Salario Básico Universal: ¿qué es y cómo funcionaría?

El 10 de mayo un grupo de diputados y diputadas presentó en el Congreso de la Nación un proyecto que propone ampliar el sistema de seguridad social mediante un Salario Básico Universal.

La iniciativa legislativa pertenece a un grupo de legisladores/as del Frente Patria Grande que integra el bloque del Frente de Todos. Lleva la firma de Itaí Hagman, Natalia Zaracho, Leonardo Grosso y Federico Fagioli.

En la columna de Economía de FM De la Calle, Agostina Costantino, explicó de qué se trata el Salario Básico Universal, cómo se compone y a quiénes se dirige. También enumeró algunas experiencias similares de otros países y destacó puntos a favor y críticos.

La economista explicó que “un salario básico universal es un ingreso mínimo que todas las personas reciben por el solo hecho de ser personas, a diferencia de otras transferencias de ingresos que requieren otro tipo de condicionalidades. Por ejemplo, la AUH es un ingreso universal pero para les hijes. Como sabemos la AUH es un derecho para les niñes, no para los adultos que son quienes sólo lo administran. Aquellos adultos que no tienen hijes no la reciben y eso no quiere decir que no haya adultos sin hijos que no requieran de un ingreso mínimo universal”.

“Otra cuestión a aclarar es que este proyecto no es de invención de estos diputados, es algo que incluso vienen proponiendo organismos internacionales como la CEPAL y, sobre todo a partir de la pandemia, se vienen haciendo estas propuestas a nivel internacional”.

Costantino afirmó que “apunta a un ingreso equivalente a una canasta básica alimentaria por adulto. Al día de hoy, eso equivaldría a $12.900, a cambio de algunas prestaciones que en principio parecen razonables. Entre ellas: finalización de estudios primarios o secundarios, talleres de formación, talleres de orientación laboral, talleres de profesionalización del trabajo doméstico, desarrollo de actividades sociocomunitarias”.

“El público al que apunta es al de trabajadores informales, monotributistas de categoría ‘A’, trabajadoras de casas particulares, y trabajadores en relación de dependencia pero que cobren ingresos que estén por debajo de un monotributista categoría ‘A’ que al día de hoy son $39.000 según la escala vigente”.

Otros requisitos generales son los de ser de nacionalidad argentina, tener entre 18 y 64 años de edad y sería incompatible con otros programas como el “Potenciar Trabajo”, el “Progresar”, la “Tarjeta Alimentar” y las jubilaciones. El proyecto no indica incompatibilidad con la AUH y se estima que unas 9 millones de personas lo recibirían.

El costo fiscal sería del 2.1% del PBI, es decir 1.5 billones de pesos, pero lo que dice la fundamentación del proyecto es que los fondos destinados al Salario Básico Universal, es dinero que se gasta íntegramente en bienes y servicios, es decir que mínimamente retornaría un 21% de IVA. Esto llevaría a un incremento en la recaudación por lo que el costo final neto de este programa equivaldría a menos de un 1% del PBI.

Antecedentes

“Este proyecto cuenta con un antecedente directo en el país que es el IFE. Que fue un ingreso durante la pandemia que no fue continuado en el tiempo,  fueron 3 cuotas, y dio cuenta de la enorme cantidad de gente desocupada, en condiciones de informalidad y que, aun trabajando, percibían ingresos por debajo de las canastas alimentarias. Incluso la cantidad de personas que se inscribieron sorprendieron al mismo gobierno y evidenciaron un desconocimiento importante respecto a las características del sector informal en Argentina”.

“En el ámbito internacional, los antecedentes no son muchos pero hay varios casos. Muchas son experiencias piloto y otras se dan a nivel subnacional, por ejemplo, el caso de Alaska donde la gente recibe un ingreso desde 1982. Reciben un cheque de entre mil y dos mil dólares anualmente, los cuales provienen de la actividad petrolera. Un caso similar se observa en Brasil, en la ciudad de Maricá, donde los fondos también provienen del sector petrolero pero lo característico es que se dan en una moneda propia, se inventó una moneda, es de curso legal pero solo dentro del municipio”.

“El último ejemplo es el caso más conocido, el de Finlandia. Lo que se quiso investigar aquí es si el ingreso básico garantizado para personas desempleadas incentivaba o desincentivaba la búsqueda de empleo, cuestión que los detractores de estas políticas suelen argüir. En 2017 en Finlandia se eligieron 2000 personas entre 25 y 58 años, se les otorgó 580 euros mensuales que seguirían percibiendo aun consiguiendo empleo. Se concluyó que este salario garantizado no generó ningún efecto, ni incentivo ni desmotivo a la búsqueda de empleo”.

Aspectos positivos de la medida

“Además del beneficio personal de las personas destinatarias del ingreso, es una política que tiene un fuerte impacto positivo en términos de género ya que las mujeres tienen sobre representación en los sectores vulnerables como desocupades, informales y por supuesto dentro de las trabajadoras de casas particulares. En segundo lugar, también hay un beneficio general, ya que estos montos son destinados a consumos, pero sobre todo a consumos locales, o sea que ese dinero queda generalmente en comercios barriales”, concluyó Costantino.

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