Heinrich y Loyola: “No han escuchado los testimonios, hay pruebas y no investigan como debe ser”
El 4 de julio se realizó un homenaje a los trabajadores gráficos de La Nueva Provincia asesinados, Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola. La fecha elegida para el descubrimiento de una placa fue la del 47° aniversario de la aparición de sus cuerpos en la Cueva de los Leones.
“Es importantísimo mantener la memoria viva. Es un recordatorio de lo que pasó, que el nunca sea realmente nunca. Vicente Massot, dueño de La Nueva Provincia, estaba acusado por la desaparición y el asesinato de ellos. Un abogado dictó la falta de mérito. La causa la agarró un juez y dictó el sobreseimiento”, relató Rosana Heinrich, hija de Enrique. También estuvo en el lugar Angie Loyola.
Aníbal Schmidt, secretario general de FATIDA, aseveró que “en cada lugar de nuestra organización gremial hay un cuadro, por donde ustedes quieran, que está recordando estas dos caras que siempre están presentes en todo el país, lo venimos trabajando constantemente”.
“Vi lo desgarrador de cada una de las audiencias. Vi lo desgarrador que fueron cada una de las declaraciones de la familia. A una sola no vine. Lo vi bajar a Massot a tribunales, al delincuente ese ahí”.
Durante la primera instancia de la jornada las hijas de los obreros, que impulsaban la lucha por el cumplimiento del convenio de trabajo que el diario incumplía, descubrieron en la vereda de la sede de la Unión Gráfica del Sur, una placa con sus rostros.
“A 47 años parece que estamos como si fuera el primer día, sin justicia”, dijo Fabián Castro, secretario general local del sindicato gráfico.
Rodrigo Loza, secretario de derechos humanos de la Federación Gráfica Bonaerense (FGB), recordó que los trabajadores “no solo eran comisión interna del diario La Nueva Provincia sino que Heinrich era el secretario general y Loyola el tesorero del sindicato”, destacando el compromiso que tuvieron con sus compañeros y compañeras.
“Muchos olvidamos las huelgas del ’75 que producto de eso y de dejar cesantes a 17 laburantes, la pelea que llevaron adelante les costó encontrarlos un 4 de julio asesinados con la responsabilidad de la empresa”.
Loza añadió que “por más que en la justicia dicte el sobreseimiento de Massot sabemos que tanto Diana como Vicente tenían contacto con los trabajadores”.
“Ante la oleadas de negacionismo, cuando la gente pase, va a ver que cumplieron funciones dos compañeros que están desparecidos, que fueron asesinados solo por el derecho de hacer cumplir el convenio de trabajo, de la dignidad de los trabajadores”, apuntó el miembro de la FGB.
Andrés Reveles, subsecretario de relaciones del trabajo del Ministerio de Trabajo y Empleo de la Provincia de Buenos Aires, expresó que “la justicia no existe hasta que todos los cómplices civiles de la dictadura cívico militar tengan una sentencia conforme al accionar que tuvieron”.
“La justicia social hace que la memoria no se pierda”
Desde el lugar en el cual dejaron los cuerpos de sus padres, Rosana y Angie dialogaron con FM De la Calle.
“Es la primera vez que vengo acá, me dejó helada. No puedo creer que haya habido tanto ensañamiento, al llegar acá y ver la distancia que hay desde la ruta, me pregunto cómo hicieron para traerlos, si los arrojaron o los bajaron y los mataron ahí”, comentó Heinrich.
“Es un lugar profundo, difícil de llegar. Estaría bueno descubrir cuál fue la familia que los encontró, para mí no fue una familia, fue una persona”, añadió.
Rosana relató que, tras el secuestro de su padre, su mamá la dejaba al cuidado de sus vecinos para ir en su búsqueda y que el cruento hecho marcó un antes y un después en su familia.”La justicia social hace que la memoria no se pierda”, reflexionó.
“Yo tenía 7 años, durante muchos años olvidé lo que había pasado. Cuando mamá nos contó cómo habia muerto papá empecé a recordar que habían entrado a casa esa noche”.
Por su parte, Angie Loyola explicó que no era su primera vez en el sitio donde hallaron los cuerpos. “Mi primer evento de memoria fue el descubrimiento de la placa en FM De la Calle“, recordó en referencia a la denominación del estudio de la emisora con los nombres y la reivindicación de los obreros asesinados.
“Como familiares esperamos la verdad, la Cueva de los Leones se está derrumbando y siento que no han escuchado los testimonios, que hay pruebas y no investigan como debe ser”.
“Hubo secuelas en la familia, mamá quedó sola y tuvo que criarme en silencio. Fue difícil romperlo, gracias a aquellos compañeros, en este caso (Jorge Manuel) Molina que siempre abrió las puertas de su casa y con su palabra me ayudó a construir y entender mi historia”, indicó.