¿Por qué el acuerdo con el FMI afectará más a las mujeres?

La economista Agostina Costantino afirma que la reducción del déficit fiscal, el aumento del PBI y las reformas estructurales que exige el Fondo Monetario Internacional agravará la ecuación en términos de género.

Tras la ratificación por parte del Congreso del acuerdo del gobierno con el FMI los compromisos asumidos pusieron en jaque la unidad del Frente de Todos. Más allá de eso, el pacto dejó a la población en una situación de mayor vulnerabilidad de la que ya soportaba. La columnista de Economía de FM De la Calle explicó  algunas de las razones por las que este acuerdo será perjudicial para todos y todas, especialmente para todas.

“Lo que suele demandar el FMI a los países con los que lleva adelante acuerdos son dos grandes cosas. Por un lado, reducir el peso del déficit fiscal en el PBI y, en segundo lugar, aplicar reformas estructurales. Sobre el primer caso, se puede lograr reduciendo el déficit fiscal o aumentando el PBI, el segundo  aplicando directamente esas reformas”.

Estos tres elementos: reducción del déficit fiscal, aumento del PBI y las reformas estructurales pueden tener, y de hecho están teniendo, un fuerte impacto en términos de género.

“Sobre las reformas estructurales cabe decir que, si bien en un primer momento no se observa en la letra del acuerdo que haya grandes requerimientos, nada asegura que con las revisiones trimestrales de acá a dos años la exigencia de reformas no se concrete”, indicó Costantino.

En cuanto al ajuste fiscal, “más allá de algún cambio en términos discursivos que haya tenido el FMI desde hace algunos años, argumentando que todos los acuerdos incluyen salvaguardas fiscales o colchones de gasto para ser destinados a gasto social y demás, lo cierto es que al menos en los años 2020 y 2021 -los peores años de la pandemia-, el FMI le recomendó a 138 países en todo el mundo que procedan a realizar ajustes fiscales”.

La economista explicó que “el déficit fiscal se puede enmendar o aumentando los ingresos fiscales o reduciendo los gastos fiscales. Respecto a los ingresos, lo que suele recomendar el FMI es aumentar aquellos que provengan de impuestos indirectos, es decir, los que se cobran sobre las mercancías -IVA, impuesto a combustibles, etc.), en vez de recomendar el aumento en los impuestos directos, que son los que recaen sobre los ingresos y los patrimonios”.

“Los impuestos directos no sólo son más progresivos, sino que son más equitativos en términos de género porque entre las personas más ricas y con mejores ingresos, hay mayor proporción de varones que de mujeres. Un ejemplo de impuesto directo fue, durante la pandemia el impuesto a las grandes fortunas, del cual del total de personas al que se le cobró el 76% fueron varones. Otro ejemplo de impuestos directos es el que se está debatiendo en este momento sobre los bienes en el exterior no declarados, del cual podemos presuponer que la mayoría de los titulares de esos bienes sean varones. Pero las recomendaciones que suele hacer el FMI van en sentido contrario”.

Respecto al gasto fiscal, a pesar de quienes sostienen que este nuevo acuerdo no contiene un ajuste, “que no haya un recorte nominal de los gastos no quiere decir que no haya un recorte real en los gastos”.

“El FMI durante 2020 y 2021 recomendó a muchos países el recorte en partidas de salud. Esto afecta desproporcionadamente a las mujeres por sobre los varones en términos de acceso a prestaciones de salud sexual y reproductiva, también recomendó disminuir los gastos no prioritarios, que si bien no están del todo definidos cuáles son, suelen impactar en los servicios que tienen que ver con el acceso a la justicia y la protección contra las violencias hacia las mujeres y personas LGBT”.

La columnista sostuvo que “el FMI también recomienda disminuir los subsidios a los servicios públicos, por ejemplo ahora en Argentina se está discutiendo cómo va a ser la forma en la que se van a ir quitando en las facturas de gas. Si estos subsidios se quitan sin segmentar por ingresos, el impacto que va a tener en términos de género también será muy alto porque los hogares más pobres son aquellos donde las jefas de esos hogares son mujeres, y estos aumentos en luz, agua y gas entre otros va a hacer que en esos hogares tengan que disminuirse otros consumos básicos”.

“Lo que también está alentando el FMI es congelar o disminuir los salarios o la masa salarial del sector público. En este caso vemos que en Argentina del total de las mujeres con empleos formales el 20% está en el sector público, frente al 14% en el caso de los varones, con lo que este congelamiento o achicamiento de la masa salarial pública impacta más sobre las mujeres”.

Crecimiento del PBI

En la salida de la pandemia las medidas de recuperación, en el corto plazo, suelen concentrarse en reactivar los sectores de la construcción porque es una actividad que genera empleo rápidamente. Pero esta rama productiva está altamente masculinizada, la participación de la mujer se limita a un 3,6%.

“Si pensamos en términos de actividad multiplicadora de empleo, debido a que la construcción genera muchos empleos indirectos, lo cierto es que hay un informe del Ministerio de la Producción en el cual se proyecta cuántos empleos se generarían si se inyectara una inversión de 1.000 millones de pesos en distintas actividades de la economía. Lo que indica este estudio es que se generarían más puestos de trabajo invirtiendo en servicio doméstico, en enseñanza, o en servicios comunitarios que si se invirtiera en la construcción”.

“Invirtiendo 1.000 millones de pesos se generarían 4.900 puestos de trabajo en las áreas de servicios domésticos, o de enseñanza o de servicios comunitarios, contra 3.500 nuevos puestos de trabajo que se generarían si se invirtieran en la construcción. Esto desmitifica que el área de la economía que más sirve de multiplicador del empleo rápido sea la construcción”.

Costantino afirmó que en cuanto a estrategias de crecimiento de PBI a mediano o largo plazo, “lo más común es que se apueste por las actividades extractivistas y por las agrícolas, donde solo un 11% del trabajo en minas y canteras es desempeñado por mujeres, mientras que en el rubro agrícola el porcentaje trepa sólo al 13%. Por lo tanto, seguir fomentando estas actividades implica a largo plazo consolidar esta estructura del empleo fuertemente masculinizada”.

“Existen estudios científicos que indican que los entornos altamente masculinizados en sectores de la economía vinculados al extractivismo derivan en un marcado aumento, para esas zonas, de la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual. Las rutas de la trata de personas están yuxtapuestas, superpuestas, con las zonas mineras, petroleras y sojeras”, destacó la economista.

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