Últimos días para ver la muestra del archivo personal de Celia Jinkis

El material reunido por la referente local de Madres de Plaza de Mayo de Bahía Blanca se podrá conocer hasta el lunes en Rondeau 29. En esta nota, testimonios y anécdotas compartidas en el acto de inauguración.

“Su archivo era familiar para nosotras, en varias oportunidades junto a Celia lo acomodábamos según la necesidad del momento que nos convocaba consultarlo y ampliarlo ya que día a día Celia iba incorporando cosas que consideraba relevantes para guardar”, recordó Marita Aure en la presentación.

Por su parte, el sobrino de Celia, Sergio Agoff, la recordó vinculando su historia con la de Tzivia Lubetkin, una sobreviviente del gueto de Varsovia. “Una luchadora, una comandanta del levantamiento. Tzvia no vivía en Varsovia, entró en ella para organizar la resistencia, como militante de una organización sionista de izquierda y en un arco amplio que incluyo organizaciones bundistas, comunistas y otras de otras orientaciones”, relató.

“En una versión humanista y feminista de la historia de Jonas, se internó en el vientre del monstruo para salvar a su pueblo. Sí, claro. Esa gacela, esa Tzvia etérea y movediza, es nuestra Tzivie-Celia. Esa mujer que, como otras, parida por Dado y por todos sus otros hijos, en plena brutalidad, se internó en el cuerpo del monstruo para salvar a su pueblo”, añadió.

Además, Julieta Ortíz de Rosas, integrante de la Comisión de Homenaje, expresó que “todas estas acciones que se hicieron en 2023 en el marco del aniversario de la muerte de Celia y que nosotros estuvimos en la escuela (de Artes Visuales, ESAV), contamos cómo venía esta historia y los estudiantes tienen un promedio de 20 años, nos encontramos con esa generación que pone su creatividad y todas sus ideas en relación con esta historia local”.

Previamente a la muestra, se había homenajeado a la madre de “Dado” con un afichaje con la colaboración de alumnos y alumnos de la institución.

Emiliano Randazzo, “hay una necesidad hacia las nuevas generaciones de que contemos, de que podamos contactar y comunicar sobre Celia y otros compañeros y compañeras que han dado la lucha contra la impunidad en los últimos 40 años”.

“Necesitamos pensarlo para el futuro. Tomar iniciativa en un momento tan complicado, generar más debate, abrir la discusión”.

“Celia siempre reivindicó el carácter revolucionario, y eso en un contexto como el actual me parece fundamental. Es entendible desde el dolor, las ideas de esa vivencia de la pérdida que los familiares lo han transitado de diferentes maneras pero ella siempre tuvo esa claridad”, agregó Laura Morales.

José Lualdi, a su turno, dijo: “El recuerdo que yo tengo de Celia es siempre preguntarte cómo estás, cómo andan tus cosas, cómo está tu gente, pero sobre todo, mirándote a los ojos”.

“Nadie, absolutamente nadie, los miró a los militantes con la ternura que nos miró Celia. Una ternura que comprendía comprendernos, alentarnos, perdonarnos, pero esa mirada profunda como si mirara a su hijo nunca la sentí excepto por mi madre”.

Enrique Gandolfo, recordó que “había un acto del 24 de marzo (1995) y éramos muy pocos, viene un compañero y nos dice ‘vimos a Alfredo Astiz en la galería’. Se lo veía en Bahía pero un 24 de marzo era muy fuerte. Nos miramos los que estábamos y dijimos, bueno, el acto no tiene sentido hacerlo acá”.

“Fuimos hasta allí y el genocida estaba sentado en una mesa en un bar en la puerta de la galería sólo, mirando una revista. Nos llamó la atención”, añadió.

“Nos fuimos acercando y quedamos a unos metros. Celia estaba con su pañuelo blanco, se acercó y se puso a hablarle a Astiz, creo que no le dijo una palabra, pero sobraban las palabras”.

Por último, Mónica Colaianni, mencionó que “hay mucho dolor, pero hay mucha calidez, mucho amor, muchos compañeros, quiero decir algo que me pasa a mí y que creo que incluye a muchos compañeros que militamos en ese momento: todo el dolor que sufrimos no me hace olvidar lo feliz que éramos luchando”.

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