Corrientes bajo fuego: “Es un desastre del que la clase política se tiene que hacer cargo”

Horas antes de una nueva presentación del proyecto de Ley de Humedales, el ambientalista Emilio Spataro conversó con FM De la Calle desde Corrientes sobre el desastre ambiental que azota a la provincia litoraleña, la cual tiene el 11% de su superficie arrasada por el fuego.

“Corrientes tiene una política anti-gestión ambiental, en el ámbito rural correntino prácticamente no existe el Estado por una decisión política de la clase gobernante, entonces se le deja hacer y deshacer a los sectores económicos. No se puede avanzar sobre el límite de los ecosistemas sin que haya consecuencias. Esa política de anti-gestión ambiental ha implicado el rechazo a la Ley de Bosques, sigue implicando que no haya ley de gestión de bosques, que se realicen forestaciones sobre humedales, por supuesto que se rechace una ley nacional de humedales, que no haya ordenamiento territorial, que no haya control y fiscalización de obras ilegales como terraplenes y canales. Hoy pagamos las consecuencias de esa visión, que sumado a no tener un plan provincial de manejo del fuego y no tener recursos (porque se decide no tenerlos) hizo que la tragedia cobrara la dimensión que cobró”, sostuvo Spataro, quien integra la Red Nacional de Humedales y es fundador de la organización Guardianes del Y’Verá.

¿Cómo fue la militancia contra la Ley de Humedales por parte del poder político correntino?

Recientemente tenemos a los diputados nacionales correntinos, como Jorge Vara, que a su vez es empresario arrocero y ha militado muchísimo en contra de la Ley Nacional de Humedales. La legislatura provincial de Corrientes en el año 2020 sancionó una resolución donde dejaba en claro que institucionalmente se oponía a la Ley nacional de Humedales, intervenciones en la justicia, llegando a la Corte Suprema, objetando resoluciones del Ministerio de Ambiente sobre la Ley de Bosques. Entonces, todo esto nos impactó, pero lamentablemente no nos sorprendió, ni cuando comenzaron los focos, ni cuando no nos dieron bola cuando se denunciaba que los focos se estaban extendiendo, ni cuando estaban de vacaciones mientras se quemaba la provincia, porque está esta historia de displicencia y de dejar hacer a los sectores productivos a como dé lugar.

Se vuelve a presentar en el Congreso de la Nación el proyecto de Ley de Humedales que había perdido estado parlamentario. ¿Crees que cambia algo la situación a partir de la trascendencia de los incendios en Corrientes?

Lo que cambia es que cada hecho trágico que comprueba que estamos viviendo una tragedia ambiental y que necesitamos los ecosistemas funcionando de una manera saludable para tener una oportunidad de habitabilidad en nuestra región, inclusive que la producción pueda seguir existiendo, lleva a que se cobre fuerza y aumente el consenso de la necesidad de tener este tipo de herramientas como una política nacional de humedales, no puede ser que en pleno siglo XXI Argentina no tenga inventario de humedales, ni ordenamiento territorial.

“Es un desastre del que la clase política se tiene que hacer cargo porque se podría haber evitado, se podría haber disminuido la magnitud de lo que ocurrió. No se trató de hechos fortuitos sino que hay claramente responsabilidades”.

¿Se avanzó sobre la búsqueda de responsables de los incendios?

Sí, se ha avanzado, pero a mí no es lo que más me interesa porque es un camino de criminalización hacia los peones rurales que muchas veces son enviados a hacer el trabajo de quema por los patrones. Sinceramente, el punitivismo no es un camino que en materia ambiental vaya a cambiar algo. Acá el punto es el negocio económico. Mientras se permitan los negociados a costa del bien común vamos a seguir en esta crisis. Lo que hay que hacer es obligar a los privados que permitan la restauración de aquello que mandaron a quemar o que quemaron por el motivo que sea. Tienen que dejar que se recupere el ambiente, es lo que está en la ley, y es lo que se necesita. Si empezamos a ver que hay un uso económico en las áreas naturales quemadas, en las estancias privadas, la crisis ecológica va a aumentar.

Corrientes es el último refugio de muchas especies que en la Argentina hace décadas que no se ven. Especies como el aguará guazú, varias especies de aves que habitan en los pastizales. Necesitamos que se recuperen esas áreas incendiadas, de lo contrario tendremos extinciones.

Desde lo económico venís planteando hace tiempo que las cuentas no cierran o no son inteligentes en cuanto a lo que se tiene que invertir para prevenir y para reparar, incluso la situación de que quienes generan estos desastres terminan luego siendo asistidos por el Estado.

Sí, al menos la mitad del PBI mundial depende directamente de la biodiversidad y del funcionamiento de los ecosistemas y, en cambio, se necesita menos del 1% del PBI mundial para lograr la conservación de la biodiversidad.

Entonces, inclusive dentro de una lógica de capitalismo, es hasta un buen negocio conservar la biodiversidad. Lo vemos en Corrientes, con todo lo que se perdió en sólo un mes (más de $70.000 millones). Lo que pasa es que cada empresario por separado no tiene una evaluación global de las cosas, lo único que le interesan son las cuentas de su empresa. Tiene que ser el Estado el que regule, le dé una visión de conjunto e imponga reglas que hagan que los números rindan para todos y no sólo para algunos pocos.

Nosotros lo que planteamos es que la transferencia de recursos debe ser destinada al campesinado, a los pobladores, a los bomberos, a la restauración ambiental, y no a las grandes empresas que -como mínimo- deberían estar aseguradas.

Esperamos que en un brevísimo plazo tengamos finalmente una Ley de Humedales, más allá de la presentación se necesita una pronta sanción de la ley porque ya fu muy debatida, ha contado con muchos dictámenes, medias sanciones y demás, y lo que necesitamos es pasar a la gestión, restauración y manejo de los humedales, no podemos seguir dilatando el tiempo.

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