Pablo Badr: “Nos estamos quedando sin gente que quiera hacer clínica, pediatría y medicina familiar”

El decano del Departamento de Ciencias de la Salud de la UNS habló sobre las consecuencias de un sistema de formación médica fragmentado y poco atractivo para nuevas generaciones. Principalmente luego de las modificaciones en las residencias nacionales y la derogación de las normativas que prohibían las guardias de 24 horas.

Badr ofreció un panorama del estado actual de la formación en salud en la región y del sistema de residencias médicas a nivel nacional.

En primer lugar, destacó el crecimiento sostenido del departamento, que pasó de tener 500 a casi 7.000 estudiantes en 15 años, con una tasa de egreso en medicina cercana al 98% en el tiempo teórico. “Nuestra carrera tiene un modelo pedagógico innovador y un sistema de remediación que evita el abandono”, explicó.

En relación a las residencias médicas, calificó como un “retroceso” la reciente derogación nacional de normativas que limitaban las guardias: “Hoy las guardias pueden volver a durar hasta 24 horas, cuando hay evidencia de que es equivalente a tomar decisiones con 1.5% de alcohol en sangre”, señaló.

Este cambio, según el decano, podría formar parte de un escenario más amplio: “Uno puede tener distintas hipótesis, yo incluso planteo que hasta puede ser que estas decisiones apuntan a que el sistema sea menos atractivo”.

En este sentido agregó: “El contexto da para interpretarlo de esa manera, porque veníamos con un conflicto con el Garrahan ya instalado en la opinión pública, estaba el tema en todos lados. Fue el examen nacional de residencias, donde residencias de distinto nivel, nacional, provincial, rinden un examen único. Rinden alrededor de 13.000 profesionales recientemente graduados y graduadas, y menos de 24 horas después de que se rinde el examen, que todavía no están los órdenes de mérito, que van a determinar que cada persona elija dónde va a ir y dónde se va a quedar en los próximos cuatro años, y tal vez dónde termina ejerciendo su práctica profesional, si el sistema de residencias lo absorbe como trabajador, sale esta norma que cambia las reglas del juego, las condiciones o los factores que hacen que una persona decida. Entonces digo, ¿Quién va a querer ir al Garrahan hoy?”.

Badr también alertó sobre una tendencia que se agudiza: la deserción de especialidades críticas como pediatría, medicina general, psiquiatría o terapia intensiva, en favor de disciplinas más rentables o concentradas en grandes centros urbanos: “Estamos viendo que se derrite la punta del iceberg. El tema es qué quedó abajo. Y esto pasa porque las residencias tienen un sistema de formación que no es muy distinto a un sistema vertical como puede ser un sistema de una organización militar”, sentenció.

En esta línea, uno de los datos más relevantes fue el resultado de proyecciones realizadas por el departamento de Ciencias de la Salud: “Si continúa la tendencia actual, para el 2035 no tendríamos nadie haciendo pediatría o clínica. Todo eso es muy dinámico porque no podemos decir cómo va a ser nuestro país dentro de un año, entonces son tendencias numéricas, pero realmente sí, esa es una de las preocupaciones”.

La falta de reconocimiento laboral y la precariedad de los puestos tras la formación lleva a que profesionales se vuelquen a subespecialidades o directamente migren del país.

Finalmente, abordó el impacto de las recientes inundaciones en Bahía Blanca, que aunque no afectaron directamente al edificio del Departamento, sí alteraron de forma profunda las prácticas de campo en el Hospital Penna y otras unidades sanitarias: “En situaciones de normalidad, en el Penna circulan 200 estudiantes por día en los distintos servicios y la verdad que esto nos impactó de lleno en la actividad práctica, lo mismo en las unidades sanitarias o en los distintos hospitales de la ciudad. Así que eso fue una de las cuestiones que nos ha complicado”, admitió.

En un contexto de crisis económica y recortes a la universidad pública, Badr remarcó que las pérdidas materiales y simbólicas atraviesan a toda la comunidad académica, exigiendo hoy una reconstrucción que es también política.

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