SADAIC Bahía Blanca y la política de Hood Robin

(Por Astor Vitali) La figura retórica de Hood Robin no es novedosa: se la  suele utilizar por la claridad conceptual que implica la inversión de la acción de robar a los ricos para repartir entre los pobres, es decir, quitar a los pobres para dar a los ricos. Se puede encontrar en literatura periodística, académica, redes, etc. Por la claridad del término, vamos a utilizarla para arrojar luz a un tema muy oscuro, silenciado y ofensivo. 

La Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) nace con un fin noble: el reconocimiento, en términos económicos, del trabajo de quienes componemos música y escribimos letras, en tanto nuestra labor genera riqueza a partir de la creación de valor en torno de las industrias culturales. 

“Federalismo, mentira”

“Toda la vida tiene música”, decía Spinetta. “Todo tiene logo”, Johansen. Y está claro que, en este mundo de pantallas que nos roban horas de vida y de sueño, las industrias culturales están concentradas y generan muchas ganancias. Es decir, las industrias culturales son un actor central de la vida diaria. ¿Qué recibimos quienes trabajamos? 

En este país tan poco federal, SADAIC tiene un directorio integrado por artistas, allá en la ciudad de las riquezas y del saqueo de las riquezas: Buenos Aires.

Para el resto del país, la organización nos ofrece gerencias. Es decir, ninguna posibilidad de participación política en un ámbito democrático distribuído por regiones sino simplemente un sistema de gerenciamiento y gestión, a los usos y costumbres neoliberales. De más está decir que, a diferencia de un gremio en el que las autoridades son trabajadores, aquí, el gerente no es otra cosa que un gerente (de componer, de escribir, de crear, de lo que específicamente constituye nuestro trabajo, bien gracias).

Entre Bahía Blanca y Tierra del Fuego, para Buenos Aires, todo puede ser atendido por un gerente. Hace tiempo ese cargo lo detenta el señor Cesar Ezeiza.

Ante un reclamo concreto de quienes debería representar (pero ya dijimos que nos gerencia, no nos representa) su política es escuchar de buena cara pero jamás resolver nada de fondo en favor de nuestra situación. 

Si te he visto, no me acuerdo

Hasta hace algunas semanas me tocó ser secretario general del sindicato de músicos y músicas del sur de la provincia de Buenos Aires. Ejercí el cargo durante 12 años. Ya no represento a ninguna postura colectiva por lo que mi punto de vista no tiene implicancia representativa sino que va firmada a nombre propio. 

Durante los doce años de trabajo militante en el sindicato de los músicos del sur de la provincia de Buenos Aires intentamos muchos acercamientos con SADAIC Bahía Blanca. Intentos de reuniones para evaluar la realidad concreta regional, propuestas de proyectos, reclamos de falta de representatividad y rigidez burocrática. De estas iniciativas, sólo hemos obtenido la posibilidad de alguna reunión durante los primeros años de intentos (una década atrás). Luego, el gerenciamiento impersonal es la respuesta ante la falta de política.

Hubo reuniones pautadas a las que se nos ha respondido irrespetuosamente con plantones (faltar y no repara el faltazo) que no corresponden al buen trato en ninguna circunstancia, negativas ante propuestas de articulación de actividades que promuevan la difusión en materia de derechos de autor y otros aspectos de la música, etc. 

Quedate en casa…

Un capítulo aparte merece el total abandono por parte de esta organización hacia los autores y compositoras durante el período de pandemia por estos lares. En la delegación Bahía Blanca no hubo una sola iniciativa para sus “representados inscriptos” (ahora explicaremos este término). Mientras tanto, una organización gremial pequeña, a pulmón, pudo generar los recursos para distribuir $7.000 (correspondientes hoy al monto de $140.409,70 según actualización por IPC) por mes, desde abril a diciembre, a cualquier músico (afiliado o no) que lo necesitara.

¿Cuál fue la política concreta de SADAIC Bahía Blanca al respecto? ¿Cuál? ¿Qué tipo de organización colectiva, en las horas en que el horror colorea los días, decide soltar el enganche del chasis del acoplado en que íbamos todos, resguardándose la conducción así misma, sola y cómoda en la cabina de comando?

De muestra, sobra un botón…

Decíamos “representado inscripto”. Explicaremos. SADAIC tiene un sistema de división de clases y de perpetuación de castas: los “socios” son quienes tienen reconocimiento del mercado (deben cumplir una determinada cantidad de ventas, que, en la actualidad, excluye de la mayoría de autores y compositores). Luego está el “representado inscripto” que será representado para cobrar por SADAIC pero no puede participar políticamente ni de los beneficios sociales. Somos los gerenciados: no tenemos derechos políticos en una organización colectiva, gremial. No hace falta explicar lo ridículo del planteo. 

Tengo 38 años. Edité dos discos. Estoy por lanzar el tercero. Una obra sinfónica fue estrenada por la orquesta de mi ciudad. Una canción fue editada en México. Toco regularmente por el sur de la provincia de Buenos Aires. Compongo. Arreglo para diferentes formaciones. Escribo. Con la excepción del reconocimiento que las radios de Uruguay hacen cuando declaran las canciones que pasan de mis discos, percibo montos irrisorios por mi trabajo como autor y compositor en Argentina.

“De muestra, sobra un botón”: en las últimas horas, SADAIC me informa que he recibido, en concepto de recaudación cuatrimestral, las siguientes sumas: en concepto de “Liquidación Nacional”, el monto preciso de trece centavos (moneda nacional); pero, para no desinformar, agregaremos que, en concepto de “Liquidación extranjera”, he recibido  un peso con diecisiete centavos. Total por cuatrimestre: un peso, treinta centavos. 

El reino del revés

Como dije anteriormente, durante estos años tuve a mi cargo la representación institucional de una organización colectiva (ad honorem). Esta situación hacía que mi palabra representara un colectivo. Desafectado de esa responsabilidad, digo ahora lo que corresponde a nombre propio y sin ambages: la política de SADAIC Bahía Blanca hacia la mayoría de las personas que nos dedicamos a la actividades de autoría y de composición es humillante y no se puede tolerar. 

La situación se resuma, principalmente, dos puntos:

1)      Salvo excepciones de artistas que en otras épocas fueron ingresados como socios, la mayoría de los autores y compositores activos NO SOMOS RECONOCIDOS COMO TALES POR ESTA ORGANIZACIÓN DE LA QUE SE SUPONE, POR RAZONES NATURALES, DEBERÍAMOS SER PARTE Y TENER DERECHO A PARTICIPAR

2)      SADAIC hace cumplir a rajatabla la política de Hood Robin, cobrando salones (ejemplo: 1 salón, $81.000 –multiplicar por cantidad de días en el mes y de salones y fiestas), radios (a las que no piden planilla y por ello no vuelve a los músicos del lugar sino que se recauda para quienes más dinero ya ganan), fiestas nacionales, etc., SIN DISTRIBUIR SEGÚN NUESTRO TRABAJO, CENTRALIZANDO LA GANANCIA EN BUENOS AIRES Y A LOS AUTORES Y COMPOSITORAS MÁS RICOS. EL SISTEMA DEBERÍA SER SOLIDARIO, NO DE MERCADO. ¿NO DA VERGÜENZA CANTAR COSAS DEL PUEBLO Y DE LA POBREZA Y LUEGO GARANTIZARLA ENTRE LOS PARES? ¿NI UN POQUITO DE RUBOR, PORTEÑOS/AS?

 

SADAIC debe pedir disculpas y modificar esta situación de plano o confesar su carácter incautador de Hood Robin, vulnerador de derechos; un rol que invierte el sentido de su razón de ser. ¿Dónde quedó aquello de “el Derecho de Autor es el salario de los creadores” (lema de la entidad)?. Qué salario tan raro aquel que representa para unos, centavos y para otros, millones. 

¿?

Esto que se escribe desde Bahía Blanca, está dirigido también a quienes pertenecen al directorio de esta institución que debería garantizar el salario de quienes componemos  (Víctor Hugo Yuñez, Eugenio Carlos Inchausti, Facundo Saravia, Gustavo Miguel Loubet, Paz Martínez, Teresa Parodi, Ramón Navarro, Miguel Ángel Robles, Roberto Ternán, Julio Martín Viera, Marcela Morelo). La responsabilidad política es vuestra.

Podría haber enviado una carta pero, sabrán disculparme, el peso con treinta centavos que he recibido en concepto de mi trabajo correspondiente a este cuatrimestre no me permite costear semejante iniciativa.  

Astor Vitali – 34.828.525 – Representado inscripto 700.016