijo la víctima. Recordó otro episodio en la puerta de un boliche donde el imputado la arrastró de los pelos “colgado de la camioneta”. Por ese episodio Melo también fue hospitalizada.
La testigo Ana Paula Rodríguez, cuñada de Basan y vecina de White, comentó cómo la amenazó una vez preso: “Vos, puta de mierda, vas a ser una Susana más”.