Adriana Metz y el encuentro con el Nieto 140: “El ADN dijo que era mi hermano, todo lo demás no importa”
Después de 48 años de búsqueda incansable, Adriana Metz finalmente pudo decir en voz alta: “Yo ya sé dónde está”. Su hermano, hijo de Graciela Alicia Romero y Raúl Metz, quienes fueron desaparecidos por la dictadura genocida, es el nieto restituido número 140.
La historia de Adriana, como la de tantos familiares de personas desaparecidas, está atravesada por la pérdida, la lucha colectiva y la memoria.
“El sábado me levanté como una Adriana cualquiera, y a las 15 horas vino la revolución del encuentro”, dijo a FM De la Calle. Desde ese instante, todo cambió. Hubo una primera videollamada, lágrimas, sonrisas, y luego el encuentro presencial, con abrazos y una charla de cuatro horas en un café de la Capital Federal.
En ese encuentro, también la emoción fue compartida por sus hijos, Enzo y Luca, quienes se conmovieron profundamente. “Durante la videollamada, Luca lloraba desconsolada y alegremente y Enzo sonreía. Y en el encuentro cara a cara, fue al revés: Luca reía y Enzo lloraba”, relató. En medio de la charla, su hermano se enteró de que ambos hijos eran de River, como él. “Yo soy cuerva, somos una familia de plumas”, dijo entre risas.
“Lo buscaba desde que sabía que él iba a nacer”, contó Adriana, que desde niña supo que tenía un hermano secuestrado. Con los años, la búsqueda se volvió acción concreta: acompañó activamente a Abuelas de Plaza de Mayo, compartió fotos, escribió cartas públicas y hasta creó un blog llamado Poncho de Lana, donde año tras año le hablaba a ese hermano que aún no conocía. En 2021, redactó una carta con un deseo que hoy se vuelve realidad:
“¿Pensaste alguna vez si hay una historia distinta a la que te contaron? (…) Que a vos no te conozco, pero tengo muchas ganas de hacerlo. Te busco porque se apropiaron de vos cuando naciste”.
Adriana destacó la importancia de la lucha colectiva en esta búsqueda: “Esto no lo hace una sola persona. Hay un trabajo colectivo en Abuelas, en la CoNaDi, en el Banco de Datos Genéticos, en la UFICANTE. Más allá de las diferencias, el objetivo común siempre fue el encuentro”.
Resaltó que se trata de una búsqueda independiente de cualquier gobierno. “Vamos a continuar hasta encontrar al último nieto o nieta”.
Por otro lado, cabe destacar el rol de Alicia Partnoy, sobreviviente del centro clandestino “La Escuelita” de nuestra ciudad, que resultó clave en la reconstrucción del pasado. Su testimonio confirmó que estuvo detenida junto a Graciela Romero, madre de Adriana y del nieto 140. “Mi bebé y yo estamos bien”, le dijo Graciela poco antes de que su hijo fuera apropiado. “Ya encontramos a mi hermano. Ahora podemos seguir buscando los restos de Graciela y de Raúl”, expresó Adriana.
Finalmente, fue una información anónima la que encendió una nueva línea de investigación. “Él me contó que cuando le dijeron que había denuncias, fue a la página de Abuelas, buscó, encontró la información y se identificó con una familia. Pero no quiso decir nada por miedo a ilusionar a alguien”, relató Adriana.
Tras la prueba de ADN en el Banco Nacional de Datos Genéticos, el resultado fue claro. “Más allá de si yo lo veía parecido o no, el ADN me dijo que es mi hermano. Todo lo demás no importa”.
Con respecto al encuentro dijo: “Lo veía a él y veía un montón de tíos, a la familia Metz y Romero ahí, en esa persona que estaba sentada enfrente mío”. Y aunque él fue criado como hijo único, Adriana no dudó: “Cuando dijo que no tenía familia, le respondí: ‘acá estoy’, y él me contestó: ‘ya sé, boluda’”. Con ese tono familiar, comienza poco a poco a reconstruirse la historia familiar.
Hoy, la historia de este reencuentro es también una herramienta de lucha. Un dato, por mínimo que sea, puede abrir una línea de investigación.
El llamado sigue vigente: todas las personas nacidas entre 1975 y 1983 que tengan dudas sobre su identidad pueden acercarse a Abuelas, aunque sea para una primera conversación.
El hallazgo del nieto 140 no es sólo una victoria individual. Es parte de una lucha colectiva por la verdad y la justicia. Como dijo Adriana: “A partir de ahora, todo es ganancia”.