Megacausa Zona 5: intentan desprestigiar a testigos para defender a imputados

El abogado Gerardo Ibáñez alegó en favor de Alejandro Lawless y apuntó a deslegitimar testimonios que lo ubican dentro de las instalaciones del V Cuerpo mientras había víctimas cautivas. El acusado ya tiene dos condenas por crímenes de lesa humanidad.

Lawless fue destinado en 1975 en comisión en “maniobras” a la provincia de Tucumán durante el Operativo Independencia. En 1976 asumió la jefatura de la Compañía Comunicaciones y Comando hasta el 27 de enero de 1977.

Según destacó la fiscalía fue “uno de los eslabones imprescindibles de la cadena de mando (…) para la ejecución de numerosos operativos de secuestros y mantenimiento en cautiverio de víctimas en las propias instalaciones del Batallón de Comunicaciones 181”.

Uno de los testimonios de la causa González Chipont, que ya tiene condena firme contra Lawless, es el de la familia Griskan. Liliana contó que meses antes de su secuestro y el de su familia, su padre Hugo tuvo un choque contra el vehículo de Lawless y posteriormente en represalia “se la cobró” con el operativo.

“El Chevy de él había quedado mal arreglado, él denunció por ahí que lo habían robado cosas, eso no es cierto, pero la cuestión es que no se arribó a ningún arreglo. Por el lado de Griskan se quedó con el dinero y evidentemente había arreglado el auto y terminó siendo beneficiado porque hasta se compró un Fiat 128 cero km. Digo esto porque de ningún modo quedó resentida la situación”, contó Ibáñez.

El abogado dijo: “Año después, cuando ocurre la detención de Liliana Griskan, de su padre y de su hermano, bueno, si bien Liliana Griskan reconoce en sus declaraciones haber tenido una militancia y reconoce quiénes fueron sus amigas, todas personas que inclusive han resultado víctimas, no fue solamente por llamarse Griskan, sino porque había alguna vinculación que sospechaban que ella pudiera tener por bibliografía, por documentación que pudiera tener. Lo cierto es que subjetivamente todos los relacionaron que todo esto les estaba pasando por una venganza de Lawless por el accidente que habían tenido. Una cuestión de una subjetividad plena que no tiene ningún respaldo en ningún hecho concreto”.

Sin embargo, años atrás Liliana Griskan declaró que cursaba el segundo año de su carrera la primavera del 76 cuando el Ejército montó un operativo en torno a su casa en Estomba al 300.

Su familia relacionó las detenciones ilegales a una venganza del teniente Alejandro Lawless quien había tenido un choque con el auto de su hermano Jorge. “Fue un asunto personal y encontrándose que había una alumna de Humanidades -nos manifestábamos contra Tetu- montaron el operativo contra mi padre y mi hermano”.

El incidente ocurrió unos meses antes del golpe y acordaron arreglar el auto de Griskan en el Ejército y luego entregar el dinero del seguro a Lawless. El auto no fue bien reparado y el trato se rompió. Jorge había sido liberado del servicio militar por problemas de salud, sin embargo, tras la discusión su caso se reabrió y fue enviado a Colonia Sarmiento con “órdenes de hacerle la vida imposible”. Fue torturado hasta perder la movilidad de sus piernas.

Liliana declaró que al represor lo vio dos o tres veces durante su cautiverio: “Estaba a cargo de la guardia, había mujeres y los oficiales entraban a jugar a la batalla naval, a hablar, a socializar en unas condiciones horribles porque esa pseudo familiaridad era una máscara. Me producía horror porque mirando la tele me entero del falso enfrentamiento de Manolo Tarchitzky, que era hermano de un amigo”. También el capitán Raúl Otero “pasaba todo el tiempo”.

“Mencionó mi condición judía, llevo en los genes la memoria de un genocidio, viví la muerte de mis compañeros más queridos, a los cuales reivindico, a nadie le agrada ver a alguien detenido, cuando uno escucha estos crímenes aberrantes hay un pedacito de la condición humana que cae -dijo Griskan al tribunal-. Que sea justicia, porque es la única arma que tiene la sociedad para que estas monstruosidades no puedan cometerse nunca más y para que podamos respirar un clima de justicia y utopía social y de convivencia fraterna”.

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