Megacausa Zona 5: testimonios sobre la desaparición de Hugo Fuentes

“Era un humanista, un amigo, un ser solidario, una buena persona”, dijo Néstor Aira sobre Hugo Alfredo Fuentes, de quien se sospecha pudo haber sido arrojado al mar desde un avión. El testigo fue convocado junto a Martha Garrido y Héctor Bertoncello para referirse a la vida y desaparición del militante.

El tandilense Hugo Alfredo Fuentes llegó a Bahía Blanca para cursar Filosofía y Letras en la UNS. En 1976 se graduó pero nunca pudo recibir el título, fue secuestrado antes del acto de colación. Vivía junto a otros jóvenes en la Residencia Católica de calle Zapiola al 400.

Según testimonios de comerciantes de la zona, Fuentes fue secuestrado el 15 de febrero de 1977 en la primera cuadra de Lamadrid cuando salía de su trabajo en el estudio del abogado Héctor Bertoncello.

El joven fue uno de los fundadores de la Juventud Universitaria Católica, militó en la Federación Universitaria del Sur e integró el Ejército Revolucionario del Pueblo.

“A mediados de febrero se despide y al rato viene uno de los dueños del negocio Carpet Sur, en calle Alsina, y me dijo que lo habían secuestrado a Hugo en un falcón rojo”, recordó Bertoncello.

Agregó: “Yo metí el habeas corpus. Es todo lo que logré hacer. A uno después le tiraban información que era para que la gente dejara de averiguar el paradero”.

“La familia tenía bastante miedo pero es razonable que tengan temor, no eran personas dedicadas a la actividad política. Estaban angustiados y me pedían respuestas que yo no podía dar. No fue mucho el contacto que tuve con ellos”, contó.

Nestor Aira, otro de los testigos que declaró en la sede del TOF conocía a Fuentes porque compartían la edición de la revista Graphos. “Meses más tarde me comentaron que había sido secuestrado por la Marina y que había sido parte de los vuelos de la muerte”, explicó.

Por su parte, en la audiencia del 2 de marzo declaró Martha Garrido, quien compartió con Fuentes la cursada universitaria.

“¿Qué le sucedió? Fue una pregunta que me hice cuando me convocaron como testigo, no puedo decir quién me dijo lo que le había pasado. Lo subieron a un Falcon, hay suposiciones que no puedo afirmar: muere en la tortura y lo tiran al mar. No había que tener una razón específica para tener miedo”, dijo.

Garrido entregó el legajo universitario de la víctima, documento que había recibido ante la ausencia de familiares. “A través de ese legajo pude reconstruir la vida universitaria de Hugo, a través de los distintos domicilios donde fue viviendo y las materias que iba rindiendo. Ofrezco ese legajo y una poesía que escribió el sobre el Pensionado Católico de Zapiola al 400, que se cerró en 1975”.

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