Una migrante venezolana fue judicializada por una emergencia obstétrica
El Tribunal Criminal y Correccional N°30 juzga el caso de “La China”. Lucía Molina, abogada del área de Litigio y Defensa Legal del Centro de Estudios Legales y Sociales dijo a FM De la Calle que “el cuerpo no le dio las señales para que ella pudiera advertir el embarazo”.
“La China” se encuentra detenida desde hace dos años. El 15 de diciembre de 2020 sintió dolores de ovarios fuertísimos. Todos los meses era lo mismo, sus menstruaciones siempre fueron dolorosas, abundantes, con coágulos. Tomó calmantes, tuvo un dolor intenso que la dejó medio mareada.
Cuando se recuperó, antes de que sus dos hijos y su marido volvieran, juntó las sábanas sucias y las tiró. Vivía en un monoambiente en la Ciudad de Buenos Aires.
Fue detenida una semana después durante un allanamiento y, desde entonces, permanece en el penal de Ezeiza a la espera del veredicto.
“Ordenan este allanamiento a partir de que una persona encuentra en la basura mantas con sangre que envuelven un feto. A partir de ahí se hizo un proceso de investigación hasta que dieron con ella y la detuvieron junto a su compañero, quien luego resultó sobreseído”, relató la abogada.
Le dijeron que había parido. Ella no se dio cuenta, su familia tampoco. No es la primera vez que le pasa eso. Cuando estaba embarazada de su primer hijo, fue su mamá quien la advirtió. Le pasó con su segundo hijo pero fue su esposo quien se dio cuenta. Antes, perdió dos embarazos de los cuales tampoco supo. La subjetividad de la China está atravesada por condiciones que le impiden notar un estado de gravidez, su cuerpo no toma nota de los embarazos: no le crecen los pechos, no se le nota la panza, menstrua con regularidad.
“El tema es la construcción de las subjetividades. No todas la tenemos construida de la misma manera y entonces se da una separación entre lo que podemos tener noción y el cuerpo. El cuerpo de la China no le dio las señales para que ella pudiera advertir el embarazo”.
La negación del embarazo tiene una frecuencia de 1 en 475 nacimientos. Esto pasó, además, durante el primer año de la pandemia, tanto ella como su esposo y sus hijos subieron de peso y no accedieron a consultas médicas.
“Que sea migrante contribuye a una condición general de vulnerabilidad, además de todos los prejuicios respecto a la maternidad. Hay una cuestión de salud de por medio y no se está teniendo en cuenta”.
La defensora aclaró que “no forma parte de los indicios de acusación que esto se trate de un caso de aborto, ni espontaneo ni inducido por ella. El punto en común que sí tiene es la construcción social de la maternidad y la falta de perspectiva de género por parte de la justicia”.
El debate culminará este viernes 18.