Adiós al juez desobediente
El ex camarista federal de Bahía Blanca, Luis Alberto Cotter, murió este martes a los 83 años. Fue uno de los pilares de la lucha contra la impunidad de los genocidas.
Junto a su par Ignacio Larraza y al fiscal Hugo Cañón promovió la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final del gobierno radical y los indultos de Menem.
Días después de la primera sentencia por crímenes de lesa humanidad en nuestra ciudad, dijo al recibir el Reconocimiento Ciudadano en el Concejo Deliberante: “Creo que no es Bahía Gris. Se conjugan una serie de colores como el negro, que sabemos dónde radica; el gris, en un sector de la sociedad bahiense que no participa de los acontecimientos pero que tal vez los sienta; y un plano donde es blanco e irradia el sol. Esto es difícil de entenderlo pero quien ha transitado por una serie de circunstancias lo puede afirmar”.
“Estoy conforme con que las cosas sigan y no desaparezcan, el juzgamiento de aquellos que cometieron las barbaridades más grandes que uno se pueda imaginar -dijo en su última charla con FM De la Calle-. Cuando comenzó la investigación era todo muy duro porque no solo había un sector militar todavía armado en su ideología de resistir a la democracia o por lo menos, limitarla para no ser juzgados. Eso costó mucho y aun ahora se está juzgando a aquellos que se descubren como partícipes de la dictadura. No olvidemos que está el sector que busca a los niños que fueron apropiados, que ahora son adultos, que fueron apropiados por la dictadura y repartidos como si fueran chocolatines entre ellos”.
Durante la entrevista realizada en noviembre pasado, recordó que “no fue fácil, fue muy intrincado el tejido que habían tendido para conseguir su impunidad, más la resistencia de algunos sectores civiles a que los juicios continuaran. (…) La discusión en la Cámara fue difícil pero se consiguió. El dr. Larraza y quien les habla formaron la mayoría y sacamos una resolución con la disidencia del dr. Emilio Planes, quien consideraba que era una amnistía lo que había dictado el Poder Ejecutivo”.
“Hubo gran revuelo, críticas de los sectores que pensaban que lo que se había hecho con la dictadura era una cosa justa, parece difícil entenderlo pero fue así. Se sacó la inconstitucionalidad de la Ley de Obediencia Debida y así se siguió adelante hasta que intervino la Corte, nuestro superior, retirándonos todas las actuaciones, como diciendo señores quédense tranquilos. Se dieron los Juicios por la Verdad y nadie podía decir que estábamos haciendo algo inconstitucional. Se investigó mucho y se descubrieron muchos mecanismos de cómo hacían desaparecer ciudadanos”, relató.
El dirigente de la Federación Judicial Argentina, Víctor Mendibil, lamentó la “pérdida irreparable” que significa su fallecimiento: “Fundador del gremio, solidario, comprometido con los más desprotegidos. Siempre junto a su hija y nieta platense y la familia bahiense. (…) Investigó y recorrió Neuquén, Mendoza, entre otras provincias tomando testimonios e interrogando a los genocidas a los que condenó en sentencias ejemplares. Con Antonio Cortina y Carlos Slepoy compartieron amistad, congresos y conferencias donde desarrollaron su inclaudicable compromiso con la Memoria, la Verdad y la Justicia. Prestigió la abogacía y la Magistratura. Hasta la Victoria Siempre”.
En uno de los homenajes que recibió Cotter en vida, el mencionado Cortina afirmó: “Opuso el antídoto a la obediencia debida que fue la desobediencia debida. La desobediencia debida a las decisiones políticas que se encadenaban para terminar con el enjuiciamiento de la verdad, para llegar al esclarecimiento total del genocidio que padeció nuestro pueblo”.
Slepoy supo decir que “hay ocasiones, en este caso un juez, que dicta una resolución de acuerdo con sus convicciones y seguramente no tiene conciencia de la trascendencia que eso va a tener para la evolución del derecho y para el impulso de las luchas por la memoria, la verdad, la justicia, la reparación. Seguramente no era consciente de que no solamente iba a permitir de que se aferraran otros a las resoluciones que había dictado sino que aparte se constituyera en un ejemplo internacional de cómo es posible derribar la impunidad”.
“La justicia necesita una reforma pero de fondo, no solo en cuanto a las leyes sino a la composición humana del Poder Judicial, en el Consejo de la Magistratura que es el órgano que selecciona a los jueces que van a ocupar un cargo vacante”, advirtió el juez a FM De la Calle.
Opinó que “este es un momento muy difícil, vivimos en un estado de inquietud permanente y con una visión del futuro bastante negativa. Pero yo pienso que de alguna manera vamos a seguir adelante con esta sociedad -democrática, por supuesto- porque soy un convencido de que hay múltiples elementos que hay que atacar, hablo de lo económico, de lo social, del hambre, de la desocupación, de la falta trabajo, etc. En la medida que eso no tenga respuesta del poder político o del Ejecutivo no va a haber una sociedad tranquila como tiene que ser y hay medios para hacerlo”.
En 2013, al ser reconocida su trayectoria en la Cámara de Diputados, reflexionó: “Me preguntaba si había cumplido con el deber que imponía el desempeño de la función judicial. Es claro que no se puede ser juez en casos propios, pero los reconocimientos que he recibido me han llevado tranquilidad de espíritu al sentir que he cumplido con mi deber, o como dice un amigo muy querido ‘Juez de mandato cumplido’”.