Microcréditos, capacitación, autoconstrucción y reconstrucción: las líneas de trabajo de Hábitat municipal

La subsecretaria de Hábitat de la Municipalidad, Paola Ariente visitó el estudio Heinrich y Loyola de FM De la Calle. Se refirió a las políticas que está implementando la gestión de Federico Susbielles en materia habitacional y detalló cuáles son los programas con los que buscan resolver el déficit cualitativo de las viviendas bahienses.

Ariente es Técnica Superior en Relaciones Públicas y Protocolo y Ceremonial y especialista Políticas de Suelo y Gestión Local y Acceso al Hábitat. Se desempeñó en distintos períodos como concejala.

Dentro de las agencias hay secretarías y subsecretarías, la tuya -de Hábitat específicamente- ¿qué tarea te encomienda?

Hábitat es un montón de cosas, pero dentro de la agencia es como una mirada en articulación con lo que es Políticas Sociales, Salud y Ambiente. Lo que hacemos desde la Subsecretaría es apoyo a esas tres áreas grandes y al resto también, porque trabajamos con las direcciones de Género, Accesibilidad y Derechos Humanos mucho. Estamos como apoyo, nuestros programas están a disposición de la demanda de esas 5/6 direcciones y secretarías del Municipio.

Básicamente en lo atinente a la familia la Subsecretaría se divide en dos: una que tiene que ver con el núcleo familiar, con esa vivienda, todo lo que pasa en ese entorno y lo otro es el barrio dentro de la ciudad, básicamente en barrios vulnerables de la ciudad, cómo hacemos para integrarlo al entramado de la ciudad que tiene que ver más con obras y buscar financiamiento para obras de mejora en esos barrios. Lo que se presentó fue la parte habitacional, lo que es la vivienda y todo lo que conlleve todos los programas que tenemos destinados a ese mejoramiento habitacional en relación a las demandas que surjan desde los equipos sociales, de todas esas áreas que mencioné, ellas son las que nos priorizan los casos donde nosotros tenemos que ir atendiendo.

¿La población surge del propio recorrido territorial que tienen las trabajadoras sociales?

Entendemos que la demanda ya existe, no es que nosotros salimos a buscar una nueva demanda. Ya está, simplemente lo que hacemos es recoger esa demanda dentro del sistema que existe hoy en el Municipio que tiene todo un abordaje territorial de las unidades sanitarias, de los CIC, de los Enviones, de los hospitales, hospitalitos, salas médicas, las mismas delegaciones, todas tienen un despliegue.

Hay muchísimas trabajadoras sociales en territorio que relevan continuamente todas las situaciones. Lo que hacemos es juntarnos en las distintas delegaciones, ya hicieron dos mesas territoriales donde ellas llevan sus casos de todas las direcciones y se sientan y priorizan entre ellas a quienes debemos darle primero atención, ya sea con un microcrédito que es un programa que viene desde el 2011 desde el Municipio o con un mejoramiento habitacional en materiales porque esa persona no puede devolver, esa familia no tiene capacidad de devolver. O lo nuevo que nosotros incluimos este año a raíz del temporal y lo que nos pasaron en su momento también los equipos sociales, había habido 230 más o menos destrucciones totales de vivienda, donde en un principio se abordó con la ONG Techo la solución para 50, después vinieron también otras 24 con empresas, pero quedaba una franja muy grande sin poder atender.

Entonces creamos este núcleo semilla que es nada más y nada menos que un concepto de vivienda evolutiva y de esfuerzo compartido con las familias donde nosotros entregamos el material necesario para 24 metros cuadrados, consta de un baño y una cocina comedor. Es construcción tradicional porque entendemos también que los saberes están ya en el territorio.

Apuntamos mucho a la autoconstrucción este año, no así el año que viene y el siguiente, pero este año sí, es justamente gente que trabaja en el rubro de la construcción o tiene a alguien que lo tiene, o tiene un familiar que sabe, te puedo decir que en la práctica ya llevamos 25 en distintas etapas de construcción y todas han resuelto.

¿Y eso va en concepto de crédito o como un subsidio?

Como son donaciones de las empresas, nosotros no podemos hacer eso, no podemos recuperarlo porque es una donación, por lo tanto este año va en concepto de subsidio en materiales. Lo que articulamos con Dirección de Género y Accesibilidad, porque el 70% de quienes solicitan ya sea un microcrédito, un subsidio o una vivienda semillas son mujeres. En su mayoría mujeres solas con hijos o con algún tipo de conflictividad, ya sea de género o de derechos. Apostamos fuertemente a eso, por eso digo que no creamos un nuevo canal de demanda, sino que asistimos a lo que ya está, la demanda ya existe, de hecho está súper relevada, nos pasa que los casos a veces se repiten o viene una trabajadora social de salud y una trabajadora social quizás de la delegación o de algún Envión o de algún servicio local donde los casos son los mismos porque están abordados por diferentes áreas del Municipio.

Cuando eso pasa se articula rápido y los dispositivos se hacen rápido, para aquellos casos donde no tengan esta contención o este canal de autoconstrucción, lo que hicimos fue un convenio con la Dirección de Formación Profesional y con las escuelas técnicas para que en el marco de los cursos de albañilería los que están cursando puedan levantarles un completamiento de la vivienda, ya sea una habitación más en el caso de hacinamiento, o un módulo semilla o núcleo semilla como nosotros lo llamamos.

En un principio íbamos a crear un dispositivo antes de que pasara el temporal, un dispositivo para aquellos casos de emergencia cunado hay un incendio, cuando una familia o una persona producto de violencia de género tiene que salir de su hogar porque no se puede quedar allí. Veníamos pensando en dispositivos habitacionales que fueran transitorios para una cuestión. Eso cuando pasó la tormenta se terminó desvirtuando y, si bien tenemos el concepto de módulos de emergencia para estos casos y lo estamos desarrollando, pensamos que el Municipio no tiene la capacidad de hacer un plan de viviendas o como estamos acostumbrados a un Procrear, un plan federal o un plan provincial, pero sí creo que tiene la capacidad de hacer estos núcleos habitacionales mínimos básicos que en todos lados una vivienda semilla es parte de esas cantidades de metros, algunos tienen 25, otros 30, pero no pasan de eso, donde las familias después puedan ir evolucionando esa vivienda por el esfuerzo propio.

Lo que estamos pensando para el año que viene es que devuelvan las familias que puedan acceder a eso, sí que puedan devolver en concepto de materiales. Nunca en plata sino en materiales que puedan entregar a través de un crédito, puedan devolver lo que se les entrega de materiales para usarlo después para otras familias.

¿Son familias que ya tienen algún terreno donde hacerlo? Ahí tenés otro punto fuerte de la problemática.

Exactamente, hoy te diría que es un gran cuello de botella la generación de suelo, que no la tenemos nosotros en nuestra agencia, está en la agencia de Hernán Vigier, dentro del área de Rosana Vecchi. Están haciendo un trabajo fuerte para empezar a generar suelo municipal, sobre todo, donde podamos ir acompañando también a esa parte del Municipio donde se genere suelo con un proyecto de vivienda.

Hoy el cuello de botella es grande pero la mayoría de la gente que ha solicitado vivienda semilla, tiene un certificado de vivienda relevado por el Renabap, a nosotros para eso es un requisito que nos basta. Tenemos dos lugares donde no podemos asistir por un problema de conflicto legal, una es la toma grande de Esmeralda, que esperamos pronto se solucione con el Estado Nacional, Federico entiendo que ha iniciado un proceso de gestiones para ver qué se hace con eso. Y después, la zona detrás del Yaguar, donde ya hay una causa judicial y nosotros no podemos como Municipio llevar un mejoramiento o una vivienda semilla a esos lugares.

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¿Y en qué situación está?

Yo lo que entiendo es que hoy el juicio está en una etapa de progresividad, lo que sí uno como Estado, en este caso municipal, tiene que agotar todas las vías porque la verdad es que la gente sigue buscando su lugar donde vivir y ha pasado con la toma grande de Esmeralda. Había un convenio que se había firmado con Nación, donde le prohibía la Municipalidad intervenir en su cláusula número 9. Lo cierto es que desde que se firmó el convenio hasta ahora ha aumentado, se ha triplicado.

Entonces la no intervención por parte del Municipio también le quita la posibilidad de ir diagramando o sincronizando los esfuerzos para que cuando llegue alguna etapa de resolución con el Estado Nacional medianamente eso después se puede regularizar, hoy como no se puede intervenir, la gente hace su parcela donde puede, donde le deja, entonces no respeta ni calles futuras ni parcelamiento.

Después es muy complejo poder regularizar. Lo mismo pasa con la toma de atrás del Yaguar, a medida que el Municipio no puede. Lo único que ha pasado es que se han ido presentando solicitudes desde hace muchos años de tratar de prescribir o que pase a manos del Municipio.

La Unión Ferroviaria tenía un compromiso también de desarrollar parte del club que no lo hizo.

La Unión Ferroviaria tiene un uso del Estado Nacional que se lo ha cedido. Entonces, al primero que le tenés que ir a pedir la resolución de eso es al Estado Nacional que tiene que sentar a todas las partes involucradas y tratar de llegar a una negociación, inclusive con la Unión Ferroviaria porque es la que tiene la custodia y el uso de esas tierras. Es complejo, pero se volvieron a iniciar en el marco de esta nueva gestión las conversaciones y esperamos que llegue a un buen puerto en el sentido de que hoy hay otros mecanismos, el Estado Nacional si quiere no se puede desprender de las tierras, pero puede darle en usufructo, en derecho real de superficie, las tierras al Municipio, y ahí intervenir el Municipio para  ir diagramando, de esa manera los procesos se van completando, la gente va necesitando y va yendo a donde tiene un lugar.

¿Cómo se puede integrar eso desde tu área? Si no podés hacer una plaza, una escuela, no hay espacio como para pensar que ese barrio luego sea habitable.

Esa es la mirada de un Estado Nacional que no conoce el territorio, se le han mandado muchas fotos y la retrospectiva de cómo ha ido la ocupación de este suelo, pero es súper difícil porque al no respetar las tramas de las calles, no podés llevarle una vialidad en condiciones, no podes hacer un trazado de cloacas, de agua, un tendido eléctrico, es muy difícil después operar sobre esa tierra como Municipio, poder diagramar un proceso de integración cuando no te dejaron estar desde el inicio, por eso digo a veces aunque se llegue a intervenir para que se pueda diagramar un proceso de urbanización medianamente controlado, lo que hubiera sido ideal pero que no pasó.

¿Tienen interlocución con el Gobierno Nacional? ¿Hay respuestas a estos planteos?

Desde hace muchos años se vienen mandando notas, porque uno tiene que mostrar también la firme decisión como municipio de querer intervenir en esa tierra, en esto se han encargado mucho el equipo de asesores de municipios que es Rodrigo Dulsan y Pablo Montero, de todos los años renovar la necesidad del municipio de disponer de esas tierras y que eso lo han venido haciendo desde hace muchos años.

Este año no ha sido la excepción han tenido una primera reunión, así que seguramente se va a iniciar un proceso donde podamos tener aunque sea algún fruto de alguno de los dos lugares, porque lo cierto es que hay casi 400 familias viviendo allá en calle Esmeralda, no es menor eso. Y nosotros nos vemos imposibilitados hoy de poder llevar un mejoramiento para esas familias, de que se resuelva en favor de poder respetar ese derecho, que es el tener un techo y un piso donde desarrollarte y donde los chicos hoy no sufran las inclemencias del tiempo.

Y en otros barrios del sur o el Evita que en algún momento también fue una discusión parecida, ¿en qué situación están?

Evita es un terreno privado, entiendo que también están en conversaciones. Ahí lo que pasó fue también que el Estado no pudo, se ocupó como se pudo, inclusive los espacios verdes que se habían dejado se ocuparon también. De hecho hoy hay una traza de una calle que no se puede seguir porque hay parte de las construcciones que están dentro de esa vía, que es la calle Harris, por lo tanto, tampoco se puede abrir esa calle. Entiendo que están también hablando con los privados para ver si se puede llegar a una solución para que esa parte de la tierra pueda quedar a manos del Municipio. Es un polígono Renabap, por lo tanto está dentro del marco de la Ley Nacional de Regularización Dominial y hay tres instrumentos distintos para poder regularizarlos, pero sería difícil.

En el caso este, cuando tenés un privado, ¿cómo actúa ahí el Renabap?

Te diría que el Municipio es el principal gestor, el que tiene que buscar las maneras para que el privado, al ser una tierra ya declarada polígono Renabap y cada familia tiene el certificado de vivienda, no te diría que casi lo tiene perdido pero cuasi. Lo que hay es una gran negociación y una gran gestión para que el privado no pierda, porque sería espectacular que el Municipio pudiera tener esa tierra para poder regularizar esto. Entonces, ahí es un convenio con el privado y arreglar el monto de esta tierra.

Por ejemplo, en base a lo que veníamos charlando, a ustedes para un módulo de Semilla, le bastaría con ese certificado del Renabap. ¿Hoy en el barrio Evita se podría?

Sí, de hecho nosotros durante el temporal te diría que llevamos un montón de kits de techos que junto con la ONG Hábitat para la Humanidad, ellos armaron un programita para poder enseñarles a las personas a poner bien las cargas dentro de los techos que nosotros donamos para que no se vuelen más. Es muy difícil como está planteado hoy en un barrio que tiene 700 familias, 800 familias, de golpe, sacar todo y que no quede nada. Eso ya es inviable.

Así se han desarrollado múltiples barrios en la ciudad a lo largo de la historia. Estábamos hablando sobre algunos de los aspectos que están contenidos dentro del programa Habitar , hablamos de viviendas semillas. ¿Habitar Bahía qué sería específicamente?

Habitar Bahía es una línea e Integrar Bahía es otra. Una es la casa, dentro de Habitar están mejoramientos habitacionales, fondos rotativos de materiales, está Vivienda Semilla, Casa Escuela y los dos programas, uno de saneamiento y otro de electricidad segura. Casa Escuela es cuando vemos que una familia no tiene esa red de contención de autoconstrucción, nosotros firmamos el convenio constantemente.

En cuanto a microcréditos, son dos líneas, una que es propia del Municipio, que hasta el año pasado se llamaba Microcréditos Hábitat 2, este año son Hábitat 3 Mejorá tu Casa, o sea, cada año que pasa se va cambiando y la otra línea que es con las organizaciones que vienen desde el 2011  funcionando, es justamente el fondo rotativo de materiales. Lo que hace el Municipio es entregarle un subsidio a las organizaciones, el año pasado se les entregó un millón a cada una, este año se va a entregar 100 millones repartida entre las 3 que hay, posiblemente entre una cuarta.

Y lo que hacen las organizaciones es, con ese subsidio del Municipio, crean un fondo en un barrio y entregan microcréditos en ese barrio. Entonces la gente devuelve a la organización, no al Municipio, devuelve a la organización y esa organización vuelve a darlo otra vez en ese mismo barrio a otra familia.

Eso viene sucediendo desde el 2001, entendemos que es un ciclo virtuoso el que han logrado, de hecho se han mantenido con más o menos presencia del Estado municipal, lo han logrado ir perfeccionando a medida de la misma práctica, no lo que funciona, lo que no funciona, ellos tienen todos equipos territoriales propios de ellos, con trabajadoras sociales, tienen un seguimiento de la capilaridad de la familia a la que llega, que a veces es imposible para un Municipio llegar a todos los días golpear puerta por puerta para que devuelvan el crédito, tienen una alta tasa de recupero, más del 75%, y este año piensan llegar a 600 familias que no es menor. Llevan ya desde el 2001 alrededor de 2.300 familias asistidas.

Es un fondo que viene, cada organización social tiene su sector de la ciudad, creamos una mesa donde charlamos absolutamente todo, quién está funcionando, cómo, cómo rinden, cuáles son las familias a las que llegan, diagramamos nuevas intervenciones, nuevos métodos de poder articular.

Estuvieron haciendo algunas modificaciones en la ordenanza, ¿qué es específicamente lo que cambia?

Data del 2011, esa ordenanza era la de Fondo Rotativo Solidario de Materiales, se creó cuando se creó el CLES a partir de la crisis del 2001 como un programa en respuesta a ese consejo donde tenían dos vertientes, una que era por las organizaciones y por el Municipio.

Después el Municipio hizo su propio microcrédito, por lo tanto esa parte de la ordenanza ya estaba funcionando con otro decreto aparte y el fondo rotativo siguió con la ordenanza. Lo que pasa es que la ordenanza era muy básica para el momento, nosotros siempre decimos que las ordenanzas responden a etapas de la coyuntura social, política, y que son pasibles de ser modificadas en función de mejorías o si la situación cambia. No tienen que ser algo estanco y compartimentado, lo mismo que las leyes. Por lo tanto se planteó que ellos habían mejorado y estaban trabajando más cosas de lo que decía la ordenanza, hacían más cosas de lo que pedía la ordenanza.

Hubiera sido fácil hacerlo desde el Ejecutivo. La verdad que yo quería que ese proceso se diera en el Concejo Deliberante e invitar también al resto de concejales de otras fuerzas, porque cuando surgió el programa en el Consejo de Políticas de Hábitat, muchos concejales se asombraban de que estuviera desde el 2001 algo funcionando y que no se haya perdido. Entonces me parecía rico que esa discusión se diera y pudieran las organizaciones trabajar con concejales.

Los equipos técnicos que tienen las organizaciones y a su vez trabajan con promotores barriales durante el gobierno de Gay realmente estaban cobrando 2,50, ¿cuál es la situación actual o lo que contempla la ordenanza?

Esa es una de las prácticas que decimos que pasan y que ellos tienen súper entendido cómo tiene que ser. El tema era cómo se rendía eso, porque al ser un subsidio para compra de materiales era complejo, cada fondo rotativo tiene unos promotores barriales que son muchas veces trabajadoras sociales, o mismo el vecino o la misma institución, a veces están asentados en una sociedad de fomento, a veces en una iglesia. Los promotores barriales hacen su trabajo de capilaridad y la organización muchas veces hay que solventarlo desde ese mismo subsidio. Todo eso quedó contemplado dentro de la ordenanza nueva, creemos que la rendición tiene que incluirlos, porque si no era como que ellos no podían, a veces es muy difícil sostener un promotor barrial porque son voluntarios. Tienen que tomarse un colectivo para ir a ver a una familia, un viático, y no estaba contemplado. Y la verdad que si uno quiere que se sostenga, la capacidad de un Municipio está en eso, en reconocer cuando un programa que es propio pero que quienes lo implementan lo han mejorado, lo único que tienen que hacer es abrazarlos y decir ‘trabajemos articuladamente y qué necesitás para que esto se pueda sostener en el tiempo porque es virtuoso’.

El programa Reconstruir tiene que ver con el eje que dio Federico en su momento cuando después del temporal nosotros iniciamos todo un proceso a los tres días de asistir a las personas que se les habían volado los techos y las destrucciones totales. En ese marco de reconstrucción, nosotros entregamos a 4.000 familias los kits de techo, las chapas, los tirantes, las clavaderas. Después seguimos con estas asociaciones con organizaciones donde inclusive de Ser Comunidad, Cáritas, ABC y se le sumó Hábitat para la Humanidad donde ellos pusieron a disposición sus organizaciones para ayudar a los vecinos a cómo se clava una chapa, cómo se le hace una carga para que no volviera a pasar.

Después con la organización Techo pudimos hacer estas 70 intervenciones de módulos transitorios, pero que muchos fueron apropiados por la gente en sus saberes, hay mucho conocimiento en la sociedad que hay que saber que está. Hay familias que han desarmado el módulo, han hecho la platea y lo han armado. Un módulo de 18 metros cuadrados terminó siendo un módulo de 24. Quiero decir, la gente se termina apropiando de lo que el Estado le da y lo va haciendo como sabe, como quiere, como le gustaría que fuera a su casa y eso nosotros lo respetamos. Nosotros también damos un croquis de cómo tiene que estar implantado el módulo semilla y cómo tiene que ir evolucionando. Esos saberes están y nosotros lo respetamos.

En el marco de la reconstrucción se llevó a cabo todo eso, electricidad y saneamiento seguro era un programa que nosotros entendíamos que tenía que estar desde el principio, antes de que pasara lo que pasó, porque teníamos el problema y existe enfocado a los incendios que vienen por el mal uso de la energía eléctrica, siempre y cuando se regulariza. Lo había visto cuando hacíamos las visitas que nos hacía la empresa prestataria como concejala y veía que regularizaba en un barrio y resulta que después le tenían que sacar los medidores porque gastaban un montón y la gente no los podía pagar.

Entonces, hay algo que falla ahí. Primero, el tema de la seguridad nos parecía importantísimo y, segundo, que esos programas de regularización de las conexiones eléctricas nunca van acompañados de un buen uso de la red. La gente también hace un uso inadecuado de esa red por más que esté colgada. Planificamos hacer conexiones seguras, primero la seguridad eléctrica, que desde el pilar hasta intradomiciliario tengan los cables que tienen que llevar, la caja que tiene que llevar, el distribuidor que tiene que llevar, la térmica que tiene que llevar, pero además darle un plus de capacitar a 70 familias, que es lo que nos pusimos como meta este año, al buen uso de la red eléctrica.

Saneamiento lo mismo. Nosotros partimos del último censo del 2022, donde nos decía que 1.500 familias en Bahía Blanca, tenían pozo pero no tenían cámara séptica ni cámara de inspección o directamente letrina al aire libre entonces dijimos que ahí hay algo para hacer porque cuando vos vas a un barrio vulnerable, y no vulnerable porque pasa en algunos sectores donde no debería pasar pero pasa como Patagonia, se les llena un pozo y hacen otro. En los fondos de los patios hay 7 pozos. Dependiendo si está más cerca o más baja la napa se tiende a desmoronar con el conflicto que eso lleva de peligro. Vamos a capacitar a 70 familias de a grupos de a 10, ya iniciamos en el Noroeste, familias que se capacitan en cómo se construye un buen pozo ciego, para qué sirve la cámara séptica y la cámara de inspección. Se les entrega el kit que consta de todo esto, el revestimiento del pozo ciego con su correspondiente cañería. Familia que no se capacita, familia que no recibe. Priorizamos a aquellas familias donde el delegado sabe que tienen constantes pedidos de camiones atmosféricos del municipio o que sabemos que hubo un desmoronamiento, o que el área de salud nos indica que hay problemas de infecciones por parte de los chiquitos.

Nosotros a lo que enfocamos es al déficit cualitativo de viviendas, no a la cantidad de viviendas. El último censo te dio 120.000 viviendas entre colectivas e individuales con una población de 133.000 habitantes, a priori uno diría que no hay déficit de vivienda, pero hay una mala distribución. El déficit cualitativo que son esas viviendas que están con baja calidad constructiva y falta de completamiento, eso sí es algo a lo que el Municipio puede llegar.

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