“¿Cuántos sistemas de inteligencia en la Argentina siguen siendo un sótano de la democracia?”
El doctor en Comunicación Flavio Rapisardi investigó la represión ilegal a gays, lesbianas y personas trans durante la dictadura genocida. Luego de declarar ante el TOF N°1 de La Plata en relación a lo ocurrido en los CCDTyE Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y El Infierno, dialogó con FM De la Calle.
“Cabe aclarar que hablamos de la comunidad LGBT, concepto instalado post 80’, este juicio tiene que ver con la detención y tortura de 10 compañeras trans. Previo al 75’ existía discriminación, sin embargo había una visibilidad. A partir de ese año, comienza a sistematizarse la persecución a gays y lesbianas”.explicó.
Rapisardi, doctor en Comunicación y coautor junto a Alejandro Modarelli de “Fiestas, baños y exilios”, libro sobre la comunidad en la dictadura, declaró como testigo de contexto ante el TOF1.
En el debate se comenzaron a escuchar testimonios referidos a nuevos hechos incorporados al juicio sobre delitos padecidos por más de 200 víctimas, 10 de las cuales eran trans y travestis y fueron perseguidas por su identidad sexual.
“Estamos utilizando el esquema del sociólogo Daniel Feierstein sobre cómo pensar las políticas genocidas en tres etapas: la del marcaje, desvalorización y genocidio o muertes por goteo. A partir de los testimonios pudimos reconstruir el proceso de sistematización en lo general y lo particular”.
En 1976, los colectivos de gays y lesbianas comenzaron a organizar reuniones y fiestas para encontrarse y socializar. El concepto baño era una red que se construía a partir del boca a boca y las fiestas solían ser en domicilios privados. “Ambos fueron perforados por el aparato represivo del sistema de inteligencia y aquellos que dieron consenso a la dictadura, que no solo se produce con el terror sino también con el acuerdo, parte de la sociedad civil y sectores empresarios que han sido partícipes”. Luego el proceso finalizaba con el exilio, cuando se escapaban del sistema.
“En 1978 con la presencia del mundial, con la idea de querer dar una Argentina ordenada y limpia, para ellos fue esconder la pobreza y comunidades. La práctica de limpiar la ciudad siempre fue una práctica de los gobiernos autoritarios”. Rapisardi explicó que esto se vio principalmente en Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires.
Además, el investigador planteó que el proceso de persecución continuó con la democracia, teniendo en cuenta las grandes razias hacia los boliches gay que se dieron durante el gobierno de Alfonsín. “No había tortura pero había persecución. En el caso de las compañeras trans también continuó la represión con políticas de marginalidad y represiones que fueron tapadas. Decir que la democracia no ha llegado refiere a la falta de políticas públicas reparatorias, a esos derechos que otros tienen y este sector no”.