“Es urgente reducir el peso del gas en nuestra matriz energética”
El ingeniero eléctrico y magister en Sistemas Ambientales Humanos, Pablo Bertinat, explicó la composición del sistema energético y advirtió que sería más rentable fomentar la instalación de termotanques solares que seguir corriendo detrás de las importaciones de gas.
Bertinat dirige el Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN de Rosario donde es docente e investigador. Junto a Jorge Chemes publicaron un documento que analiza pormenorizadamente la situación actual en materia energética y propone una transición a un sistema donde la dependencia al combustible fósil sea cada vez menor.
- ¿Cuánto dependemos del gas?
Mucho, tal vez demasiado, más en este contexto global de cambio climático y escasez de recurso. Hoy nuestra matriz es casi 90% combustibles fósiles, de lo cual más del 50% de nuestra matriz energética en general, no sólo en electricidad, es gas natural. Te diría que es una de las dependencias más altas de Latinoamérica y del mundo en combustibles fósiles. Tendríamos que prever de qué manera ir dejando los combustibles fósiles porque también implica que, por más que tenemos producción, necesitamos importar y el precio de estos combustibles va condicionando el desarrollo nacional. Inclusive en el caso del gas, más del 40% del gas de la Argentina se usa para generar energía eléctrica. Es un sector donde rápidamente podríamos pensar en desplazar ese gas por fuentes renovables. Creemos que hay que pensar en un sendero de ese tipo.
- ¿Cuál es la proporción entre importación y exportación?
La importación es baja en cantidad, es ocasional, fundamentalmente en el invierno debido al pico de consumo. Esto se sale un poco del cauce sobre todo ahora a partir del estallido del precio de los commodities a causa de la guerra entre Rusia y Ucrania pero, de cualquier manera, venimos por un sendero donde eventualmente vamos a terminar necesitando importar más cantidad, producto de las dificultades para extraer aquí y del incremento de la extracción gasífera argentina. La idea es pensar cuál debe ser la estructura energética del futuro y en ese marco pensar si vamos a necesitar o no extender las redes de gas, o si hace falta profundizar en las redes eléctricas y, en todo caso, con qué producir esta electricidad.
- Una de las instancias que se plantean desde el gobierno es la realización del gasoducto a Vaca Muerta. Pensándolo a futuro ¿hacia dónde nos lleva esa proyección?
Creemos que la construcción del gasoducto hacia el norte no debería realizarse. Pensamos que no hay que profundizar la estructura gasífera argentina porque tenemos alternativas. Las redes de gas hoy alcanzan algo más del 60% de la población del país, las redes eléctricas casi el 97%. Ello pensando en que en 10 o 15 años debiéramos reducir la utilización de gas natural producto del cambio climático.
“Enterrar caños por 3.600 millones de dólares que en 20 años seguramente serán un activo obsoleto es un error”, aseguró el ingeniero Bertinat.
“Creemos que la alternativa más viable es profundizar las redes eléctricas, mejorar la capacidad de estas redes y generar más renovables para incorporar a esas redes”, afirmó el profesor.
Agregó que “lo que la gente necesita no es gas, es tener energía para resolver sus necesidades. Esa energía puede venir del gas o de la electricidad. Nosotros creemos que es más apropiado desarrollar las redes eléctricas que las de gas y, en todo caso, mejorar la estructura de las mismas redes, las potencias, la capacidad de transporte, y también ver de qué manera se trabaja con una política de subsidios sectorizados para que esta energía este accesible para el conjunto de la población. Sería una infraestructura pensando en el futuro, donde los combustibles fósiles debieran tener un menor peso en las matrices energéticas”.
- ¿Por qué hoy sería más barato para el Estado adecuar las redes eléctricas que seguir subsidiando la importación de gas?
Uno debiera pensar este tipo de políticas con una lógica de Estado no de gobierno, pero en ese marco poder disminuir intrínsecamente o innatamente la utilización de energía en Argentina, ya sea gas o electricidad, genera un ahorro muy grande para el país.
Imaginemos el caso de los calefones solares, hoy hay 4.800.000 hogares que no tienen acceso a la red de gas natural, que en un 90% calientan el agua con energía eléctrica. El solo hecho de poner un sistema solar térmico ahorra aproximadamente el 60 o 70% de electricidad que se usa para calentar el agua. Ahora bien, por cada kilowatt/hora que dejamos de consumir en el sector eléctrico el Estado se ahorra la mitad de eso en forma de subsidio. Cuando uno hace las cuentas, el Estado tiene un recupero relativamente rápido, en no muchos años, en todas estas inversiones que tienen que ver con incentivar la producción e instalación de sistemas solares térmicos.
También uno puede hacer cuentas muy parecidas en lo que es sustitución por heladeras más eficientes, como las AA o A+, de las heladeras existentes, como los sistemas de calefacción o los sistemas de aislación de las viviendas. Cualquiera de estos elementos tiene dos ventajas: 1) en pocos años recupera la inversión por parte del Estado, y 2) baja el consumo de por vida, es decir, ya no tengo que soportar ese consumo ya que tengo un ahorro en esos combustibles por todos estos usos, no es un ahorro temporal sino un ahorro de infraestructura que perdura a lo largo del tiempo y baja una estimación de consumo futuro a un nivel menor, esto permite abastecer el sistema energético con un mayor alivio.
Hay mucho desarrollo en Argentina, por universidades, como la de San Martín que ha trabajado mucho en estas cuestiones, sobre potenciales ahorros de energía vinculadas a eficiencia, electrodomésticos eficientes, ahorro en las viviendas. Esto lo que necesita son políticas públicas que perduren en el tiempo.
- ¿Qué impacto tienen los parques eólicos en cuanto a la red nacional de energía?
El año pasado el peso de las renovables no convencionales, las modernas, eólicas y solar, fue del 13% de toda la energía eléctrica del país. Es un peso aún bajo, todavía estamos por debajo de donde deberíamos estar según la ley de energías renovables y sobre todo es bajo pensando con el gran potencial que tenemos.
La matriz energética argentina es muy fósil. En energía en general, estamos en un 90% de energía fósil. En cuanto a la energía eléctrica, el grueso, más del 60% es de generación térmica, o sea, por gas -que vamos a tener que importar- o gasoil o fuel oil. A esta altura podríamos estar en un porcentaje mayor de renovables.