20 años de los “Escuelazos” en Bahía Blanca

Se cumplieron dos décadas de las masivas protestas en defensa de la educación pública que movilizaron a la comunidad bahiense en el contexto de descomposición del gobierno de Fernando De la Rúa (UCR). Este sábado, el Encuentro Colectivo Docente realizará un conversatorio virtual con la participación de integrantes de Suteba.

Ana Canullo y Gabriela Delfino compartirán panel con Mauro Tejada Gómez, docente y flamante licenciado en Historia, cuya tesis de grado fue “El Escuelazo: organización y conflicto docente en Bahía Blanca”.

En diálogo con FM De la Calle, el dirigente comentó que “durante todo el 2001 el contexto fue crítico a nivel social, económico y político. Para la educación, desde el inicio del ciclo lectivo de ese año, comenzaron las problemáticas en torno a la falta de pago de salarios a docentes, auxiliares, becas del polimodal, atraso en partidas de comedores y problemas de infraestructura”.

“A mediados de julio de 2001, el gobierno provincial votó en la Legislatura el paquete de ajuste conocido como Emergencia Económica Financiera que implicaba el pago de salarios con patacones, además de la reducción del aguinaldo y antigüedad. Se generó todo un contexto que ya venía siendo resistido por familias, estudiantes y docentes, creó un punto más álgido en la lucha y le imprimió un nuevo sello con la participación de la comunidad en general y docentes autoconvocados. Luego del receso invernal, los gremios llevaron adelante un paro que se prolongó por tiempo indeterminado hasta el 28 de agosto cuando se firma el pacto entre el gobierno provincial Carlos Ruckauf y los gremios docentes”.

Tejada Gómez explicó que “los ‘Escuelazos’ excedieron el conflicto gremial debido a la participación de las familias y de los docentes, algunos militantes y agremiados a SUTEBA. ¿Qué fue lo que llevó a la participación de la comunidad? La situación crítica que vivía la sociedad y la clase trabajadora después de una década plagada de reformas neoliberales, pérdida de trabajo, falta de vivienda”.

“En ese sentido, los niveles de marginalidad social y pobreza empezaron a ser una realidad cotidiana de las escuelas y generaron un contexto en el que se reconoce a la escuela como uno de los últimos bastiones estatales que había que defender. A raíz de reuniones y asambleas que convocaron las y los docentes, la escuela se convirtió en un lugar de organización, en un núcleo donde todas problemáticas sociales y educativas encontraron un espacio donde expresarse y que a la hora del reclamo, fueron expresadas en estas movilizaciones históricas y multitudinarias que comenzaron el 16 de agosto con la participación de más de 10 mil personas y otra el 22 con más de 15 mil asistentes”.

Roberto Jarque, padre de jóvenes de una de las escuelas movilizadas, aportó su visión de aquellos momentos de crisis: “Los años de aplicación de políticas neoliberales con privatizaciones, desempleo, precarización laboral, pobreza generalizada, fueron afectando la vida de los sectores populares, los padres comprendían que con hambre no hay proceso de aprendizaje posible. A su vez, los docentes iniciaron una fuerte medida sindical producto del ajuste. Todos dijeron basta, basta del argumento del déficit cero, basta del ajuste sobre los sectores sociales que están sufriendo tanto. Ganaron las calles de forma multitudinaria con una bandera: la educación es un derecho social y debe garantizarlo el Estado, cuando no lo hace, se convierte en un privilegio”.

“En ese momento, en plena movilización, las autoridades del Partido Justicialista bahiense nos miraban con cara de yo no fui y el líder del UCR, Juan Pedro Tunessi, diseñaba modelos de control de las ausencias de los docentes. El que realmente militó el ajuste fue el actual intendente Héctor Gay: desde la mañana temprano llevó adelante el desprestigio de los padres y de los referentes sindicales que participábamos de esta lucha. Fue un ferviente militante sobre el ajuste de la educación”, afirmó.

Tejada Gómez recordó que “el gobierno municipal estaba bajo la intendencia de Jaime Linares, que había ingresado por la Alianza, y en la provincia estaba Carlos Ruckauf. Sin embargo, el déficit cero y estas leyes de ajuste fueron votadas por todos y todas. Comenzó como una política nacional y terminó de aplicarse a nivel provincial, no había diferencia en relación a lo político. Esto se vio expresado en los “Escuelazos” y fue uno de los antecedentes de lo que sería el “Argentinazo” en las jornadas de diciembre de 2001. Hay una crítica muy fuerte a toda la clase dirigente, en las marchas se denuncia y abuchea a los políticos bahienses que la gente entendía que eran los responsables del ajuste en la educación y en general”.

“El rol de los docentes auto convocados fue muy importante porque entendieron que la lucha debía trascender el marco sindical-gremial y transformarse en una lucha más amplia. Cuando conversé con los entrevistados para la tesis de grado, había una gran heterogeneidad, existían críticas antisindicales, se posicionaban cuestionando lo sindical y, por otro lado, había quienes intentaban que las críticas fueran encausadas hacia las conducciones, particularmente las del SUTEBA. Al finalizar el conflicto gremial, un conjunto de docentes, militantes, delegados y delegadas formaron una agrupación que nace al calor de esas luchas llamada Docentes Indignados y en el 2003 ganaron las elecciones del SUTEBA como Agrupación Granate”.

Ana Canullo, actual secretaria general del sindicato, compartió su visión con FM De la Calle: “Para nosotres los ‘Escuelazos’ significaron mucho más que una huelga docente o un reclamo de un sector, significó la expresión de un pueblo en defensa de la educación pública reconociendo este derecho fundamental para hijos e hijas. La crisis era profunda, muchas familias estaba sufriendo desocupación, situaciones económicas de penurias y la escuela fue la caja de resonancia, no sólo del conflicto social, político y económico sino también de la organización de madres, padres, estudiantes, docentes y auxiliares en defensa de la escuela”.

El historiador narró que al mes siguiente de las masivas movilizaciones en Bahía Blanca, “después del acuerdo entre gremios y el gobierno provincial, cuestionado por familias y docentes, se desarrolló una nueva manifestación el 1 de septiembre de la cual participaron más de 4 mil personas. Los gremios tuvieron que movilizar al final de la marcha por el lugar que habían ocupado a raíz del acuerdo con el gobierno. Hubo una baja de conflictividad sin embargo se volvió constante la falta de pago a docentes y auxiliares a lo que se sumó un intento de municipalización. Esto fue rechazado por toda la comunidad y el conflicto se mantuvo latente hasta diciembre cuando este grupo de docentes participaron de las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001”.

“A nivel sindical tuvo repercusiones porque posibilitó un cambio de conducción. Si bien la oposición históricamente estaba conformada desde el ’88, recién en 2003 pudo acceder a la conducción. Y surgió una nueva forma de desarrollar el sindicalismo en la docencia, se fue plasmando en estos años con posibilidad de asambleas para tomar decisiones y cuestionar prácticas de la conducción provincial”.

El licenciado en Historia analizó que el conflicto “fue una lucha de resistencia para defender el derecho a la educación, sin duda ha quedado en la memoria histórica de las luchas docentes por la educación pública y posibilitó un marco para pensar los vínculos: mostró como en una situación crítica se pudo lograr unidad con las familias y la clase trabajadora, y también permitió salir a los docentes de la identidad profesionalista, ya que un conjunto amplio empezó a pensarse como parte de la clase trabajadora”.

Finalmente, Canullo expresó que “se vivieron hechos en las escuelas que cambiaron la historia de la organización, la lucha por la educación pública y la disputa sindical docente. Fue el salto a recuperar el sindicato y la conducción, que en las elecciones de 2003 se dio esta oportunidad a partir de que la gente cuestionó métodos de conducción y experimentó otra forma de organizarse”.

“En agosto de 2021 lo vimos materializado en una experiencia más pequeña: hubo una lucha por sostener un quinto año de la Escuela Técnica Nº 2 en la ciudad de Bahía Blanca. La comunidad, acompañada por el sindicato, lograron que no cierren el curso. Esta es la semilla del 2001 y es el camino de lucha que debemos seguir y estamos orgulloses de lo que venimos construyendo”.

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