Megacausa Zona 5: “La función esencial de La Escuelita era la extracción de información a través de los más brutales métodos de tortura”

En la segunda jornada de los alegatos la Fiscalía describió los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que operaron bajo jurisdicción de la Subzona 51 durante la dictadura cívico militar. Hoy continúa la exposición.

La existencia de La Escuelita era vox populi. Son numerosos los casos de secuestrados que fueron llevados del Batallón a La Escuelita. Además de esta dinámica de las víctimas que salían del Batallón a La Escuelita, tenemos la dinámica inversa de traslados de La Escuelita a la sede del Batallón”, dijo la fiscala Paula Molini.

Explicó que la edificación “tenía pisos de madera y ladrillos, paredes ocres y un baño con azulejos blancos y verdes. Este trabajo se realizó con relatos de sobrevivientes en las sentencias de los tramos anteriores a este juicio” junto a las tareas de excavación del equipo de Memoria Abierta y la UNS.

“La función esencial de La Escuelita era la extracción de información a los secuestrados a través de los más brutales métodos de tortura. Los secuestrados eran conducidos a la sala de tortura, se les aplicaba picana eléctrica, submarino seco, colgamientos, abandonos de cuerpos desnudos a la intemperie. Estas sesiones eran recurrentes durante toda la permanencia en el centro clandestino. Todos los testigos describieron los interrogatorios referidos a su militancia y fueron claros en el sadismo”, dijo.

Batallón de Comunicaciones 181 y V Cuerpo de Ejército

En cuanto al “gimnasio” o “banda” dijo que “fue el principal centro clandestino donde se mantuvo en cautiverio a la mayoría de las víctimas, esto operó al menos hasta fines de 1976. Por el gimnasio pasaron más de 30 víctimas de esta causa. En el mismo lugar ensayaba la banda del Batallón, cosa que siguió pasando incluso cuando había presencia de detenidos”.

“El gimnasio y la cuadra de soldados funcionaron tras el golpe de Estado, promediando abril, fecha en la que los secuestrados fueron llevados al gimnasio. La existencia de estos espacios de cautiverio fue reconocida por el general Adel Vilas en 1987. Respecto al gimnasio dijo que fue desalojado y allí se armó un dormitorio colectivo donde a partir del 24 de marzo comenzó a encerrarse a militantes peronistas y comunistas”, expresó el fiscal Pablo Fermento.

Agregó que la primera tanda fue de 36 detenidos a disposición de la Junta Militar, “no se decía a nadie de la presencia de estos detenidos, lo que coincide con que La Nueva Provincia comenzó a comunicarlo a fines de 1976”.

Galpón ferroviario y delegaciones policiales

Por otro lado, el fiscal Pablo Fermento hizo hincapié en otro lugar de cautiverio. Se trata del Galpón Ferroviario ubicado en calle Parchappe.

“Tres víctimas declararon que estuvieron secuestradas en septiembre de 1976. Dijeron que el piso era de madera rústica, había olor a taller mecánico, que las torturas eran en el mismo galpón. Los testigos describieron la brutalidad de los métodos de tortura que sufrieron”, argumentó el fiscal.

Explicó que 18 víctimas estuvieron cautivas en la Delegación de Cuatrerismo en calle Chile y y otras 25 pasaron por la Brigada de Investigaciones en Pueyrredón 30.

La Comisaría Primera, la Comisaría Segunda, la Comisaría Cuarta y la sede de la Policia Federal de Rondeau 139 también actuaron como lugares de cautiverio.

Fermento manifestó que la Unidad Penal 4 “fue la institución que garantizó la continuidad del cautiverio de las víctimas una vez que su situación era legalizada”.

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